

Sabía que no solo es una de las más importantes mujeres del rock argentino, sino que además es la tataranieta de un Cacique Ranquel, ex pareja de un político argentino, cómplice musical de Charly y dueña de unas manos que le sacan besos a la guitarra. Traté de acercarme, pero el tumulto me impidió llegar antes de que se metiera al camarín. A pesar del traspié, no todo estaba perdido: Mañana temprano intentaría ubicarla en el hotel.
-Hola, sabes que soy periodista y me gustaría hablar contigo para hacer una nota- dije por teléfono desde el diario.
-Mira, pero yo no voy a hablar de lo que pasó con Charly– me dijo de inmediato con voz de sueño.
-No, es para hablar de ti, de tus discos, de tu vida. ¿Estabas durmiendo? – digo, porque se hace un silencio.
-Estoy un poco dormida, pero ya desperté. Bueno, vente como a la una y charlamos.