jueves, agosto 31, 2017

Un lugar llamado Charly García

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Los años de mi “sinfonía adolescente” estuvieron musicalizados -no exclusivamente pero casi- por Charly García. En séptimo grado escuchaba mucho un cassette TDK (que aún conservo) de “Grandes éxitos”. A modo de homenaje -algo literal- llevaba colgado en mi cuello un símbolo de paz que había conseguido en Parque Centenario. Mi hermana -gran influencia y educadora musical- me llevó a verlo. Era el año 1989 y él presentaba Cómo conseguir chicas. Desde la última fila de la platea del Gran Rex sentí algo que no había sentido nunca en mis doce años. Un flechazo musical, estético, una verdadera experiencia iniciática. También una certeza: no me quería ir nunca más de ahí. Desde ese día fui a todos los recitales que pude. Muchas veces con amigas y muchas otras veces sola -cosa que no me importaba- porque ahí me sentía por primera vez parte de algo. Era el único lugar del mundo adulto que me resultaba cómodo y feliz. Yo tenía amigos, salía, iba a fiestas, iba a las reuniones del centro de estudiantes de mi colegio, iba a las marchas y estaba todo bien, pero no había un lugar mejor para mí: ese lugar llamado Charly García.

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Con Juli nos hicimos amigas por él. Las dos íbamos a la misma escuela y al mismo año (segundo) pero no a la misma división. Cada una detectó fotos de Charly en la carpeta de la otra y no se necesitó mucho más para ser amigas. Esa admiración desquiciada nos unió. Lo escuchábamos mucho, todo el tiempo diría que lo estábamos escuchando, y si no, estábamos hablando sobre sus canciones, sus discos, las notas que le hacían en los diarios o sus apariciones en televisión. Era 1991 y acababa de salir Tango 4, disco que escuché en modo repeat durante meses -porque así se escuchaban los discos antes: todo el día hasta aprenderlos de memoria-.

Charly había salido de la clínica psiquiátrica de la Avenida Scalabrini Ortíz en la que había estado internado -cosa que por supuesto nos había mantenido en vilo-  y entonces hicimos un plan. El 23 de Octubre a las siete de la mañana nos encontramos en la esquina de Coronel Díaz y Santa Fé. Ese día era el cumpleaños número 40 de Charly y esa era la esquina de su casa. La noche anterior no pude dormir. Durante el viaje en subte en el horario inabitual de las 6:30 AM iba escuchando en mi walkman blanco marca “Aiwa” Filosofía barata y zapatos de goma. El plan consistía en escribirle con un aerosol blanco que yo llevaba en mi mochila y que había comprado un mes antes: “Charly feliz cumpleaños” y dibujar un corazón gigante sobre el asfalto de la Avenida Coronel Díaz. Las dos llegamos puntuales al encuentro pero ahí mismo nos dimos cuenta de nuestro gran error. El portero del edificio (¿cómo no pensamos en él?) ya estaba con la escoba y la manguera baldeando la vereda. Cruzamos la calle y nos sentamos en la esquina de enfrente a ver si en el departamento de Charly había luz o se veía algún movimiento. Pero nada. La luz estaba apagada y la ventana cerrada. Se iba haciendo de día y el portero seguía instalado en su puesto. Derrotadas decidimos abortar la misión. Además ya nos teníamos que ir al colegio. Nos sentamos en el último asiento del colectivo 111 y escuchamos a Charly -compartiendo el auricular de mi walkman- en completo silencio.

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El 31 de diciembre de ese año fui con unas amigas más grandes con las que a veces salía a la Disco Prix D’Ami. Bailamos un rato en la pista pero bajamos a tomar aire porque hacía mucho calor. En una de las mesas estaba Charly con un grupo de gente. Tenía puesta una camisa hawaiana. Me explotó el corazón. Estaba a dos metros de la persona que más admiraba en el mundo. Él estaba serio, tenía la mirada fija en la gente con la que estaba y tomaba un whisky en un vaso alto con hielo. Me acerqué sin pensarlo, le di un beso en la mejilla y le dije: “te quiero mucho”. La consistencia de su cara me pareció irreal y él ni se mosqueó. Nunca jamás reaccionó. Se mantuvo inmóvil, petrificado. Con el deber cumplido mis amigas y yo nos fuimos a tomar el colectivo para volver cada una a su casa. Yo no podía dejar de sonreír.

miércoles, agosto 16, 2017

Fito Páez prepara una película sobre Charly García

Esta semana, Fito Páez comenzó a concretar La música según García, un proyecto que atesora desde hace años: filmar charlas en las que Charly García habla de su obra. El rosarino, que en más de una ocasión se declaró discípulo del ex Serú Giran y fue músico de su banda, dio a conocer el inicio a través de sus redes sociales, acompañado de una foto de ambos. La película estará basada en el registro de sus encuentros, esporádicos debido a las agendas, pero es un proyecto que Páez -que ya cuenta con dos films de ficción en su haber- quiere concretar como gesto de amor, admiración y valoración de la obra de Charly, a la que considera “única y genial”.

El proyecto de Páez no es nuevo, hace por lo menos un lustro que lo tiene en mente y, de hecho, ya había hecho registros de ambos hablando sobre la obra de García. Sin embargo, el encuentro concretado esta semana fue tan provechoso que el autor de “Giros” lo consideró el verdadero comienzo del film. Se desconoce aún cuánto llevará terminarlo ni qué forma piensa darle, pero seguramente será diferente a una entrevista típica, ya que se trata de la conversación entre dos cantantes, compositores, pianistas y guitarristas con mucho en común.

domingo, agosto 13, 2017

Charly visitó su muestra

Andy Cherniavsky, Hilda Lizarazu, Charly García y Nora Lezano. El músico y sus ángeles
El viernes a la noche, la muestra fotográfica Los Ángeles de Charly(Palais de Glace), se permitió la excepción de admitir a un visitante a deshoras: el propio homenajeado, Charly García. Hacia las 20:15, en el auto de su amigo Fabián "Zorrito" Quintiero, y con su novia Mecha Iñigo. Allí lo esperaban las fotógrafas-anfitrionas Andy Cherniavsky, Nora Lezano e Hilda Lizarazu, esta última corista histórica del astro del rock argentino.

"¡Esto es un bálsamo para el ego!", se expidió Charly mientras, en silla de ruedas, recorría la exposición, en la que se dan lugar más de 240 imágenes correspondientes a sus más variadas etapas artísticas. Durante una hora, charló con sus fotógrafas favoritas y el curador de la muestra, Elio Kapszuk. Una vez en la sala roja, Charly se sentó sobre un parlante y organizó una improvisada sesión de fotos.

Los Ángeles de Charly forma parte de los festejos de los 50 años de rock argentino llevados adelante por el Ministerio de Cultura de la Nación. La exhibición se inauguró el viernes 14 de julio y cerró ayer, sábado 12 de agosto. Ahora se convertirá en una muestra itinerante que recorrerá distintos puntos del país. Su primer destino será Mendoza: a partir del 25 de agosto, Los Angeles de Charly podrá verse en Centro Cultural Le Parc.

miércoles, agosto 02, 2017

Charly vuelve a Fitz Roy


El miércoles 16 de Agosto de 2017 a las 19:00hs con entrada gratuita, tendrá lugar una experiencia única e irrepetible en el espacio artístico próximo a inaugurarse “El taller de Omar”, situado en la calle Fitz Roy 1245 de la Ciudad de Buenos Aires, lugar que supo ser durante más de una década el bunker creativo de Charly García.

Esa noche se proyectará allí por primera vez la película documental “Existir sin vos. Una noche con Charly García” (2016), filmada en esa misma casa en el año 1994 por el director Alejandro Chomski. En lo que será un hecho artístico sin precedentes, los testigos de este acontecimiento se convertirán en protagonistas al presenciar la proyección en el mismo espacio donde Charly, junto a su banda de aquella época, compuso una canción aparentemente perdida en el tiempo, inédita en su discografía, y que ahora resurge con la película.
Al finalizar la proyección el director y el productor del film dialogarán con los espectadores y se podrán recorrer los diferentes espacios por los cuales transitaron los mayores exponentes del rock nacional y que forman parte del actual “El taller de Omar”.
Los esperamos para revivir esa noche con Charly García en el espacio donde todo sucedió. Capacidad limitada. Entradas anticipadas: Lunes 14, Martes 15 y Miércoles 16 de Agosto de 15 a 19hs en Fitz Roy 1245.

"Charly había comprado una casona en Palermo, ubicada en Fitz Roy 1245, a media cuadra de la Avenida Córdoba, que perteneció a un conocido suyo llamado Basbus. Era una zona apacible y de fisonomía antigua. Mientras la acondicionaban como sala de ensayo Fito prestó la suya (…) Nos instalamos un par de semanas hasta ocupar al fin la vieja casona palermitana, que contaba con una piscina en el fondo y algunos anexos. Sus condiciones no eran demasiado optimas, las paredes tenían ladrillo a la vista y la ausencia de pintura era total (…) Pero la energía era encantadora así como nuestros recreos en el Bar Difei, sobre la esquina de la Avenida Córdoba. Charly mantenía un excelente humor y lográbamos muy buenos ensayos, a veces a pura charla y recuerdos”
"Qué es un Long Play". Fernando Samalea