miércoles, octubre 31, 2018

Crónica de una noche brillante

Charly García, en la presentación de la serie que se realizó ayer, martes, en el Hotel Faena. (Ph: Martin Bonetto)
Charly García muestra su naturaleza por National Geographic. A eso de las 20.30 de hoy, martes, reconoce su propia imagen congelada en las pantallas del Library Lounge del Faena Hotel y se siente temblar. Una hora antes, en este selecto salón de la planta baja en Martha Salotti 445 (Puerto Madero), inició la presentación del docu-reality sobre Charly para el ciclo Bios. Vidas que marcaron la tuya, que se estrenará el domingo 11 de noviembre a las 22 por National Geographic.

¿Qué ve Charly cuando se ve en las imágenes exclusivas para este documental, producido por Underground? ¿Qué siente al piano de cola, entre el público selecto -y algunos amigos- entre las luces sobre las pesadas cortinas rojas del Faena Hotel? La respuesta será siempre la música, tras haberse visto a sí mismo: Dinosaurios, Demoliendo hoteles, Promesas sobre el bidet, Fanky y Rezo por vos.

Habrá juegos al piano, improvisaciones, leves acoples y aplausos. Y hubo coros unánimes, a las 19.30, cuando Charly aún no había aparecido al piano pero su rostro flotaba en las pantallas de National Geographic. ¿Cómo será este docu-reality de dos horas que se verá el 11 (y se replicará por la App de NatGeo)? La compositora, acordeonista y cantante mexicana Julieta Venegas será “la exploradora”, como la llaman en NatGeo, en el episodio García de Bios. Vidas que marcaron la tuya, el primero de este tipo en la señal. Luego llegarán el del también mexicano Alex Lora, y, el 25, el de Gustavo Cerati.

“Soy una fan total Charly y es indispensable para mí. Verlo en la pantalla y en la vida real siempre me emociona”, le cuenta Venegas a Clarín. “Nuestro encuentro fue muy fluido. Como soy fan de él, hubo cosas que intuía y que aparecieron naturalmente en nuestro diálogo en cámara”, desliza. Charly hablará en primera persona, pero también puede ser considerado un co-productor: junto a su familia ayudó a ordenar el material de archivo, inédito o no, “y ofreció revelaciones sobre su vida y su obra”.

Lo dice Sebastián Ortega, el Director de Underground Producciones. Aquí en el Faena hay un clan de Ortegas: Palito (el amigo rescatador de García), Rosario (la corista en vivo y en estudio). Y apenas comenzó la presentación del programa entraron al salón Hilda Lizarazu, Billy Bond, el baterista Willy Iturri, y hasta Claudio Paul Caniggia, que miró desde un costado. ¿Será fan de García, él, también?

lunes, octubre 01, 2018

Veinte años de 'El Aguante': Viaje al comienzo de la noche

Odisea en el tiempo. La grabación de 'El aguante' insumió decenas de horas de estudio, durante las cuales Charly grababa permanentemente. Foto: Andy Cherniavsky.
A finales de 1998, Charly García publicaba una obra que sintetizó su inmersión en el caos y le dio mayor consistencia a la dialéctica de Say No More. Crónica de una gesta con lucidez, improvisación y engaños bienintencionados.


“Hay una frase que es muy argentina y que para mí es lo menos, esa de que hay que dar examen todos los días –les decía Charly García a dos cronistas televisivos a fines de 1996–. No solo es absurdo, es fascista. Uno no tiene que dar examen todos los días, pero es un poco así. Están esperando cada cosa que hacés para ver cuándo te equivocás”.

Si contamos los trabajos en colaboración con Pedro Aznar, el regreso de Serú Girán, la banda sonora de Funes, un gran amor y Hello!, el concierto para el ciclo MTV Unplugged, García llevaba diez discos publicados en los primeros seis años de la década del 90. Así que no faltaron oportunidades a sus cuestionadores. De la secuela con Aznar se dijo que era en gran parte “descartable”; de la reaparición de Serú que era “insostenible” y de La hija de la lágrima que era una “confusa pretensión”.

Pero el opus dramático de La hija… había iniciado una transformación inadvertida para los que esperaban otro Filosofía barata y zapatos de goma (1990). Era el principio de la deconstrucción del hymn maker y el inicio de una búsqueda del riesgo que llevaría a Charly a las puertas del abismo emocional y artístico a fines de la década siguiente. Fue la apertura de lo que podríamos llamar –a tono con la esencia sacrílega de Say No More– la era jazzera de Charly: el momento en que la composición se trasladó a la improvisación, lo conciso a lo difuso y lo perenne a lo efímero. Un detalle lo confirma: la imagen de Miles Davis, maestro de la grabación sin red, en la casa-estudio de la calle Fitz Roy, visible en el documental Existir sin vos, de Alejandro Chomski. No es casual que justo entonces Charly se inclinara por la espontaneidad y el cut & paste para amalgamar obras donde los hits eran la anomalía.

1996 es también el año del revolucionario Say No More, el álbum más solista de García desde Yendo de la cama al living; un soliloquio de grabaciones de baja fidelidad, sampleos, conversaciones telefónicas y elementos dispersos que desorientó al público y la crítica. El disco inauguró una conducta artística cuyos principios fueron producción permanente, grabación constante, y que radicalizaba aquella máxima que Charly acunó con el ingeniero Mario Breuer: “El demo es el disco, el disco es el demo”.

Entre quienes vieron virtud en el nuevo García estaba Mario Serra. “Say No More me parecía fantástico, porque había empezado a cambiar todo”, dice hoy ante Billboard. El exbaterista de Virus se transformó en la primera incorporación de la nueva banda de García, que se completaría con los hermanos Érica y Ulises Di Salvo en violín y chelo, la saxofonista Mariela Chintalo, el bajista y tecladista Diego Dubarry, el percusionista Gabriel Said y la mano derecha musical del líder, la guitarrista María Gabriela Epumer.

Ahora es enero de 1997. Mercedes Sosa invita a Charly al Festival de Folklore de Cosquín, lo que significaría la primera aparición de un artista de rock en la Plaza Próspero Molina. La propuesta despertó un debate nacional. ¿Respetaría García la noble tradición o llevaría al público folklorista al espanto mediante alguno de sus desplantes? Un día antes del recital, Charly estaba en Buenos Aires y nadie sabía si subiría a escena. “Al cierre de esta edición, muchos jóvenes llenaban el lugar mientras se esperaba que en cualquier momento comenzara el discutido show”, escribió el cronista de La Nación el 27 de enero. Promediando su set, Sosa se dispuso a cantar “Rezo por vos”. Durante el estribillo, vestido con jeans, una remera con la inscripción “Say No More” y un saco floreado, apareció García. Se sentó al piano e interpretó “Inconsciente colectivo”, “De mí” y el Himno Nacional Argentino. A pesar de las expectativas, Charly no se equivocó ni desató su furia por unos problemas técnicos que se parecieron bastante a un sabotaje. Al día siguiente, el mismo diario decía que Sosa y García “cerraron la discusión” en una “noche memorable”. Más tarde ese año, Charly y Mercedes grabarán Alta fidelidad.