Tres horas de conversación con Pichón Dal Pont, uno de los ingenieros argentinos de mayor reconocimiento internacional: tres Grammy es la prueba irrefutable de su inmensa reputación. Una extensa charla entre dos profesionales del audio con alta sensibilidad musical. Entre otras cosas, en este imperdible reportaje Pichón Dal Pont recuerda sus comienzos, su legendario estudio móvil, su actualidad al lado de Charly García y explica por qué la mesa Venue y el Pro Toos HD fueron elementos claves para que volviera a operar sonido en vivo luego de un largo y voluntario retiro de los escenarios.
¿Cómo comenzaste en el mundo de la música y el sonido?
En el colegio tocaba guitarra. Un día compré una eléctrica y como estudiaba industrial, desarmé el tocadiscos y enchufé la guitarra donde estaba la púa y cuando vi que andaba pensé que había descubierto la pólvora. Entonces pensé: “en el otro canal de la púa va el micrófono”. Desarmé todos los cables... y nos quedamos sin tocadiscos. Así fue como empecé a tocar y a cantar. Como la voz sonaba muy seca compré una cámara de eco, a cinta, industria argentina. No sabés cómo patinaba. La voz sonaba como un gato... miuauuu... Pero logré que sonara bien en tiempos cortos. Y así fue cómo me fui metiendo de a poco.
Claro, no había escuelas en esa época. Totalmente autodidacta.
No había nadie que te enseñara. La ventaja es que cuando hacés algo solo no te lo olvidás más. Lo mejor es tener un aparatito propio, una placa, una interfaz y rodearse de amigos que les guste la música... y grabar. Eso enseña. Es un viaje de ida, no hay retorno.
Me comentaste alguna vez acerca de tus comienzos con Sandra Mihanovich. Los shows en el pub Satchmo, en los ‘80. ¿Cómo fue que te relacionaste con ella?
Ella fue la que me marcó. Sigue siendo la amiga de toda la vida y la que me dio la posibilidad de esta profesión. Fue muy importante para mí. Un día un amigo me dijo que fuéramos a Satchmo porque cantaba Sandra. Fecha: alrededor del Mundial ‘78.
¿Qué hacías en esa época?
En esa época yo arreglaba ascensores de alta velocidad. Catalina Norte, Sheraton y alrededores, todos ascensores automatizados. Yo hacía el service. Después iba a la facultad. Estudiaba Ingeniería Aeronáutica y Espacial, en Haedo. En 4o año empecé a estudiar Ingeniería de Vuelo. El Ingeniero de Vuelo es el tercer tripulante de la cabina del avión. Cuando los aviones tienen más de dos motores, tienen Ingeniero de Vuelo. Por eso los aviones empezaron a diseñarse con dos motores, evitan el Ingeniero de Vuelo y economizan combustible.
Y fuiste a Satchmo a ver a Sandra...
Ella cantaba 6 ó 7 canciones y hacía un intervalo. Voy a la barra, me encuentro con los ojos verdes hermosos de Sandra, y le digo “Permiso, ¿te puedo decir algo?” “Sí” “Tenés mucha cámara de eco”. Imaginate. La cara de sorpresa. Ella manejaba desde el escenario su sonido. Y ella me dice: “Ahora vuelvo a cantar, ¿me podés orientar?”. Le respondí que sí y delante de la gente: “¿A ver ahí? No, sacale más cámara...” Luego me acerqué y le pedí que le pusiera un poquito más de agudos a su voz.
¿Tenía su consolita para mezclar en el escenario?
Claro, tenía la consola, un pianista, que después fue Lerner, pero en ese momento no me acuerdo, creo que era su hermano. Cantaba en inglés. Y me acuerdo que estaba toda su familia, tomando champagne, y le dijeron que la segunda parte había sonado increíble y que la primera parte no. Y entonces cuando me estaba yendo ella me corrió a la escalera y me dijo: “Perdoname, ¿podés venir el jueves que viene? Yo pruebo sonido a las 10. Si podés vení”. Al final, ese jueves, me picó tanto que fuí...
Así es como empezó tu carrera: entre la Ingeniería de Vuelo, la cámara de eco y Sandra Mihanovich.
Sí, así fue. La tercera vez que fui a Satchmo, Sandra me dijo “La consola de sonido la vamos a poner acá (en el lugar del PA) y la manejás vos”.
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martes, febrero 18, 2014
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