“Siento desconsuelo. O sea, cuando me enteré estuve llorando casi todo el día. Al principio no sabía por qué estaba llorando, y después a medida que estaba dando cuenta de lo que había pasado… John Lennon para mí fue como un padre musical, un padre espiritual alguien que me indujo a hacer música, que me mostró un camino, alguien que reconocía sus errores, alguien que tenía la cabeza más adelantada que la gente de su época. Él fue lo más grande que hubo en música desde hace mucho tiempo”. Con estas palabras, Charly García manifestó a la TV pública de Argentina su impresión cuando se enteró del asesinato del Beatle a manos de Mark David Chapman, en 1980.
Para el creador de “Nos siguen pegando abajo”, no se trataba de cualquier muerte. Según detalla Sergio Marchi en su biografía No digas nada: Una vida de Charly García (1997, Debolsillo), el de Liverpool era su ídolo. Más aún, el descubrimiento de su banda madre, The Beatles, en 1964, marcó la vida del joven estudiante de piano Carlos García; lo sacó del camino de los serios salones del Conservatorio, para explorar la música popular, de la que no se separó nunca más.
“Lo primero que escuché de ellos fue ‘There’s a Place’ [tema incluido en el álbum debut Please, Please, Me]”, detalla el músico en el texto mencionado. “Me volví loco: pensaba que era música marciana. Música clásica de Marte (…) Me dí cuenta de lo que pasaba con las cuartas -un intervalo de cuatro notas- y un par de cosas interesantes mas. Y ahí, ¡kabooom!, acabó mi carrera de músico clásico (…) Yo tocaba música clásica todo el día, y la música popular me daba asco, no entendía nada “, agrega.
A un nivel más profundo, lo que sucedió es que los Beatles le dieron a García la respuesta para una inquietud muy personal. En sus años de joven prodigio del piano, el trasandino tenía aspiraciones como compositor, pero debió guardárselas a sugerencia de su profesora.
“Comencé a componer cuando cumplí nueve años (…) más tarde quise hacerlo en serio, pero mi maestra, que era una divina aunque muy aferrada al catolicismo y a la música clásica, me hizo sentir que no había lugar para mí en eso (lo clásico). Que podía, sí, ser un buen concertista, pero no un creador. Y es ahí cuando llegan los Beatles”, detalla el ex Seru Girán en el volumen citado.
Al conocer al cuarteto, él entendió que sí, podía ser un creador. “Enseguida comprendí el mensaje: ‘tocamos nuestros instrumentos hacemos nuestras canciones y somos jóvenes’. Para mi época y mi formación, eso era muy raro”, se explaya en la biografía.
“Los escuchaba donde podía, porque para mí era como imposible tener un disco de los Beatles”, contó años más tarde a Rolling Stone. “Escuchaba sólo lo que había en casa, discos de 78 y long plays, que hacía muy poco que habían aparecido. Y el primer simple que me compré no fue un simple sino un doble. Tenía ‘Twist y gritos’, ‘There’s a Place’ y dos más. Fui a la disquería y dije: ‘Déme un disco de los Beatles’, y me dieron ése. Cualquiera que me hubieran dado lo hubiera comprado”, detalló.
Consultado por los periodistas de la dicha revista si en la época quiso imitar el clásico look de los ingleses -los boots, el corte de pelo, etc-, el ex Sui Generis, afirmó: “Sí, y me costaba un huevo porque las botas eran dificilísimas de conseguir. Vi unas en el Once que eran como tres números más chicas y me las compré igual, y sufrí como una madre”.