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Ph: Infobae |
20,30 hs. decía la entrada en letras negras y fondo amarillo. Mi ansiedad pudo más, treinta minutos antes de lo pactado ya estaba sentado en mi butaca. Con el programa en la mano, donde “Charly García Lange” presenta La Torre de Tesla, o: Como Deje De Preocuparme Por El Gobierno y Ame La Torre. Un claro guiño al afiche de la película “Dr. Strangelove” de Stanley Kubrick.
A los pocos minutos la primera ovación. La gente se para, comienza a aplaudir y un tímido David Lebon saluda al casi repleto teatro. Le cuesta llegar a su asiento, la cantidad de fotos de los fans y el “David, David”, que rebota por las paredes.
Se acerca el comienzo y un segundo estruendo, ésta vez para uno de los fundadores de Divididos, el gran Ricardo Mollo. Claramente, nadie se quiere perder la fiesta, mucho rostro famoso. Pero sobre todo, los fieles, esos que van siempre. Los aliados, le dicen algunos, la banda de Say No More o El aguante, como usted guste. Como Walter Congil, Omar González o Freddy Berro, por nombrar sólo a tres.
Faltan diez minutos para las 21,00 horas, las luces se apagan y se escucha la voz del Maestro dicendo: “telón”, junto con los primeros acordes de “No soy un extraño”.
Es el momento clave, no puedo dejar de emocionarme, se me nubla la vista, ahí está él, vestido de negro, impecable con un sombrero que le da un toque de distinción. Nuevamente, en el maravilloso Gran Rex, donde tantas veces nos hizo feliz. Se me vino a la mente la presentación de “Parte de la religión” en 1987, en el mismo Teatro. Más de 30 años y cientos de shows después la magia sigue intacta.
Disculpen. Volvemos al show, sigue con “Instituciones”. Luego “Cerca de la revolución” y ya nadie está sentado.
Lúcido, ácido, atento, contento, dispuesto a mandar mensajes a propios y a extraños, como ayer, como hoy, como siempre.
Juego de luces y Charly larga: “decían que estaba acabado y que no podía componer más…”, pausa y hace sonar a “La máquina de ser feliz”. Y lo logra. Esas 3.200 almas presentes son felices.
Sigue con “King Kong” y luego “Lluvia” de su último disco, Random. Y allí me doy cuenta, que este “extraterrestre musical, nos está revolcando por distintas décadas. Del 70 nos lleva al 90, de allí al 2010, luego a los 80, para traernos de un sopapo a hoy. Que decirles que ya no sepan? queridos lectores, pero la vigencia, la narración de cada una de las épocas vividas, es una de las tantas virtudes de éste señor. Siempre tiene algo para decir, para contar, para describir. Para musicalizarnos la película de nuestras vidas.
Por eso en la próxima entrega de los Premios Gardel tiene 7 nominaciones, ahora, en este 2018. Hola! Capif? Graben en el de oro el nombre de Charly García. No perdamos tiempo. Ups, me sale el fan.
Sigue la catarata de hits con “Rezo por vos”, en coautoría con Luis Alberto Spinetta. Es el momento que no hace falta que nadie arriba del escenario la cante, estamos todos abajo haciéndolo.
Allí están, los infaltables chilenos (Toño Silva, Kiuge Hayashida y Carlos González) junto a Rosario Ortega, los cuatro con guardapolvos blancos. A la derecha en teclados, con impecable saco, también de color blanco el Zorrito Quintiero, el que tiene la discografía del Maestro grabada a fuego en su cerebro y nunca dejará un bache o un acorde sin sonar. A la derecha, nuestro Chopin contemporáneo, en un sillón de cuero negro. En el medio del escenario, la Torre de Tesla, atrás en pantalla dividida, se proyectan imágenes durante todo el recital. Es aquí que quiero mencionarles que deberíamos hacer una crónica exclusiva de la parte visual. Cada una de las imágenes, fragmentos de péliculas, fotos, etc. están pensadas cuidadosamente. Nada está librado al azar. Y viendo cada una de ellas, sabemos quién las eligió. El cinéfilo, el dibujante, el pintor, Carlos Alberto García Lange.
Espero que algún colega amigo se ocupe de contar sobre ello.
La música no para, le acercan una guitarra, corre el teclado y “Fax U” es lo que sigue. Después viene “Otro” y “Reloj de plastilina”. Lástima nacer y no salir con vida”, una de las mejor frases del “Quía”.
Rosario se saca el guardapolvo y aparece con un sexy vestido, a lo cual Charly grita: “rompan todo”. Nos cuenta que la siguiente canción se la hizo a su vecina (N. de la R.: cuando vivía en la calle Ugarteche). Y comienza con “Rivalidad”.
Termina y mira al público comentando con voz socarrona: “con ésta canción, empezó mi decadencia”. Y las carcajadas inevitables junto a los primeros acordes de “Yendo de la cama al living”. Tira el sombrero, la gente corea “Charly, Charly,!!! El nos hace el acompañamiento con el teclado. La comunión ya estaba dada.
Cuenta que: “este es mi primer éxito en Estados Unidos y suena “In the City that never sleeps”, con nuevos arreglos, modernos, contundentes.
Un fuerte grito sale de la platea:
“Vamos Charly !!!”
“A dónde?” pregunta el bigote bicolor.
Es el turno de “Asesíname”y el clásico final beatle , “one, two, three, four, five, six, seven, all good children go to heaven. Love, love, love, John Lennon”.
Como no iban a estar los cuatro de Liverpool? Si fueron quien despertaron a ese niño prodigio de sólo 13 años, que ya era Profesor de Piano”.