lunes, noviembre 30, 2009

Charly García y Luis Alberto Spinetta, juntos

Del encierro al rock de estadios. Ambos protagonizaron reencuentros en escala masiva con su repertorio musical y, en esta reunión cumbre cargada de afecto, resumen el año del rock argentino.

"¿Te gustó así?", pregunta Spinetta pasándose las manos por la remera de Conduciendo a Conciencia. García está grandote, sedado y completamente de negro. "Que sea por una causa noble", lo estimula Luis. "Una causa que no sea solamente la Rolling Stone." Y Charly, que camina por el estudio fumando rubios, con semblante bonachón y tempo cansino, como arrancado mimosamente de una hibernación, lo envuelve en un abrazo de camarada. "Maestro", susurra Luis.

No es el primer abrazo del año entre estas dos leyendas activas del rock nacional. Hubo, al menos, un par antes. El primero, privado, fue en los estudios MCL de Villa Ortúzar, donde García se reencontró con su oficio después de meses de rehabilitación. Una rehabilitación que tiene que haber sido dura, que debe seguir siendo dura; a Charly se lo ve transformado, y esa serenidad farmacológica, esa sumisión a las circunstancias es resultado de un programa médico radical. Spinetta es el que habla, el que regula el clima de la sesión de fotos dirigida por Eduardo "Dylan" Martí, viejo amigo del Flaco, lente y retina de la cultura rockera de Buenos Aires, jugador y retratista de una generación de hippies que se dispersó entre caídos, conversos, sobrevivientes y pertinaces. "Me dijeron que en la Rolling Stone de Estados Unidos salieron Bono, Springsteen y no sé quién más por el aniversario del Hall of Fame", comenta Spinetta. "Y mirá estas dos estrellas, eh", dice señalándose a él y a García. "¡La realidad nacional!"

La realidad del rock, diríamos. Caballeros entrados en años, orgullosos de sus arrugas y de sus heridas de combate, compositores que se reencuentran con su repertorio y que entran sin complejos, definitivamente por la puerta grande de la música popular y de una tierra apátrida como es el rock & roll. Todo lo que se diga está de más. El momento de estos dos habla por sí solo. Spinetta, a punto de cumplir 60 y en uno de sus mejores estados como solista, cruza los cables del pasado y nos hunde en la lava eléctrica de todos sus grupos. Y ya nos lo enseñó McFly: los viajes en el tiempo pueden alterar el curso de la historia.

Hace un par de meses, García festejó sus 58 en vivo en la cancha de Vélez, bajo la lluvia, cantando las mejores canciones de su cosecha solista -y concretando el segundo abrazo, esta vez público, con Spinetta- después de una temporada en alguna filial blanda del infierno, ticket de regreso incluido. Charly había quedado solo, roto y adicto a casi todo. A veces cuesta verlo así, en ese limbo suave, pero sigue siendo -ahora desde el reverso de la edad asumida, y de la paz firmada a la fuerza- el soldado que se cuenta las cicatrices en público. Aún sorprende que ese hombre que alguna vez fue tornado hoy pida permiso para fumar durante la sesión y descansar entre foto y foto.

Dylan pone una guitarra Hagstrom -diseño sueco, fabricación china- a disposición de los modelos, y Emma Horvilleur -hijo de Dylan- llega para bajar un órgano que despierta comentarios del tipo "Mirá a lo que terminamos volviendo: ¡al Farfisa!". En los centímetros de aire que hay entre ellos dos se condensa algo que puede ser química, mitología o simplemente calor humano. La sonrisa y la complicidad de dos creadores que libran batallas distintas, que se admiran entre sí, que fueron pioneros de algo grande y que tuvieron la ambición personal de mantenerse en el centro del rodeo. Y el fuego sagrado necesario para sostener esa ambición con arte.

Mirá a Charly García y Luis Alberto Spinetta cantando "Rezo por vos"





Por Pablo Plotkin

Fuente: Rolling Stone

domingo, noviembre 29, 2009

Charly García en los premios Clarín de Espectáculos: "Personalidad del año"

Mañana, a las 21.30, en una ceremonia transmitida por El Trece desde el Luna Park, se conocerán los ganadores en Televisión, Cine, Música, Teatro, Radio y Danza. Y la Figura del Año.

Un jurado compuesto por más de mil miembros -entre figuras del espectáculo que componen el Jurado de Honor, periodistas invitados de otros medios y periodistas de Clarín- ya eligió a los triunfadores y votó además por la Figura del Año. La presidenta y el vicepresidente del Jurado (respectivamente, Silvia Fesquet, Prosecretaria General de Redacción de Clarín, y Walter Domínguez, Editor Jefe de Clarín Espectáculos) sólo votan la Figura del Año. Con el resguardo de los votos a cargo de la escribanía Ceriani Cernadas, Leyría y Novaro, los resultados se conocerán en la gala de mañana, en el Luna Park.

El Premio Clarín Espectáculos es el premio argentino con mayor cantidad de jurados, lo cual asegura pluralidad y transparencia con el aporte de las figuras de todas las disciplinas que se premian. Las que siguen son las ternas, para que los lectores también vayan haciendo su elección.

Fuente: Propia

Parte de la religión

Soy parte de esa religión. Esa que atraviesa varias generaciones. Que une países, más allá y más acá de la Cruz del Sur. Buscando un símbolo de paz. O el amor que nos salva y nos sirve. Somos locos que no hemos querido volvernos tan locos. En medio de los hambrientos, los que se fueron, los que están en prisión. La religión de Charly García nos creó un personaje, un delirio escénico, un síntoma corpóreo, una narrativa chispeante de poesía y, sobre todo, una música potente, impredecible, extática.

Éxtasis: estado de plenitud máxima asociado a una lucidez intensa que dura unos momentos. La lucidez que Charly nos entregó a borbotones, a pesar de los escándalos, la megalomanía, el esperpento y la enfermedad, ha durado varias décadas. Argentina le debe la puesta en escena de su historia social y psicológica. Nada menos. La mirada universal y sincrética de un país de inmigrantes; la intensidad emocional, desde la entrega apasionada hasta la neurosis y el delirio; la predilección por lo inédito, lo estrambótico; la obsesión por lo divino (Charly y Maradona son dioses; las minas guapísimas, también); el estigma, al mismo tiempo que la altivez, de vivir al Sur; esos síntomas nacionales de un país acostumbrado a endiosar y destrozar a sus ídolos hasta el límite, los encarna y compone Charly.

Pero también lo reclama como suyo América Latina, que es una, cada vez menos ancha y menos ajena. La herencia de Charly: cruce de caminos entre intelecto y sensualidad; frenesí del rock y sutileza de la lírica; individualismo anárquico y crónica social. Sus canciones: eslóganes existenciales, parte del inconsciente colectivo de públicos de varias edades. Sus denuncias: metáforas de los crímenes pequeños y los crímenes sin nombre. Ni la dictadura militar argentina logró estamparle su mordaza. Los asesinos no entendieron la alegoría: Alicia ya no vivía en el país de las maravillas, sino en la tierra del horror.

Y está su música. Su inusual, exquisita, insólita capacidad de “afinar” el mundo. Nadie como él para enamorar las cuerdas de un piano susurrante, transparente, delicado, que pronto se tensa en arrebato, vértigo, alarido. Para pasar del folk rock acústico al rock sinfónico experimental; del rítmico funk o el clásico rock’nroll, a la armonía disfuncional o al collage de sonidos superpuestos. Piedra de toque del rock argentino y latinoamericano. “El John Lennon del subdesarrollo”, como él mismo se calificó, desde su antigua y ácida ironía.

Luego de 8 meses de psiquiátrico, ha vuelto. Y en su gira por varios países aterrizó también en Ecuador. Ya no explota en palabras incendiarias o actos delictivos. El que se tiró a la pileta huyendo del miedo y la muerte, tuvo que ser domesticado. Le trataron su “síndrome de excitación psicomotriz”, la artrosis de las manos, la seborrea del pelo, la deformación de los dientes. Ahora luce cachetes y barriga de señor cuerdo. Se ha salvado y nos mira con insólita valentía, a pesar de que los estadios acá no se llenaron. Y qué. Fuimos los que somos. Una vez más, nos reveló quién es el que enciende y el que apaga la luz. Ya sabíamos, además, que a veces hay que sentir y no decir. Say no more.

Por Jeannine Zambrano

Fuente: El Telégrafo(Ecuador)

Charly en DIVA

No es un rumor, aquí la evidencia de que Charly García estuvo en el bar Diva Nicotina tocando el piano para algunos pocos sorprendidos que llenaron el lugar. Este señor me ha cerrado la boca. Atrás ha quedado esa imagen que tenía de él, de aquella vez en la que ofreció presentarse en Quito a un concierto al cual asistí y que una vez subido en el escenario después de una larga espera le dio un ataque de histeria, tiró sillas al público y no sólo que no tocó sino que terminó preso. Muchos ecuatorianos aún recordamos ese desplante, de lo cual ya se había hablado mucho por estos días. En la hora esperada, asistieron menos menos de dos mil personas al concierto que brindó el jueves en mi ciudad.

Aquí en este video se puede apreciar la renovada sencillez del hombre, que hasta pide disculpas por tocar el piano dando la espalda al público; que a pesar de la poca convocatoria que tuvo su recital agradece a los pocos fans que asistieron, tocando gratis en este after-party.

En lo personal, la música de Charly representa una época a la cual no pertenezco. Cuando se me despertó la curiosidad por conocer su obra pasó este incidente de Quito, y enterré cualquier interés en él. Ahora que se ha reivindicado... quien sabe eh.



Fuente: Guayaquil city va reventar...

sábado, noviembre 28, 2009

Charly García terminó la noche de música en el bar Diva Nicotina

A las 19:00, el estadio Alberto Spencer lucía semivacío (tiene capacidad para 45.000 personas). Los fanáticos de Charly García, que ya habían llegado temprano al lugar, temieron que el artista no se presente.

Los rumores crecían, pero unos minutos antes de las 21:00, las luces se apagaron. Y unas 2.500 personas vieron a Charly salir del escenario, contento y dispuesto a brindar el show.

Empezó, sentado frente al piano de cola, con “Me siento solo, lindo, joven,/ Viejo, triste, loco, nuevo, viejo y usado” (de El amor espera), pero el rockero no lució triste, sino que fue una mezcla de emoción y energía contagiantes, que hizo que el público cante a todo pulmón las canciones que interpretó.

Y aunque Charly no tiene en su voz la nitidez de hace quince años y en su cuerpo la fuerza de la juventud, sus manos aún están intactas, y su interpretación en el piano fue impecable. Luego de la primera canción se paró en la mitad del escenario. Vino Rap del exilio, tema que acompañó con baile y muecas.

Y luego de la esperada pregunta: “¿Quieren rock?”, al cual el público le respondió sí al unísono, Charly dijo: “Les voy a tocar un rock”, y empezó Cerca de la revolución, acompañado de Hilda Lizarazu en los coros, el Zorrito Quintero en los teclados, Carlos García López en la guitarra.

“¿Es la primera vez aquí, no?”, preguntó García, recordando que estuvo en otro lugar del país donde lo llevaron preso. Rió y sonó Hija de la lágrima, una de las canciones más coreadas de la noche. El artista siguió interactuando con la gente, y vinieron temas como Fanky, Demoliendo hoteles, Promesas sobre el bidé y la suave Adela en el carrousel, con la que los presentes tuvieron oportunidad de descansar de los saltos y gritos.

“¿Cómo la pasa Ecuador?, cómo la pasa Guayaquil?...les gusta que les diga Guayaquil, no?, dijo Charly, una frase que levantó del descanso a los fanáticos. El argentino cantó Rezo por vos, mientras jugó con el público, juntando las manos y emulando que rezaba.

En medio de los solos de los músicos que lo acompañaban, interpretó Canción de dos por tres, y Nos siguen pegando abajo. Un fan argentino llamado Carlos, que no había visto nunca a Charly en vivo, dijo que le alegraba enormemente que el artista esté recuperado de su adicción a las drogas, de que pueda brindar un concierto de alta calidad y seguir asombrando con su música, y exclamó que “los que se equivocaron son los que no vinieron a verlo”, y finalizó opinando que “Guayaquil se jacta de ser la capital de la salsa y el merengue, pero creo que la gente debería ir más allá de eso, porque hay más cosas buenas para escuchar”.

Aquí no hubo salsa ni merengue. Hubo rock, camisetas negras, y hombres y mujeres delirando con la música de García, que cuando el argentino amagó con irse por primera vez, no hicieron más que llamarlo con un “olé, olé, olé, olé, Charly, Charly”, hasta que regresó.

No me dejan salir, Buscando un símbolo de paz, Llorando en el espejo, Me siento mucho mejor, Raros peinados nuevos e Influencia fueron los temas siguientes. El argentino se fue una vez más y volvió con su último hit. “Ché, si en verdad me tomás en serio, deberías saber por qué”, que ya anunciaba el pronto final del espectáculo.

Una vez más abandonó el escenario, pero la gente no se movió del sitio, siguió cantando y gritando hasta obtener recompensa. Rock and roll y yo, fue el tema con el que Charly cerró un show inolvidable, donde estuvieron los que realmente aman el rock.

Eran las 23:00, aproximadamente, y Guayaquil tendría más sorpresas. Por llamadas y mensajes de celular, la gente se enteró de que Charly iría a Diva Nicotina, el bar del escalón 10 del cerro Santa Ana. Afuera del sitio la gente insistía en entrar, pero solo unas 150 personas fueron las que pudieron disfrutar del minishow que incluyó seis temas, entre los que estuvieron Seminare, Ruta 66, Black Sugar, de los Rolling Stones.


Charly García terminó la noche de música en el bar Diva Nicotina

Mientras tanto, Charly escuchaba la música en el altillo del lugar, hasta que decidió bajar y regalarle la última canción a Guayaquil, Confesiones de invierno. “Y aunque a veces me acuerdo de ella/ dibujé su cara en la pared./ Solamente muero los domingos./ Y los lunes ya me siento bien. Fue lo último que dijo, y se fue, dejando a la gente más que feliz en el bar.

Fuente: El Universo (Ecuador)

Un show para los verdaderos fans de Charly

No eran muchos, pero los que acudieron al estadio Alberto Spencer eran los necesarios. Los que Charly García necesitaba ver. Los verdaderos ‘aliados’, como el músico argentino los reconoce. Su ejército Say no more.

Y Charly dijo: "¿Quieren rock?" La respuesta fue un "sí", más que obvio. Charly sabía a la perfección lo que debía hacer (lo sabe desde hace 37 años en que apareció con Nito Mestre en Sui Géneris en el festival BA Rock).

Con aquel colectivo "sí", los guitarristas Kiushe Hayashida y el ‘Negro’ García López soltaron los primeros acordes de Cerca de la revolución. Era rock puro, respaldado por la potente batería que tocaba el chileno Toño Silva, el teclado del Zorrito (Fabián Quintiero), quien lucía muy semejante a Jack Sparrow (el personaje que interpreta Johnny Depp en Piratas del Caribe) y la dulce voz de la siempre inquieta Hilda Lizarazu.

Eran las nueve de la noche. El amor espera, Rap del exilio y No soy un extraño abrieron el espectáculo de Charly, quien optó por un vestuario casual con jeans, zapatos de suela, camisa negra por fuera y saco oscuro.

A esa hora dejó el piano de cola. Se levantó y se dirigió a sus ‘aliados’.

Volvía a su asiento. Dejaba que el público coreara sus canciones. Movía sus largos brazos y dirigía a su banda. Llevaba el ritmo, los compases. Tenía el control, mientras un telón gigante y al fondo exhibía escenas como sobrevuelos, carruseles (para la canción Adela en el carrusel), edifios derrumbándose (en Demoliendo hoteles), cielos y nubes (Rezo por vos), según lo que cantaba Charly.

De vuelta al piano, soltó una pizca de su irreverencia, pero esta vez con buen humor. Pateó una botella que algún desubicado (nunca falta uno) le lanzó.

Se mofaba de sí mismo. "Es la primera vez en Guayaquil. La última vez fue en otro lado y me llevaron preso. Acá lo estoy pasando bien (en referencia a su detención el 27 de diciembre de 2002 por destruir los equipos de sonido en el coliseo Rumiñahui).

El Charly que actuó la noche del jueves pasado era otro. Era uno que gozaba cada canción. Uno que quería agradar a esa gente (aunque sea poca) que lo fue a ver. Una que durante años esperó su visita.

Charly tomaba el micrófono. Elevaba su mano derecha. Bailaba. Movía sus caderas de izquierda a derecha. Movía sus brazos como el aspa de un molino. Coqueteaba con el público.

"¿Quieren Fanky?, preguntaba el ex Sui Géneris, Máquina de Hacer Pájaros y Serú Girán". Y hubo Fanky.

También hubo Chipi Chipi, Por qué no te animás a despegar. Promesas sobre el bidet, Yendo de la cama al living, Canción de 2x3, Nos siguen pegando abajo, Influencia, Pasajera en trance y más.

No faltó alguna ‘obrita’ de Serú Girán. Charly eligió Llorando en el espejo (aunque para el ensayo de la noche anterior sorprendió con Perro andaluz, también de Serú, una que no estaba en el set list preparado para la ocasión).

Pero Charly no era solo el show. Sus músicos tenían su protagonismo, uno que el mismo Mr. Say no more, les permitía. Hayashida y el Negro (el mismo que también tocó en Zas con Miguel Mateos y otras bandas), alternaban sus solos de guitarra. En ocasiones los ejecutaban juntos.

Hilda, con un traje verde esmeralda, su inconfundible cabello rojo y una malla que ajustaba sus piernas, correteaba de un extremo a otro. Así sucedió con Símbolo de paz. Charly e Hilda combinaban sus voces.

Jugueteaban en el escenario. Se perseguían uno al otro. Hayashida y el Zorrito golpeaban las congas, mientras Charly golpeaba con furia las teclas del piano. "¿Qué haces loca?", le decía a Hilda, quien estaba parada sobre el pesado instrumento de cola.

Con Me siente mucho mejor, No me dejan salir (aquella del Clics Modernos y su conocido "estoy verde" el público estaba enloquecido, más de lo que el mismo Charly. Y esa locura se reflejó cuando en media interpretación de No voy en tren, se fue del escenario. Volvió cinco minutos después para su promocional Deberías saber por qué y Hablando a tu corazón. "Gracias Guayaquil. Les gusta que les diga Guayaquil", decía. Hubo otro amague de despedida.

La contundencia de No toquen con su "están muertos, están muertos sí...", más Rock and roll cerraron el show. Quedaba un "chau", a secas de Charly y la venia con sus músicos. Era el final, pero solo del show en el estadio.

Otro lo aguardaba en Diva Nicotina, en los primeros escalones del cerro Santa Ana. Ahí, con puertas cerradas y para solo unos cuantos elegidos, el Negro, Zorrito y compañía versionaron a Rolling Stones, Steve Ray Vaughan, Pappo Blues, Serú y más. Charly se divertía en el segundo piso. A la una y media de la madrugada bajó, se sentó frente al piano del bar y entonó Confesiones de invierno, la de Sui Géneris. "Perdonen por tocar de espaldas a ustedes, pero el piano lo pusieron así". Terminó de tocarla y se fue. Una fue suficiente.

Por Rafael Veintimilla

Fuente: El Telégrafo (Ecuador)

viernes, noviembre 27, 2009

Aunque con poca asistencia, un concierto "inolvidable" para los presentes: Videos de Charly García en Quito y Guayaquil

Pese a la poca asistencia que el concierto de la leyenda del rock argentino tuvo este jueves 26 en Guayaquil, quienes estuvieron presentes comentaron con total seguridad que fue una velada "inolvidable".

"¡Charly fue lo máximo!", compartió el cantante guayaquileño Luis Rueda, tras haber disfrutado de un concierto que dejó satisfechos a todos sus asistentes.

María Teresa Guerrero, anchor de En Contacto, también se sumó a los parabienes hacia el "más grande": "Estuvo genial, y ser fanático de Charly y no venir al concierto hubiese sido imperdonable".

"Charly estuvo contento, lo vimos todos en su rostro, en sus expresiones, en cómo reaccionaba ante el público. Creo que eso es lo que cuenta. Eso, y el hecho de que hayamos recibido el mejor concierto que pudimos haber esperado de parte de él", nos comentó también uno de sus más acérrimos seguidores.

El legendario "Mr. say no more" que estuvo alejado de los escenarios por dieciocho meses debido a un tratamiento contra las drogas y el alcohol cantó los éxitos que lo hicieron ícono del rock de los '80, genio controvertido, disculpado, redimido, inolvidable. Todavía, el "más grande".

La Previa de Quito


Quito


La previa de Guayaquil


Guayaquil



Fuente: Ecuavisa (Ecuador)

Fotogalería: Charly García brindó al público quiteño una noche de rock clásico

Sábado 5 de diciembre - Rosario - Hipodromo de Rosario

La llegada de Charly García a Rosario será en Diciembre en el Hipódromo de Rosario.

Después del anuncio del regreso de Charly a los escenarios, llegó la fecha del 23 de octubre de 2009 en el estadio de Vélez, pero para los habitantes de Rosario y alrededores la noticia es que García, llegará a Rosario.

La gira del cantante comienza en Perú el día 23 de septiembre de 2009 en el monumental de Lima, y luego de su presentación en Vélez, llegará a Rosario el 5 de Diciembre de 2009 en el Hipódromo del Parque Independencia.





Vip 1 $ 250,00 + $ 25,00
Vip 2 $ 200,00 + $ 20,00
Paddock $ 180,00 + $ 18,00
Altas $ 150,00 + $ 15,00
Lat 1 $ 100,00 + $ 10,00
Lat 2 $ 100,00 + $ 10,00






Fuente: TopShow

jueves, noviembre 26, 2009

Charly halló su "símbolo de paz"

Dice la estrofa: "estás buscando alguna religión, estás buscando un símbolo de paz...". Es una que pertenece a Charly García. Que forma parte de la canción Buscando un símbolo de paz, esa del disco Parte de la religión (1987) que grabó junto con Hilda Lizarazu y en la época del otro Charly, del conflictivo. Del que solía "demoler hoteles (especialmente los de Mendoza)".

Hoy Charly e Hilda están nuevamente juntos en la banda. Y a ellos se unen Carlos "Negro" García López y Fabián "Zorrito" Quintiero. La diferencia es que ahora Charly es un tipo pacífico, que "no quiere vivir paranoico, ni asuntos que queman...", como sugiere su famosa Yo no quiero volverme tan loco.

Martes 24 de noviembre. Ocho de la noche. Charly ocupaba una de las gradas, frente a la cancha central de césped sintético que tiene la Academia de Fútbol Alfaro Moreno. Desde ahí observaba cómo jugaban sus músicos y el personal técnico que lo acompañará en el concierto del estadio Alberto Spencer, esta noche, desde las ocho.

Su equipo enfrentaba al de los entrenadores de la academia, que incluía al ex futbolista Carlos Alfaro Moreno, fan confeso de Charly.

Mr. Say no more parecía inmóvil. A ratos conversaba con Hilda que estaba a su derecha. Reía discretamente con alguna jugada de sus músicos. Cruzaba su pierna izquierda sobre la derecha o las separaba, mientras los dedos de sus manos se apoyaban en sus muslos como si tuviera un teclado. Encendió un cigarrillo del que apenas disfrutó un par de bocanadas.

Cerca de las nueve, algunos "aliados" (como se conoce a sus fans) empezaron a llegar a la cancha. Charly seguía tranquilo, vestido con impecables jeans y buzo negro, más un par de zapatos Adidas blancos, como si recién los hubiese comprado.

Era una imagen opuesta a la del Charly que el 27 de diciembre de 2002 salió de la cárcel, con el cabello alborotado, zapatos desgastados y pintados con aerosol, que horas antes había destruido los equipos de sonido del coliseo Rumiñahui, el mismo escenario en el que ocho mil personas lo aplaudieron el sábado pasado.

"¿Me puedo tomar una foto contigo, Charly?", preguntó un fan. "Claro", fue la respuesta de Charly con un tono suave de voz, distinto al rasposo que dejaba oír en sus ratos de mal humor. Más bien, a ratos, Charly parecía un abuelo que reúne a sus nietos para contarles una historia.

A las nueve terminó el fútbol. Los visitantes perdieron 8-2. El "Zorrito", el "Negro", Hilda y los demás músicos repartían autógrafos, mientras Charly entraba a la cancha para saludar y tomarse una foto grupal. A Charly le gusta el fútbol. Es hincha de River Plate. Incluso, el domingo pasado, vio el partido entre Deportivo Quito y Macará en el estadio Atahualpa.

Juan Carlos Castillo, coordinador de medios para los shows de Charly en Ecuador, recuerda que hace 20 años conoció al rockero argentino cuando tocó en el ahora desaparecido recinto La Chorrera. Relata que en aquella ocasión lo invitaron a Telebingo (programa que en esa época transmitía Teleamazonas) y en el que Claudio Durán era el director musical.

Durán, quien es uno de los responsables de la actual visita de Charly, cuenta que el músico argentino hizo "play back" en el set.

"Incluso se mofaba de eso. Era el Charly irreverente. No obstante, lo invité a mi casa, en Quito, donde tenía un estudio de grabación. Acudió con Hilda, el "Negro" y el "Zorrito" Quintiero. Promocionaban Parte de la religión. En mi casa tocaron hasta la madrugada frente a nosotros y unos cuantos colados que estaban en los alrededores de mi hogar. No faltó alguno que le lanzara una botella plástica. No se molestó, la levantó del piso y la colocó a un costado. Ahí mi esposa me dijo: ¿Por qué Charly tiene fama de insoportable, si es adorable?", recuerda Durán.

Hoy Charly, quien anoche debía probar sonido en el estadio Alberto Spencer, es un tipo disciplinado.

Procura dormir temprano (aunque anoche cenó tarde con la banda en el bar restaurante Recoleta). Pide leche, miel y frutas en lugar de whisky. Ahora practica deportes, como waterpolo (lo hizo ayer en la piscina del hotel Hilton Colón).

Se somete a terapias con especialistas, rutina que empezó desde que vivía en la hacienda de Palito Ortega, el amigo del que Charly se siente agradecido por haberlo sacado del fondo del pozo, ahí donde tuvo un "encuentro con el diablo" (como titula otra de sus canciones, de su época con Serú Girán). Ahora halló su "símbolo de paz".


El artista de 58 años arribó el martes pasado a las 14:05, vía Lan Chile, desde Quito.

Actividades
Claudio Durán, uno de los gestores de la visita de Charly García, afirmó que se empezó a tramitar el concierto en Ecuador desde septiembre pasado. Ese mes Charly empezó su gira en Lima.

Con la gira confirmada, Fernando Szerezesvky, mánager del artista, abrió una página en la red social Facebook (Charly García: culto say no more). Ahí mantiene al tanto a los seguidores del argentino.

En Ecuador, el músico Luis Rueda y el presentador Pedro Ortiz crearon dos espacios similares llamados Charly solo hay uno y viene a Guayaquil, y Promoción Cívico Rockera Guayaquil= Rock.

El viernes pasado se realizó un tributo a Charly con la banda Say no more y músicos invitados, como Rueda, el Jefe Vergara, Pete Castillo y otros, en Atlantis Bar.



INFÓRMATE +
Precios de entradas: US$ 140 (localidad Charly box); US$ 120 (golden box); US$ 30 (cancha);
US$ 20 (tribuna y general).

Puntos de venta: Locales de Musicalísimo, locales Recoleta y Sake (Urdesa); Kong (Samborondón), Agencias Delgado Travel.

Por Rafael Veintimilla

Fuente: El Telégrafo (Ecuador)

El rock de Charly García se vive hoy en Guayaquil

En un vuelo proveniente de Quito, el argentino Charly García llegó a Guayaquil a las 14:30 del martes. Fue asediado por decenas de fanáticos, periodistas y fotógrafos, pero en su cara solo hubo sonrisas. Hizo un signo de rock con las manos y no pronunció palabras.

El artista, que hoy prevé ofrecer un concierto a las 20:00 en el estadio Alberto Spencer, se dirigió de inmediato al hotel Hilton Colón, donde también lo esperaban seguidores para tomarse fotos y pedir autógrafos. Con dificultades, debido a la extrema seguridad, este Diario pudo ingresar a las instalaciones del parador y captar al artista departiendo con sus músicos en el área de la piscina. Charly lució callado y pensativo, mientras observaba el partido de waterpolo que sus colegas tenían en el agua.

Álex Illingworth, un músico guayaquileño y fanático acérrimo de Charly García, acudió al hotel con la intención de acercarse un poco a su ídolo. Y aunque logró su cometido, prefirió no incomodarlo.

Luego de una espera de dos horas, el cantante abandonó la piscina. Álex decidió probar suerte y bajar al subterráneo para toparlo en el ascensor. Ahí estaba Charly, con sus casi 2 metros de altura, su bigote bicolor (tiene vitíligo), short y camisa a rayas.

El rockero accedió a tomarse una foto con su fan e incluso respondió la espontánea pero temerosa pregunta que este le hizo: "Charly, ¿cuál es la canción que más te gusta de los Beatles?". De los Beatles, replicó el artista. "Bah, muchas, hay varias buenas", le dijo.
"Gracias, Charly, por tu música, por todo", alcanzó a decir Illingworth. Vino el flash, clic y un "bye" mutuo. No hubo tiempo para más porque el ascensor había llegado y Charly se fue en él, mientras Álex, al borde de las lágrimas, miraba cómo se cerraba la puerta.

El mismo martes, por la noche, el rockero acudió con sus músicos y técnicos a la escuela de fútbol del también argentino Carlos Alejandro Alfaro Moreno, donde estuvo como espectador del partido en el que se enfrentaron los chicos de esa academia contra el de músicos y técnicos del concierto.

El equipo argentino perdió 8 a 2, pero Charly celebró los goles y al término del juego interactuó con la gente. La jornada concluyó con una cena en el restaurante Recoleta (Urdesa).

Ayer, Charly García tenía previsto salir de shopping y degustar platos típicos ecuatorianos. Por la noche, los organizadores tenían planeado realizar la prueba de sonido.

El concierto de esta noche se realizará bajo estrictas normas de seguridad. Habrá resguardo policial, seguridad privada y también estarán miembros de la Defensa Civil. Además, ambulancias y puestos de auxilio. El estadio Alberto Spencer abrirá cuatro puertas, desde las 16:00; el show será de medio estadio (capacidad para 15.000 personas, aproximadamente).
Este es el cuarto concierto que Charly dará en Ecuador. En el 2002 estuvo en dos ocasiones en la capital ecuatoriana, y en una de ella fue apresado por negarse a cantar.

El sábado anterior se presentó en Quito, donde interpretó unas 20 canciones, entre estas, Fanky, Yendo de la cama al living, Pasajera en trance, Influencia y Promesas sobre el bidé.
El argentino llegó al país como parte de la gira de retorno a la música tras un año de rehabilitación de las drogas.



Charly García y Carlos Alfaro Moreno (c) en la cancha de la academia del ex futbolista, junto con los colaboradores del músico.


Charly García en el estadio Modelo

Fuente: El Universo (Ecuador)

martes, noviembre 24, 2009

Charly García ya no cantará el 29 noviembre en Bogotá

Dejavu Producción, empresa organizadora del concierto de Charly García en Bogotá, informó este martes que el concierto programado para este domingo 29 de noviembre ya no se llevará a cabo.
"La decisión se tomó para permitir que el concierto se pueda realizar en el Coliseo Cubierto El Campín, escenario que se ajusta más al show y al montaje del argentino y que le dará a los asistentes más comodidad y mejor visibilidad del espectáculo", sostienen los organizadores.
A comienzo de este mes se dio a conocer que la estrella de rock argentina presentaría en el Parque Simón Bolívar un espectáculo en el marco de la gira "Vuelve el más grande" (como se ha promocionado en la mayoría de los países latinos) o "Tengo que volverte a ver", como se llama en Colombia.
Los organizadores también anuncian que las personas que ya habían adquirido sus entradas para el concierto pueden guardarlas para el show de enero.

Sobre la gira de Charly
El pasado 22 de noviembre el argentino de 58 años se presentó en el Coliseo Rumiñahui de Quito, Ecuador. Ese fue un escenario más del tour que comenzó el pasado octubre por América Latina después de mantenerse una temporada fuera de los escenarios y con ella busca celebrar su recuperación de las adicciones a las drogas y el alcohol.
Esta promociona el álbum más reciente del artista, del cual se conoce el tema "Deberías saber por qué", estrenado el pasado mes de agosto. Este salió al mercado varios meses después de que García estuviera en una clínica de recuperación y luego de su estadía en la finca de su amigo Ramón "Palito" Ortega.

Fuente: El Espectador

Charly García editará su concierto en Vélez

Una buena noticia para los seguidores de Charly García, pues el concierto de regreso del ícono argentino realizado en el Estadio de Vélez Sarfield será puesto a la venta en formato CD + DVD, se informó también que estará disponible en Blu-ray a partir del próximo año, el primer lanzamiento de este disco en vivo se realizará en diciembre próximo.

Este nuevo disco de Charly tiene la particularidad de que será el primer concierto argentino editado en versión High Definition y Blu-ray, el concierto fue grabado en su totalidad en HD con 18 cámaras y un equipo de técnicos especializados, el "team" contratado para tal evento llegó a tener hasta 100 personas, la versión HD y Blue-ray llegará a las tiendas recién en 2010.
Cabe recordar que el show del creador de Parte de la religión en el estadio de Liniers se desarrolló el pasado 23 de octubre ante 40.000 personas y bajo una lluvia torrencial. Pero ni siquiera las inclemencias del tiempo fueron un obstáculo para que García ofrezca lo mejor de sí.

Fuente: Terra (Perú)

lunes, noviembre 23, 2009

Un Charly muy sobrio tocó en el Rumiñahui

A las ocho y cuarenta de la noche, cerca de ocho mil fanáticos aguardaban la salida de su ídolo: Charly García, en el coliseo Rumiñahui. Había expectativa por el regreso del legendario rockero argentino a los escenarios ecuatorianos después de cerca de siete años.


La banda al final del show: Carlos González (i), Hilda Lizarazu, Kiushe Hayashida, Charly, Carlos ‘Negro’ García López, Fabián ‘Zorrito’ Von Quintiero y Toño Peña.

"Mucho antes de que se supiera de la gira, el concierto en Ecuador estaba confirmado", había dicho Claudio Durán, responsable de que García volviera a Quito.

Durante la espera, las dos pantallas gigantes situadas a los costados del escenario proyectaban una y otra vez el video de la canción Deberías saber por qué, la que marcó su regreso tras 15 meses de rehabilitación por su adicción a las drogas y alcohol, de la que sus allegados aseguran se ha superado.

"Che, si en verdad me tomás en serio, deberías saber por qué", sugería Charly en el video a los fans que se desesperaban por verlo.

Las luces se apagaron, y salió la banda. Los gritos no se hicieron esperar. Apareció la figura de García por el lado derecho de la tarima, una figura que alcanza el 1,94 metros de altura. Atravesó el escenario por detrás de sus músicos para sentarse al piano de cola que estaba situado en el otro extremo.

De inmediato sonaron los acordes de El amor espera, que pertenece al disco Influencia (2003). La euforia invadió a sus ‘aliados’ (así se los conoce a los fans de Charly). Se percibía en todo el coliseo. El mismo efecto causó con las ochenteras El rap del exilio, No soy un extraño y Cerca de la revolución.

García cantaba desde el piano, aunque de vez en cuando se levantaba para dirigir los cortes y los finales de la banda.

Vestía de negro completo. Un terno de lino y una camisa del mismo color, que contrastaba con un aspecto saludable, distinto al que mostró en su anterior visita en diciembre de 2002. Durante su rehabilitación ganó peso. Ahora luce un rostro redondo y mejillas rosadas.

"Es que ahora las cosas han cambiado. Charly ahora es un músico ordenado, muy disciplinado", explicó Juan Carlos Castillo, coordinador de prensa.

En sus requerimientos estuvo ausente el whisky. Más bien pidió leche, miel y frutas durante su estancia en el Swisshotel.

Tras las primeras cuatro canciones, Charly decidió interactuar con el público. "Hola Quito. Vine", dijo García desde el piano. Se levantó, caminó hacia el centro del escenario, donde lo esperaba otro micrófono para cantar de pie. "¿Quieren rock?", preguntó entusiasta, y la respuesta, más entusiasta aún: "¡Yeah!". Y la banda volvió a sonar con potencia.

Al principio, aun cuando el sonido de la banda era inmejorable, la voz del cincuentón músico argentino se perdía detrás de la potencia de la instrumentación. Pero eso no representó un gran problema. No les incomodó.

Interpretaron todo el repertorio con él. De cabo a rabo, supliendo la falencia que luego, alrededor de la quinta canción, ya se había superado.

La hija de la lágrima, anunció Charly cuando volvió a su piano. Le siguieron temas como Fanky y Chicas muertas. Al fondo, una pantalla que copaba todo el ancho de la tarima lo acompañaba con imágenes cada uno de los temas. Fue el caso de su clásico Demoliendo hoteles, en el video se veían edificios colapsando en sus estructuras. Mucho después, un carrusel de feria giraba mientras sonaba la melodía Adela en el carrousel.

Los músicos tuvieron momentos excepcionales. Las guitarras del ‘Negro’ Carlos García López y la del chileno Kiushe Hayashida, dejaban escuchar unos solos que elevaron la adrenalina de los espectadores.

Y claro, Charly también hizo lo suyo. Cuando quería se levantaba del piano y daba vueltas por el escenario, bailando, interactuando con la banda, como si quisiera transmitirles a sus músicos algo de la leyenda que lo envuelve a él desde hace más de 40 años.

Después de cantar No voy en tren, luego de poco más de una hora y media de concierto, se despidió de las personas y se llevó a sus músicos rumbo a los camerinos.

El público no se movió de sus puestos. Diez minutos de ovaciones, gritos y barras como: "Olé olé olé olé, Charly" hicieron efecto, y el músico salió una vez más para interpretar Deberías saber por qué y Hablando a tu corazón, esa del Tango (1986). Otro amague de salida, dos minutos más de histeria, y un último retorno en el que anunciaba "esta es la última, en serio". Y lo fue. Concluyó el último tema, un manotazo al micrófono que terminó en el suelo, fue la señal de que no volvería a salir. Y no salió.


En muchas ocasiones, Charly García dejó su piano de cola y se dirigió al centro del escenario para cantar y hasta bailar sus canciones en el coliseo Rumiñahui, el sábado pasado.

por Javier López Narváez

Fuente: El Telégrafo (Ecuador)

domingo, noviembre 22, 2009

Charly García se reencuentra con Quito

La última vez que García visitó Ecuador en 2002 su presentación terminó en escándalo. Fue arrestado por varias horas luego de que durante el concierto pateó equipos, lanzó sillas y abandonó el escenario intempestivamente

El rockero argentino Charly García dejó atrás un escándalo protagonizado hace siete años en la capital ecuatoriana y se reencontró con el público con un espectáculo sobrio y cargado de emotividad.
"Qué bueno estar de vuelta acá ...", dijo García y tras una breve pausa agregó "...libre".
Con traje y camisa negros, el cantante y compositor argentino abrió su espectáculo la noche del sábado en el coliseo Rumiñahui en Quito con su "Rap del exilio" y en adelante se sucedieron canciones nuevas y sus clásicos temas que hicieron vibrar a más de 10.000 personas.
La última vez que García, de 57 años, visitó Ecuador en 2002 su presentación terminó en escándalo. Fue arrestado por varias horas luego de que durante el concierto pateó equipos, lanzó sillas y abandonó el escenario intempestivamente.
El cantante reapareció recientemente en los escenarios tras 18 meses de ausencia y luego de someterse a un tratamiento para superar su adicción a las drogas y el alcohol. También se ha presentado en Argentina, Perú y Chile.
La gente coreó temas como "Rezo por vos" y "Hablando a tu corazón" y brincó con los brazos en alto con "No me dejan salir" y "Buscando un símbolo de Paz".
Un Charly García al piano y sin muchas palabras, priorizando su contacto con el público con su música recibió el cariño del público con reiterados "Olé, olé, olé, olé, Charly, Charly". A lo que Charly agradeció con un "es bastante para mi ego"

Fuente: El Nacional (Ecuador)

Con Insua a la final

A la final. Y con goles argentinos. Rubén Darío Insua llevó al Deportivo Quito a la final del torneo ecuatoriano, que se disputará el domingo que viene y el siguiente. En los choques decisivos se enfrentará al Deportivo Cuenca, que se impuso en el otro cuadrangular final y se ganó el derecho a definir al campeón.

Con la presencia de Charly García en un palco y los gritos de Franco Niell e Iván Borghello, superó 2-0 al Deportivo Macara y firmó su presencia en la final, más allá de que con un empate se clasificaba para definir el título.

Así, además de clasificarse a la Copa Libertadores de 2010, el Deportivo Quito se metió en la final por segunda temporada consecutiva.

Fuente: Olé

Charly García vuelve a Quito más maduro y rockero que nunca

El músico argentino Charly García brindó hoy al público quiteño una noche de recuerdos y de rock clásico, en una actuación para demostrar que está de vuelta, curado y sereno, y sin perder su música y su estilo.

En un Coliseo Rumiñahui casi lleno, el rockero se reconcilió con el público ecuatoriano, a quien había decepcionado en 2002 con una actuación que murió después de la primera canción y acabó con el artista detenido durante dos días.

Esta vez Charly García se ha curado. Superó su adicción a las drogas y al alcohol para volver con su público sin perder el alma rockera, lejos ya de la polémica.

Traje negro elegante, gafas de pasta y el famoso bigote de dictador a dos colores, el argentino arrancó la noche con "El rap del exilio", con lo que dejó claro que nunca iba a olvidar el buen rock & roll y las canciones de siempre.

Entre el público, gentes de todas las edades y estilos que coincidían en el asombro por la nueva imagen y talante de su ídolo, que parecía a veces distante, a veces cansado, pero siempre dispuesto a ofrecer buena música.

Charly García se amparaba en su piano de cola o se levantaba y bailaba o hacía gestos curiosos con manos y brazos.

Pocas veces se dirigió el rockero al público, pero lo poco que dijo llegó a las almas de los presentes, como su escueto "gracias, Quito, he vuelto acá libre... ¿Quieren rock?", y claro que querían rock.

Fueron dos horas de concierto en las que, por supuesto, sonaron sus temas más aplaudidos como "Demoliendo hoteles", "Promesas sobre el bidet", "Nos siguen pegando bajo" o "Rezo por vos".

Lejos quedó el Charly que pateaba sus instrumentos y equipos o que provocaba a su público.

Seis músicos acompañaron al artista, entre ellos la "princesa" Hilda Lizarazu, que en esta ocasión dejó de un lado su guitarra pero no sus bailes y sus coros.

Lizarazu no perdió nunca de vista a su tutor, a Charly, a quien miraba con cara de "sé que tú puedes, y nunca te voy a dejar", algo en lo que estaría de acuerdo la gran mayoría del público.

Sobresalieron además dos guitarristas solistas que ofrecieron los mejores eléctricos rockeros a un publico entregado.

Dos veces tuvo que volver al micrófono Charly García antes de despedirse, y dijo adiós, entre otras, con la canción "Deberías saber", su nuevo tema.

Charly ha vuelto, y con él su público que lo estaba esperando con ansia, y que quedó más que satisfecho ante un artista que cantó lo que siente en su renacimiento: "Me siento mucho mejor".


Fuente: ADN.es

Minuto a minuto del concierto de Charly García

A las 20:32 la gente en el coliseo Rumiñahui empezaba a impacientarse. A ratos gritaba "olé olé olé olé, Charly, Charly" y otros silbaba llamando a su artista. Mientras tanto, varias veces se proyectaba, el video de Ahí nomás (la canción más recientemente promocionada del músico argentino).

A las 20: 40 las luces del escenario se apagaron. Las notas desde un piano arrancaron el primer grito de la gente y la imagen de Charly García siguiendo a su banda fue la razón para la primera ovación.

Primero sentado al piano y luego bailando y cantando en el centro del escenario saludó a la gente diciendo "hola Quito, ¡vine!" El público mantenía la emoción y gritaba "grande Charly", muchos sin percatarse de que el sonido tenía ciertas fallas que poco a poco mejoraron. Un "No voy a parar, ya no tengo dudas" en coro sonaba en el coliseo.

Demoliendo hoteles, Promesas sobre el bidet y Adela en el carrusel fueron algunos de los éxitos siguientes. Charly conversa poco con el público pero cada tanto se asegura de preguntar cómo la está pasando. La gente grita cuando él se acerca al borde del escenario.

Rezo por vos, Yendo de la cama al living, Los siguen pegando abajo, Influencia... siguieron en el repertorio luego de que Charly García presentara a los integrantes de su banda.


Buscando un símbolo de paz, Estoy verde, No voy en tren... siguieron. En medio de la euforia del público, Charly García y su banda dejaron el escenario. La gente los llamaba con cantos y gritos para que vuelvan a tocar. Luego gritaba "Charly, Charly, Charly"

Deberías saber por qué, Hablando a tu corazón sonaron al final, tras cerca de dos horas de concierto. Volvió por pedido de la gente para cantar "la última en serio". Miles de fans satisfechos salieron despacio del coliseo, contentos por el espectáculo que acababan de ver.

Fuente: El Comercio

Charly García tocó en Si sostenido

Los acordes de Pasajero en Trance, Demoliendo hoteles y Chipi chipi, entre otros temas, sonaban por los pasillos de Si sostenido, la productora de Claudio Durán. El rostro del músico argentino delataba su alegría, al recibir a Charly García en su estudio, en Quito.

Tres medios de comunicación fueron invitados el viernes a su ensayo. Fueron cuatro horas de espera, desde las 18:30. Un fotógrafo, que además de cubrir el ensayo es fanático, terminó la espera feliz: recibió un autógrafo en un ‘long play’ del artista. Algunos de los periodistas que esperaban para conversar con el roquero argentino, cantaban siguiendo las pocas melodías que se alcanzaba a escuchar del ensayo de García.

Canciones como Rezo por vos, Fanky y Raros peinados nuevos sonaban como un adelanto de lo que sería el concierto de anoche en Quito.

“Mucha gente le había negado la oportunidad de volver a darnos alegría y a ponernos contentos...”, dijo Durán, quien luce ‘el look Charly’ como homenaje a su ídolo, amigo y paisano.

Hasta que al fin salió Charly, pese al escepticismo de muchos. Con buen semblante dijo de sí mismo: “Mi vida es la música”; y de su fallecida amiga, Mercedes Sosa: “Se fue la mejor”.

Fuente: El Comercio (Ecuador)

sábado, noviembre 21, 2009

Charly toca hoy en coliseo Rumiñahui

Con una figura de 1,94 metros, rostro lozano y su inconfundible bigote bicolor, Charly García no pudo pasar inadvertido en el aeropuerto Mariscal Sucre, a la medianoche de ayer.

A esa hora arribó el controversial rockero argentino a Quito para ofrecer esta noche, desde las 20:00, un concierto en el coliseo Rumiñahui como parte de la gira El regreso del más grande, que empezó en septiembre pasado en Perú, tras 15 meses de rehabilitación por su adicción a las drogas y alcohol.

Juan Carlos Castillo, promotor del espectáculo, manifestó: “El Charly que llegó es uno muy distinto al anterior que visitó Ecuador, hace casi siete años”.

“Antes él pedía whisky. Ahora sus requerimientos han cambiado. Charly pide leche, miel y frutas. Quizás a eso se deban los cachetes rosados que actualmente luce”, comentó Castillo.

Claudio Durán, músico argentino que reside en el país desde hace más de dos décadas y actualmente es uno de los gestores de la visita de Charly, afirmó que el reciente ganador del Grammy Latino a la excelencia musical es otra persona. “Ahora es alguien muy ordenado, que se somete a un régimen y una disciplina.

Con eso está garantizado que no se repetirán los incidentes de su última visita en diciembre de 2002. Charly sabe lo que sus ‘fans’ quieren escuchar y es lo que les ofrecerá”, sostuvo Durán, quien guarda una apariencia similar a la del ex líder de Sui Géneris, Porsuigieco, La Máquina de Hacer Pájaros y Serú Girán.

El autor de clásicos como Peperina, Canción de 2x3, Adela en el carrousel, Fanky, Los dinosaurios, y otros, llegó con el tecladista Fabián ‘Von’ Quintiero, el guitarrista Carlos ‘Negro’ García López y la vocalista Hilda Lizarazu, tres de sus incondicionales amigos, quienes están de vuelta en su banda para esta gira.

El resto del grupo llegó un día antes. Desde el jueves pasado, los chilenos Kiuge Hayashida, Héctor Silva y Carlos González están en el Swisshotel, de Quito.

Ellos vinieron con el equipo técnico, que se encarga de la escenografía.

Las entradas para el concierto de hoy cuestan: 140 dólares (Charly box), 120 (golden box), 100 (vip), 40 (butacas), 30 (preferencia) y 20 dólares (general).

Entre las actividades previstas por Charly y su ‘staff’ constan un ‘meet and greet’ (encuentro íntimo) que debía realizarse ayer desde las 18:30 para ‘fans’.

Castillo anunció que Charly y compañía se trasladarán a Guayaquil, el domingo próximo, a la espera de su concierto en el estadio Alberto Spencer, el próximo jueves, a las 20:00.

Al día siguiente se trasladará a Colombia.
por Rafael Veintimilla

Fuente: El Telégrafo (Ecuador)

Charly se quedará una semana en el país

Una leyenda viva del rock argentino viene renovado a Quito. Después de un tratamiento en una clínica de adicciones, Charly García regresa a los escenarios.

Una leyenda viva del rock argentino viene renovado a Quito. Después de un tratamiento en una clínica de adicciones, Charly García regresa a los escenarios.

Su llegada a la capital estaba prevista para ayer a la media noche. Hoy, el artista asistirá a varias locaciones para ensayar su recital que ofrecerá el sábado en el coliseo Rumiñahui. El jueves próximo, en cambio, se presentará en el Estadio Modelo de Guayaquil.

“En esta ocasión tocará como nadie antes lo ha oído”, dijo el músico argentino que vive en el país, Claudio Durán, quien es amigo del reconocido cantante. El artista celebró su cumpleaños el 23 de octubre y cientos de fanáticos argentinos “lo vieron volver de quién sabe dónde”, añadió Durán, al hablar de los buenos resultados de su rehabilitación.

El concierto que Charly García dará mañana no tendrá teloneros. Ante los cortes de energía eléctrica se han tomado las previsiones necesarias. Carlos Castillo, organizador, dijo que el espectáculo cuenta con un generador de electricidad. El músico argentino permanecerá una semana en el país y el 27 de noviembre saldrá con destino a Bogotá.

Las entradas para este espectáculo están a la venta en Ticket Show y Musicalísimo. Los costos son USD 140 (Charly Box), 120 (Golden Box), 100 (VIP), 40 (butacas), 30 (preferencia) y 20 (general).

Fuente: El Comercio

Charly Garcia en Ecuador

Luego de dos presentaciones espectaculares en Lima y Santiago de Chile en las que vibró junto a sus fans uno de los mas grandes símbolos del rock. Mr. Say No More nos visitara en su gira “EL REGRESO DEL MÁS GRANDE”.

Quito y Guayaquil recibirán a un elenco de 30 personas que pondrán en escena un espectacular show del mejor rock en español.

¡No te lo pierdas, invita a tus amigos de FACEBOOK! EL MÁS GRANDE está de regreso en el mejor momento de su carrera artística.


Quito, 21 de Noviembre en el Coliseo General Rumiñahui a las 20:00. Horas

Guayaquil, 26 de Noviembre Estadio Modelo Alberto Spencer a las 20:00. Horas

Boletos a la venta en Ticket Show y Musicalísimo. Para el concierto está garantizado la generación propia de electricidad.

Precio del Show en Quito:

$140 ------Charly Box
$120 ------Golden Box
$100 ------VIP
$40 -------Butacas
$30------- Preferencia
$20------- General

Precio del Show en Guayaquil:

$140 ------Charly Box
$120 ------Golden Box
$30------- Cancha
$20------- Tribuna General

Mensajea al 1858 con la palabra CHARLY y participa en el sorteo pases especiales para estar junto a Charly en el ensayo final y 1 guitarra autografiada

por Javier Viteri

Fuente La Mega (Ecuador)

viernes, noviembre 20, 2009

Grilla Oficial Cosquin Rock 2010


Ya se encuentran disponibles en Disquería Eden, y solo para la provincia de Córdoba, los abonos a precio promocional.

Desde el 1º de diciembre conseguí tus abonos y tickets por día en los puntos de venta habilitados de todo el país.

Fuente: Cosquin Rock

domingo, noviembre 15, 2009

El aguante de llevar el nombre Charly García

Es posible que Juan Carlos Vergara y Verónica Garcés no se conozcan. Pero hay algo que, sin proponérselo, los une: una anécdota con Charly García.
El primero, músico, filmó ("sin querer queriendo", como diría el Chavo) para su ídolo en un concierto hace siete años en el Ágora de la Casa de la Cultura, en Quito.

La segunda es una periodista que residió durante dos años en Buenos Aires. Y, por supuesto, como buena fanática se dio un tiempo para conocer al genio argentino en persona, en su departamento (en Santa Fe y Pueyrredón), el sitio al que muchos 'aliados' han acudido durante los últimos años con la esperanza de ver a Charly. ¿El secreto de ella para acceder? Depende del humor de Charly.

Acceder a la intimidad del reciente ganador del Grammy Latino a la excelencia musical ha sido, durante años, una cuestión de suerte. De elegidos. Dependía del estado de ánimo del anterior Charly, uno inmerso en drogas y escándalos que estaban sepultando su virtuosismo.

El Charly de ahora es otro. Es uno que viste saco con camisa y jeans. Uno que luce cabello corto y ordenado, no un 'raro peinado nuevo'. Uno que ahora permanece tranquilo y posa sin problema con sus admiradores, tal como sucedió con René Pérez (Residente), de Calle 13.

Ahora Charly no se pelea con nadie, quizás porque los 15 meses de rehabilitación que tuvo entre clínicas y la finca en Luján de su ahora amigo, Palito Ortega, le permitieron asimilar mejor el hecho de que "mientras mira las nuevas olas, él es ya parte del mar", tal como sugiere una de sus emblemáticas canciones de la era del grupo Serú Girán (nombre que tomó de los fonemas que él inventó para simular la letra de una canción: la homónima).

Y hace rato es parte del mar porque detrás de él han surgido (o más bien catapultaron sus carreras) artistas como Fito Páez y Andrés Calamaro. Hace rato había visto ver romper guitarras y otros arrebatos, que luego él mismo protagonizó. Quizás eso explique por qué posó la semana pasada con Calle 13 (para unos, reggaetoneros. Para otros, música urbana).

"Si publicaran más sobre los discos que saco en lugar de mis escándalos, ahora sería millonario"
Dueño de expresiones controversiales como "Si alguien es famoso es porque se esforzó más o porque estudió más. Y no debería ser un peso. El peso debería pagarlo el público...", o "Soy un profesional del escándalo. Si tienen un trasfondo de peso, de ideología, los escándalos pueden ser muy buenos", su historia empezó el 23 de octubre de 1951 en Buenos Aires, en el hogar de Carlos García y Carmen Moreno. Tomó forma cuatro años después. A esa edad Charly recibía clases de piano en el conservatorio Thibaud Piazzini y las terminó a los 12 años con un título de concertista clásico (interpretaba a Mozart, Chopin, Bach y otros).

A los ocho ya distinguía notas sin tener una referencia previa (lo que se conoce como oído absoluto), un don que posee uno entre diez mil personas, según dijo Nito Mestre, su socio en Sui Géneris, durante su visita a Guayaquil en octubre de 2008).

Y quizás aquel "regalo de Dios" justifique (en parte) la irascible personalidad de Charly, especialmente cuando ha roto equipos de sonido, tras detectar que estos no suenan como él quiere. Ese oído absoluto que posee le permite descubrir desafinamientos en los instrumentos aunque estos parezcan estar bien.

Los expertos coinciden en que el problema de quienes tienen ese don es convivir con un carácter irritable. En el caso de Charly, ese temperamento ha sido forjado también por los posibles resentimientos de su infancia cuando sus padres se fueron a Europa y lo dejaron solo, más la época de dictaduras militares que vivió en la década del 70 y, claro, la ingesta de drogas y alcohol.

El 'bicolor' (por el vitiligo que padece en su bigote) no estuvo de acuerdo siquiera con el servicio militar e hizo todo lo posible para que lo expulsaran. Durante esa época surgió Canción para mi muerte, su primer gran éxito con Sui Géneris y de su carrera en general, una en la que se ha codeado con los grandes como Bruce Springsteen, Sting, Peter Gabriel, Tracy Chapman y otros. Fue el 15 de octubre de 1988 en Buenos Aires para el Amnesty International (un festival que clamó por los derechos humanos en 50 países).

El mensaje "The Boss is García" desató la polémica esa vez. Se refería al apodo de Springsteen, a quien Charly admiró en su disco Born in the USA, del que el argentino confesó fue su influencia para Piano Bar (1984).

El Grammy que ganó es un reconocimiento (quizás algo tardío) de su trayectoria en la que ha convertido en leyenda a Sui Géneris, Porsuigieco (que integraba María Rosa Yorio, la madre de Migue García, su único hijo), La máquina de hacer pájaros y Serú Girán. Aquí coqueteó con el rock folk, lo progresivo, jazz, blues y pop, pero al estilo García.

Esa música es el reflejo de la influencia que The Beatles, The Who, The Rolling Stones y otros ejercieron sobre Charly y le permitieron formar To Walk Spanish, la banda colegial de Caballito (su barrio natal). Ahí tocaba covers anglosajones y gestó luego Sui Géneris con Nito Mestre y Carlos Piégari, los líderes de The Century Indignation.

Charly es de esos ídolos queridos que, pese a cualquier exabrupto, llena cualquier recinto y vende millones de copias de sus 33 discos como solista (sin mencionar los de sus bandas).

Con Sui Géneris convocó a 30 mil personas en septiembre de 1975 para Adiós Sui Géneris; luego arrastró a otras 30 mil al estadio de Ferrocarril Oeste para su debut como solista, el 26 de diciembre de 1982. En 1991 volvió a llenar Ferro, tras su primera internación, de la que incluso se mofó llegando al escenario en una ambulancia.

Llamar "Cocacolombia" a Colombia, desnudarse en escenarios, saltar de un noveno piso hacia la piscina de un hotel (el Aconcagua de Mendoza en 2000), romper equipos de sonido (entre ellos los del coliseo Rumiñahui quiteño, el 27 de diciembre de 2002) son algunos de sus innumerables escándalos (o más bien "parte de la religión") que han agigantado su figura. "Si publicaran más sobre los discos que saco en vez de los escándalos, sería millonario", dijo una vez ese loco genial que ha enganchado a tantos aliados con el lema "Say no more", creado por Charly.

Por Rafael Veintimilla

Fuente El Telégrafo (Ecuador)

Bernard Fowler

Gran parte de su vida fue un músico sesionista de primera calidad. Comenzó a trabajar con los Rolling Stones, hace más de 20 años, y aún hoy es parte de sus discos y tours. Incluso, colaboró en los trabajos solistas de varios de los integrantes de la mega banda de rock and roll. Pero, en 2006, decidió entrar al estudio y registrar Friends with privileges, su primer álbum en solitario. Allí volcó su variado gusto musical para entregar un trabajo heterogéneo, con tracks rockeros, baladas y otras joyitas con mucho groove.

Por estos días, está en Buenos Aires para presentarse en vivo el viernes 13 de noviembre a las 21 en Niceto, junto a una banda compuesta por músicos locales. Entre ellos está su amigo el Zorrito Fabián Von Quintiero –que en la voz de este hombre de 1,90 metro suena “Zorito”–, al que conoció en la década del ochenta en los Estados Unidos. Gente Online fue testigo de uno de los ensayos en las salas MLC Records; un preparativo para lo que será un recital de alto calibre, con un invitado de lujo: Charly García. Apenas tuvieron un break, Bernard y Fabián charlaron súper distendidos con nosotros y recordaron momentos jugosos en la trayectoria del músico anglosajón.

–Bernard, ¿quién fue Symphony Syd?
–Bernard: ¡Uh! Era un disc jockey que tenía un programa de radio en la estación WWRL, de Nueva York. Transmitía por las noches y ponía la mejor música de salsa de los artistas más populares del momento. Mi hermano mayor estaba muy metido en ese estilo de música. Iba a los clubes, lo escuchaba en casa. Creo que fueron tiempos muy especiales porque, a principios de los ochentas, la gente negra y los portorriqueños iban a los mismos lugares. Symphony Syd tuvo una gran influencia en mí. Además, la primera banda en la que toqué hacía salsa.

–¿Tu hermano era músico?
–Bernard: No, él era un gato muy listo del Bronx, y las chicas lo adoraban. Podía bailar salsa como nadie.

–¿Y vos qué tan buen bailarín sos?
–Bernard: Muy malo. No conozco a ningún músico que sea bueno, jaja. Tal vez Michael Jackson. En las fiestas, los músicos son los últimos que se ponen a bailar. Aunque, ¡el Zorrito puede hacerlo!
–Zorrito: Sí, me gusta, pero, Bernard, el viernes pasado, ¡sí que bailamos!
–Bernard: Sí, es cierto...

¿Cómo y cuándo se conocieron?
–Zorrito: Fue en el show de los Stones para la prensa, en Filadelfia. Estaba con Charly García y creo que fue en el 88 ó el 89.

–Bernard: Sí, por ahí. El Zorrito fue al primero que conocí. Y después me presentaron a Charly. Pero no sabía quién era, sino que alguien me dijo: “¿Sabés quién está en tu cuarto? Sí, el tipo con el bigote. Su nombre es Charly, ¿no lo conocés? Y ahí me contaron quién era. Esa noche hablamos y escuchamos canciones hasta la madrugada. Me hablaba de música que yo no tenía, estuvo muy bueno. Fue como cuando conocí al Zorrito: ¡pum!, buena onda de inmediato. Años después lo volví a ver y tuve la misma sensación que la primera vez.
–Zorrito: ¿Visitaste su departamento?
–Bernard: ¡Sí!
–Zorrito:Bueno, eso es tooooda una experiencia. Ahora se mudó y cambió su estilo de vida.
–Bernard:¿Sí?, qué bueno, me alegro mucho por él. Va a venir a tocar unos temas a nuestro show, así que ya estamos ensayando algunas canciones de él para ese día.





–En el tema New York Time nombrás muchas de las cosas que añorás de tu ciudad natal. ¿Te pasa algo similar con Buenos Aires?
–Bernard: Mis amigos en Buenos Aires hacen de mi experiencia en la Argentina lo mejor. Así que no puedo pensar en este país si no pienso en ellos, son como un conjunto. La paso muy bien acá.

–¿Contame cómo será el recital de Niceto?
–Bernard: ¡La vamos a rockear! Vos escuchaste el ensayo, ¿qué te pareció?

–Me pareció más rockero de lo que suponía. Por momentos me hizo acordar a cómo suena la banda de Chris Cornell, con todo respeto.
–Bernard: ¡No! Es uno de mis cantantes favoritos. Es uno de mis preferidos-preferidos –enfatiza–. Nunca lo conocí. Me encanta. Escuché el tema de apertura de la película de James Bond… –se refiere a You Know My Name, de la película Casino Royale– ¡Ah! Impresionante. –entrecruza sus manos–. No mucha gente puede cantar con ese sentimiento.

–¿Por qué esperaste 20 años para hacer un disco solista?
–Bernard: Porque es muy difícil mantener junta una banda. Todos los discos en los que participé fueron con grupos, y veía lo difícil que resultaba que se mantuvieran unidos. Y, además, nunca había querido hacer algo propio hasta 2006, cuando realmente tuve las ganas.

–¿Qué fue lo mejor que aprendiste después de dos décadas de carrera?
–Bernard: Se llama K.I.S.S.. Y quiere decir: Keep It Simple Stupid –hacelo simple, estúpido–. No la compliques, mantenelo sencillo. Herbie Hancock me dijo eso, y me quedó para siempre.

–¿Cómo manejás el tema de que siempre te pregunten sobre o te pidan canciones de Los Rolling Stones?
–Bernard: Mirá, está todo bien con eso mientras no sea la única cosa de la que quieran hablar o escuchar. Tengo una sociedad con los Stones desde hace 22 años, ininterrumpidamente. Nadie más lo hizo. Tal vez les gusta lo que hago, tal vez soy afortunado, no importa. Voy a estar conectado con ellos para siempre, y me dieron la chance de ser una mínima parte de la historia del rock and roll. Muy pequeña, pero ahí estoy. Son de lo más grande en mi vida, y es algo de lo que estoy muy orgulloso.

–Si en una fiesta apareciera una máquina de karaoke y te pidieran cantar algo de los Rolling Stones, ¿cómo reaccionarías?
–Bernard: Yo no canto karaoke. Sólo con mi banda y en vivo, jaja.

–Además del show de Niceto, ¿qué otras cosas vas a hacer en nuestro país?
–Bernard: Espero que después del viernes tengamos tiempo de meternos en el estudio y grabar algo de música con el Zorrito. No quiero hacerlo con nadie más.
–Zorrito: Tenemos algunas canciones e ideas y necesitamos grabar. Tras el recital, estaremos en el estudio, viviendo una fantástica experiencia. Porque este tipo no es sólo un gran cantante, sino que también es un gran productor y un gran escritor de canciones. Es un maestro.
–Bernard: Aprendemos el uno del otro, Zorrito…

SHOW:
Viernes 13 de noviembre a las 21 en Niceto, Niceto Vega 5510, Palermo. Entradas desde $90.
Junto a:
Fabián "Zorrito" Von Quintiero (Bajo)
Chuky de Ipola (Teclados)
Ramiro Pilo Gómez (Primera guitarra)
Gonzalo "Gaita" Lattes (Segunda guitarra)
Melena Sanchez (Batería)

Repasará temas de “Friends With Privileges”, su trabajo solista, y los clásicos más esperados de los Stones.

Invitado de lujo: Charly García + invitados sorpresa.

Bernard Fowler - Argentina - Jumpin' Jack Flash junto a Charly Garcia 13-11-2009


Charly Garcia con Bernard Fowler en Niceto Club/ viernes 13 de noviembre, 2009


Fuente: El Pentagrama

sábado, noviembre 14, 2009

García y Spinetta, dos grandes juntos

Rezo por vos. Los dos juntos. Místicos y míticos en un boliche en San Telmo.

Era una presentación del "Flaco" Spinetta, cuando Charly apareció para compartir escenario.

"Morí, sin morir y me abracé al dolor", cantó Charly mirando a cámara, bastante más gordo y recuperado. Spinetta generoso acompañó, "me encendí de amor, de amor sagrado..."




Fuente: Tn.com.ar

viernes, noviembre 13, 2009

La eternidad no es imaginaria

El Flaco presentó un adelanto para la prensa de lo que será su show del 4 de diciembre en Vélez. Tocaron Pescado Rabioso e Invisible, y estuvo como invitado Charly García.

La cita era en un lugar raro para el rock: el bar Moliere, en pleno San Telmo. Y la invitación, la mejor en años: presenciar un adelanto del show que Luis Alberto Spinetta dará en Vélez el próximo 4 de diciembre junto con las denominadas Bandas Eternas: ni más ni menos que Almendra, Pescado Rabioso, Invisible y Jade.

Y lo que se vivió, más allá del adelanto de lo que ocurrirá en el José Amalfitani, fue inolvidable. Nunca más podremos ver a Pescado Rabioso e Invisible tan cerca. Tras una prueba de sonido ("Encima tienen yapa", bromeó Luis Alberto) Machi Rufino (en el día de su cumpleaños) y Pomo Lorenzo acompañaron al Flaco en una versión de "Amor de primavera", de Tanguito. Fascina ver al bajista, con el look intacto; y al batero, sin bigote y con un aspecto muy similar a Alberto Olmedo.

Luego, lo que para muchos fue el Everest del asunto: David Lebón en guitarra, Carlos Cutaia en teclados, Black Amaya en batería, Guillermo Vadalá en bajo, Bocón Frascino en guitarra y Spinetta también: la versión 2009 de Pescado Rabioso repasó "Mañana o pasado" (también conocida como "Hola dulce viento", entonada por Lebón) y "Me gusta ese tajo", con un gran solo de Frascino.

Para el final, el recuerdo de la tragedia de Santa Fe con "8 de octubre" y la estelar aparición de Charly García para "Rezo por vos". Pero faltaba algo: entre la enorme cantidad de músicos que pululaban por el lugar (aparte de los nombrados se encontraban Marcelo Torres, Leo Sujatovich, Hilda Lizarazu y Juan del Barrio) Edelmiro Molinar y Rodolfo García charlaban de manera animada con quien los encarase. Una vez finalizado el evento, se sumó Emilio del Guercio. Y cuando el bajista charlaba frente a las cámaras de Canal 7, el propio Spinetta se sumó junto con Rodolfo y Edelmiro: al menos ante las cámaras (según pudo averiguar RS, no fueron parte de este evento porque recién tienen pocos ensayos juntos) los cuatro Almendra oficializaron una nueva unión. Como dijo el propio Flaco, "Para más, el 4 de diciembre".


Por Pablo Strozza

Fuente: RollingStone

Calentando motores

Spinetta se presentó en vivo. El Flaco tocó cinco temas con los integrantes de Invisible y Pescado Rabioso, y también con Charly García. Un adelanto del show de Vélez.

Esto fue todo. Más, el 4 de diciembre." Y resulta que todo fue ni más ni menos que Invisible y Pescado Rabioso en el mismo escenario. Y fueron Luis Alberto Spinetta y Charly García cantando Rezo por vos. Y fueron aquellos viejos buenos tiempos resumidos en un par de canciones, como breve anticipo de lo que será el concierto de las Bandas Eternas del Flaco, en Vélez.
Spinetta está contento, y se le nota. Se abraza a Rodolfo García, Emilio del Guercio y Edelmiro Molinari, y habla de "la entrega total de los músicos". Y confiesa que cuando surgió la idea de recorrer en una noche sus 40 años de historia con la música titubeó. "Pero cuando me di cuenta del amor que nos guiaba reaccioné y decidí hacerlo", dice.El bar de San Telmo parece una convención del rock nacional. A un costado del escenario, David Lebón, Black Amaya, Leo Sujatovich, Machi, Pomo. Más acá, Bocón Frascino, Juan del Barrio, Marcelo Torres. Y hay más.

Almendra, Pescado, Invisible, Jade, Los socios del desierto. Bandas eternas que dejaron impresas en la memoria una lista interminable de canciones que marcaron a fuego a varias generaciones.
"Empezamos con 70 temas, que Luis me pasó para que los pase a guitarra y pueda, de ahí, sacar los que van al repertorio del concierto", cuenta Guillermo Vadalá, el "salvatore", que, sin pensarlo, será en la misma noche bajista de Pescado y guitarrista de Jade.Amor de primavera, con Pomo y Machi, Mañana o pasado y Me gusta ese tajo, con Carlos Cutaia, Lebón, Frascino y Amaya. Retoño, con su banda actual, y la tragedia de los chicos del colegio Ecos presente, como un estigma. Como una deuda. Eterna. "No, los temas que vamos a hacer no te los voy a decir", se ríe Machi. En cambio, sí cuenta que cuando algunos amigos le preguntaban si era cierto que el trío volvería a sonar en un escenario creía que era una locura. "Pero un día me llamó Luis Alberto y me di cuenta de que iba en serio. Y en el tiempo que estamos compartiendo me di cuenta de que la magia sigue estando, y de que la música que hicimos es buenísima", dice.Y Sujatovich asiente. "Luis Spinetta conserva en mi vida una vigencia total. Y este reencuentro es una felicidad muy grande. Luis está en un momento maravilloso de su vida, y compartirlo con él, y con mi familia es fantástico", señala. "Ahora sí", dice el Flaco, y encara la salida. Y entonces sí eso fue todo. Pero por suerte, en 20 días habrá más. Mucho más

Por: Eduardo Slusarczuk

Fuentes: Clarin, Telam