miércoles, septiembre 30, 2009

Charly García llega a Chile: “Estoy Feliz”

SANTIAGO, septiembre 30.- Sereno, sonriente, con varios kilos de más y con una polera con el retrato de John Lennon así llegó este miércoles a Santiago Charly García, en el vuelo 643 de Air Canada que aterrizó a las 18:15 horas proveniente de Buenos Aires.
Tal como lo retrata las crónicas que hablan de un músico recuperado el argentino se mostró más calmo más tranquilo y más pacífico. “Estoy feliz, el show en Lima estuvo muy bueno”, dijo ante el puñado de periodistas que lo esperaban en el lugar y en referencia al debut de su tour en Latinoamérica el pasado miércoles 23 de septiembre.

Luego de saludar a dos de músicos de su banda, que habían llegado dos horas antes a Santiago, el artista tomó una lujosa limusina negra y se fue al hotel Sheraton donde descansará hasta este fin de semana.

El artista no tiene contempladas mayores actividades, aunque se podría reunir con distintas figuras públicas.

El músico toca este viernes en el Movistar Arena, para lo que prometió un show de dos horas con cerca de una treintena de canciones. En un principio su llegada estaba pactada para mañana pero su staff quiso adelantarla para que pudiera descansar.

El argentino retorna al país después de casi cuatro meses de intensa rehabilitación y a poco más de un año del escándalo que protagonizó en un hotel mendocino, cuando intentó destruir una de sus habitaciones a patadas y puñetazos. La policía lo sacó sedado y amarrado, en su retrato más duro del último tiempo. A partir de ahí, el hombre de “Nos siguen pegando abajo” inició una recuperación sustentada en temporadas en clínicas de rehabilitación, sesiones de yoga, ejercicios diarios con kinesiólogos y ensayos de varias veces a la semana.

En una reciente conversación telefónica con Terra durante la semana pasada, el músico reflejó su presente en una frase que encarna su actual estado de ánimo: “Estoy realmente muy muy bien”.

Con respecto al show que dará este viernes 2 en Movistar Arena (para el que aún quedan entradas en Puntoticket), García comentó: “Estoy muy eufórico por este regreso, nuestra banda no podía sonar mejor. El show va a ser algo muy clásico mío: voy a tocar un piano de cola y se basa en muchas canciones, no sé si en las más conocidas, pero sí al menos las que más me gustan. Va a ser un recorrido por distintas épocas, cosas muy viejas y algunas nuevas”.

El ex Serú Giran también reveló que lo suyo en vivo no es sólo una banda precisa y que interpreta con destreza sus clásicos; el espectáculo también cuenta con una llamativa puesta en escena. “Los equipos de sonido, las luces y la tecnología son muy buenos. Algo nuevo en mis shows. Van a quedar sorprendidos con el uso de tecnología”, aseguró, al teléfono desde Buenos Aires.

Los primeros en comprobar su actual performance fueron los peruanos, a través del concierto que el cantante dio el pasado miércoles 23 en Lima y que la prensa local calificó de “demoledor”.

En Chile, García se alojará en el hotel Sheraton. Su staff planea una serie de posibles reuniones con figuras públicas, aunque aún no hay nada cerrado. Los tres músicos chilenos que forman su grupo llegaron al país la semana pasada.

Charly Garcia en Chile

Charly García prepara su regreso a los escenarios y lo hará en grande: una revisión de lo mejor de su repertorio pero interpretados por un Charly renovado y vital.

Tal ha sido la expectativa de la vuelta de Charly García a la música, que las radios internacionales de habla hispana más importantes se unieron a la cadena de lanzamiento del nuevo tema "Deberías saber porqué". Cerca de 80 millones de personas lo escucharon, y tanto la prensa como el público se rindieron nuevamente a los pies del ídolo, que presenta una imagen renovada y con toda la garra y talento que nos mostró el Charly de antaño.

"Hoy es un día histórico para el rock", aseguró Fernando Szereszevsky, representante del músico, quien detalló que García atraviesa una etapa de "gran felicidad" y afirmó que "Charly es un ejemplo para él mismo".

"Cuando vean los resultados van a flashear" anunció García, luego de meses trabajando junto a los músicos Zorrito Von Quientiero, Negro García López e Hilda Lizarazu, más los tres músicos chilenos con los que lleva años trabajando.

La espera se acabó, vuelve el más grande del rock argentino. El concierto que durante años quisiste ver.


Charly García - Vuelve el más grande
Viernes, 02 de octubre 21:00 Hrs.
Movistar Arena - SANTIAGO
Precios: $ 13.700 - $ 49.900

Fuente/Punto de Venta: Punto Ticket

lunes, septiembre 28, 2009

El retorno del rey

Volvió de la muerte. Está de gira. Enterró sus excesos y, aunque ya no se parece a aquel que se tiraba de un noveno piso, está en el mejor de los mundos posibles: su música.
"¿A vos alguna vez te pasó de encontrarte involuntariamente a solas y a las 4 de madrugada con alguien que parece haberse escapado de la tapa de tu disco favorito?"

Dudo de que hayan sido éstas las palabras exactas, pero a Charly le gustó el piropo. Me dijo que admiraba a Prince y a Lou Reed, personajes que ocupan el siguiente eslabón en esta cadena de la idolatría y del cual no es necesario explicar quién es el que ocupa el estrato inferior en esta especie de escala de fascinación musical.

Fue raro. Como en esas películas tipo "Matrix" o "La casa de las dagas voladoras", donde el fulano queda como detenido en el tiempo mientras todo da vueltas alrededor. García estaba parado ahí. Su figura larguirucha e inconfundible se me apareció casi de la nada una vez que salté del último estribo del bondi. En una esquina, con calles vacías y sin gente, esperando un taxi bajo una noche fría y sin expectativas, el más genuino y puro de los punk argentos maldecía contra los tachos que se negaban a aparecer esa madrugada por Belgrano.

Era el invierno del 87, año en que se gestó "Parte de la religión", uno de esos discos perfectos de Charly, que presentó en una serie de recitales memorables en el Gran Rex a fin de ese año con un verdadero seleccionado de músicos: Fabián Von Quintiero en teclados, el Negro García López en guitarra, Fernando Lupano en bajo, Fernando Samalea en batería, Fabiana Cantilo en coros y Alfi Martins en sintetizadores.

Eran tiempos en que García era el rey de la Argentina, a pesar de su karma de vivir al sur. Eran tiempos en que el ego de Charly tenía un sustento creativo tal que, por ejemplo, a nadie alarmó demasiado que el bicolor le espetara en la cara al mismísimo Bruce "the boss" Springsteen: "Acá el jefe soy yo", en los camarines de la cancha de River durante el recital de Amnesty Internacional en el 88. El encantamiento soportado por la genialidad de su música y sus letras, trascendía ampliamente por sobre alguna que otra brusquedad de Charly. Ciertamente eran otros tiempos.

Luego de "Parte de la religión", García siguió un par de temporadas más con la gimnasia de hacer un disco por año. Editó "Cómo conseguir chicas" en el 89 y pisó los 90 con "Filosofía barata y zapatos de goma". En el 91 se juntó con Pedro Aznar para dar a luz esta vez a "Tango 4". En el medio de la grabación de la placa, Charly fue internado a pedido de su familia. Primeros indicios de que la lumbrera que le enseñaba el camino hacia la excelencia estaba perdiendo intensidad peligrosamente.

A tal punto que para un próximo disco de García hubo que esperar tres largos años. "La hija de la lágrima" (1994) y el MTV Unplugged (1995) fueron quizá el último rayo de luz musical antes de la oscuridad guarnecida y de alguna manera justificada bajo el lema Say No More, concepto al que Charly se aferró para proteger la complejidad de un personaje que ya comenzaba a ganarle la batalla interna.

A esta altura a nadie ya le asombraba toparse con una de esas zapadas de Charly en The Roxy, cuando estaba en Congreso, que arrancaban a las 6 de la mañana y que casi siempre terminaban en escándalo. "No te asustes nena, es sólo rock and roll...", le dijo cierta noche a la rubia que estaba sentada al borde del escenario y cuyas largas piernas colgaban cerca de él. Charly, vaso de JB en mano, acababa de interrumpir el "mini recital" tirando su guitarra sobre la batería de Oscar Moro, su ocasional partenaire en otra noche de locura.

A partir de 1995 y hasta el 2007 (Kill Gil), García editó siete placas. El bicolor, (sub)consciente de que ya nada era igual, intentó algún que otro manotazo de ahogado que ayudara a reflotar su genio. Buscó segundas partes con Joe Blaney, el productor del insuperable Clic Modernos, para hacer Alta Fidelidad (97). Pero el caos en que estaba sumido Charly, con condiciones poco ortodoxas para trabajar, hizo imposible una buena convivencia con Blaney.

El derrotero de Charly es esta parte de su vida, se sabe, terminó en los brazos de Palito Ortega, que cobijó al ídolo y lo devolvió a la música. Es cierto, García parece otro. La actual fisonomía de Charly se asemeja a uno de esos imitadores que merodean los shows de su cantante favorito y buscan parecérsele. Una especie de copia no muy lograda de sí mismo.

Charly ya no está tan flaco, toma mate y gaseosas, no se tira a la pileta de un noveno piso, no hace bardo, no les pega a los sonidistas ni va por ahí demoliendo hoteles, al menos por ahora. Toda esta coctelería explosiva de un pasado aún a flor de piel le dio paso al bad boy rockstar e incineró al músico de las canciones filosas que rescataban verdad de la hipocresía y regalaba arte.

Es probable de que ya no sea capaz de escribir canciones que desde el vamos presagiaban ser himnos inmortales, pero tratándose de Charly no es poca cosa que podamos volver a escuchar las que ya están, y en buena forma tal como aseguraron testigos de los ensayos previos a la gira que comenzó el último miércoles en Lima. La música y las letras por sobre toda pose.

Charly enterró las armas de autodestrucción cuando se dio cuenta de que el aguante suele ser a veces una metáfora sin sentido. Pareció entender que la caravana de los excesos jamás se deja alcanzar porque en definitiva no tiene fin. Nadie pudo ni podrá. Charly tampoco, y es por eso que sabiamente eligió sentarse otra vez detrás de un piano, su mejor lugar en el mundo.

domingo, septiembre 27, 2009

El amor espera

La proyección de una cortina roja como de teatro antiguo empieza a desteñirse, a envejecerse, a convertirse en hielo. La melodía de “Pubis Angelical” se cuela entre los alaridos. Tenemos miedo, pero quizá no más que el que está detrás del écran. A las 9.30 de la noche, los amplificadores nos golpean el pecho. La tela cae. Charly está de espaldas al público. El instante es fotografiado por miles de camaritas amateur. El vicio de congelar lo imposible. De reojo y con media sonrisa, García camina hacia aquello que siempre lo ha protegido: su piano. La noche anterior prometió, mala señal, un concierto con “efectos especiales”. Verlo ahora tan normal en el piano es, en cambio, un buen augurio: quizás en este cacareado regreso que empieza hoy el espectáculo vuelva a ser la música.

Sentado de perfil, al lado izquierdo, el músico toca “El amor espera”. No es una sorpresa. Horas antes había hecho algo insólito, incluso para Charly. Había compartido con la prensa la lista de las primeras 14 canciones que iba a tocar. Cada gesto previo a este retorno trasluce prudencia. Poco a poco ha llegado al centro del escenario y baila para nosotros “El rap del exilio”, como si quisiera quitarse el miedo de golpe. “No soy un extraño”, “Cerca de la Revolución”, “Chipi Chipi”, “Fanky”, “No te animas a despegar”, siguen el guión de hits. El nuevo Charly deja poco a la improvisación y canta como no lo hacía en años, aunque cueste reconocer que ningún tratamiento, Dios, ni Palito Ortega, podrán revivir su mejor voz. El público peruano que ya estaba verde de esperar durante cuatro años la vuelta de su ídolo, parece que asiste al aterrizaje de una nave espacial: las luces sobre las caras, las bocas abiertas, las manos arriba. El se hizo el muerto y éstos son los que le lloraron.

“Demoliendo hoteles” hace temblar el Monumental. “Promesas sobre el bidet” lo sobrecoge. Y “Adela en el carrusel”, “Canción de 2x3”, “Influencia” y “Llorando en el espejo” son una puñalada. A fin de cuentas Charly García es nuestro Lennon pero a lo Richards. Hace 10 años lo entrevisté en Cusco. Había pintado las paredes de su cuarto con aerosol, y mientras recibía marihuana de un par de groupies adolescentes, me obligó a sentarme en una mesa lejos de su cama donde golpeaba un teclado, le cantaba a la “caspa del inca”, y me estudiaba con sospecha. No tenía la culpa. En ese entonces trabajaba para una revista política. Al final se sentó junto a mí, descubrió que lo había estado grabando y tiró mi casete contra la pared en venganza. Tenía la nariz taponeada y pretendía que se la sople para ayudarlo a respirar. No lo hice. Por fin nos reconciliamos de la única manera posible: hablamos de música. Horas más tarde, Charly llegó al concierto caminando rápido sin hablar con nadie; sostenía una Barbie con ambas manos manchadas de pintura. Recuerdo que sonaban helicópteros antes de que todo empezara. Recuerdo un telón negro con el sello SNM dibujado en rojo sobre él. Recuerdo un concierto intenso y a un García que paralizó a todos ante lo imprevisible. Esa fue la última vez que lo vi tocar en vivo. Hasta ahora.

Charly dijo después del concierto del miércoles que nos rompió la cabeza a todos. Y es cierto. Pero para mí no fue fácil verlo. Antes teníamos miedo de que se largara a la tercera canción o de que nos mandara a la mierda. Ahora temía que se quedase dormido o que le diera un ataque de pánico. Es el mismo, pero no es el mismo y no sólo por los cachetes y la barriguita. ¿Se echó rimmel en la condecoración de Apdayc? Verlo vivo, entero, moviendo el culo mientras estira los brazos debajo de ese poncho Mercedes Sosa style, es el say no more más rotundo y creíble que haya dicho en años.

Charly deja claro quién manda esa noche. “Soy el que cierra y el que apaga la luz”, canta y bum. Apagón. El gigante ingobernable camina tambaleándose hacia el backstage. Tambaleándose porque así ha caminado siempre. Tranquilos, esta noche no habrán sobresaltos. Antes del final, lanza un par de piropos (“Viva Perú... y es algo que no les digo a todos”), algunas puyas (“Cómo estoy jodiendo a unos cuantos... decían que estaba loco... de acá”) y algunas bromas (“No puedo largar, no puedo hacer nada”). Se va una vez y vuelve para retarnos con “Deberías saber por qué”, su nuevo tema. Miles lo cantan con él. Y su banda que es como una locomotora sigue su marcha imparable gracias a las guitarras de Kiuge Hayashida y el Negro García López y a la electricidad de Hilda Lizarazu, que nos canta a todos, pero sobre todo a Charly. “Hablando a tu corazón”, “Rock & Roll, Yo”, y chau. Pero no acaba ahí. Cuando empiezan a desarmar los equipos, regresa para tocar una brutal “No toquen”, golpear el piano con el mismo puño que levantó muchas veces durante las más de dos horas de concierto, e irse aparentemente emocionado. A algunos nos preocupa sólo una cosa y es cómo la pasó él. Si estuvo contento, si se sintió querido, si lo decepcionamos aunque sea un ratito. Charly siempre hace eso. Poco tiempo después del episodio en el Cusco estuve en su apartamento de Palermo. Antes de irme me pidió que me quedara hasta que se durmiese. No pude. Nunca vi a alguien más solo.

Hoy es diferente. Nadie se quiere ir. Y cuando digo eso no exagero: quedan unas 10 mil personas frente al escenario, y aunque a los limeños nos cueste un poco más eso de gritar arengas, no pensamos movernos de ahí. Cerca de la puerta de salida, dos chicos siguen mirando hacia el escenario esperando un milagro. Gritan algo que lo resume todo: “¡Plomos de mierda, no guarden el piano!”. El amor espera, sí, pero también reclama. Y eso está muy bien.

Por Verónica Klingenberger (periodista peruana editora de la revista Dedomedio)

Fuente: Página 12

El karma de vivir al sur

Hace ya un largo tiempo que Charly García trata de alcanzar al escurridísimo fantasma de quien una vez él mismo fue. Incluso esta nueva etapa, en la que se lo ve robusto y alejado de la cocaína, no parece sino un atajo hacia un lugar en el cual ya estuvo, brilló y colapsó. Charly García siempre querrá ser, desde hoy y hasta el día de su muerte, Charly García.

Y Charly es, o lo fue, colérico, impredecible, tempestuoso, brillante aun en el caos, visceral y profético. Charly sabe que su más reciente versión, sedada, pausterizada, no representa su espíritu creativo, no le hace honor al nombre que supo ganarse a costa de discos que quedarán en la historia de la música. No proyecta su antiguo fuego interior.

Como una suerte de Diego Maradona en los estertores de su carrera, Charly insiste en regresar, en forma, más fuerte, rejuvenecido por la terapia y las Flores de Bach. Como Joaquín Sabina ha sobrevivido al precio de volverse saludable. Aunque bajo esta idea profiláctica debe subyacer la de delirarse una vez más.

No hace falta un redoble de tambores, no hay suspenso acerca de lo que ocurrirá con el artista. Charly nunca será el que conocimos en sus días más agudos. Hace mucho que no lo es. A su pesar y el de sus fanáticos, no hay posibilidad de volver el reloj atrás para encontrar las perlas perdidas de su genialidad.

Este no resignarse al paso del tiempo, este no claudicar a la práctica del espíritu salvaje, no hace más que taladrar las posibilidades compositivas del viejo Charly.

¿Cuánto hace que Charly cayó en una espiral de locura que por poco se lo lleva de este mundo? Pues nada. Sin embargo, Charly insiste en refrescar la voz y salir de gira lo antes posible. ¿Algo nuevo en el tintero? No, no realmente; apenas un tema.

García no dejó espacio para la introspección. No se permitió a sí mismo mudar de piel. Y la prueba de todo esto es que está en el ruedo, otra vez, como todo un Rolling Stone. En cuando a conducta, Charly no es un Leonard Cohen sino un Keith Richards, un Ron Wood fugado con una joven que acaba de dejar la adolescencia (de hecho la asistente de Charly debe andar por los 20).

García persevera en ser García. Tarde o temprano, bajo esta misma lógica Charly vivirá su paroxismo y su eclipse.

Hay un Charly posible o al menos opcional, uno que marcha a la montaña o al mar y deja el personaje de lado para dedicarse a producir arte. Sólo música. Lejos de las groupies, de los amigos del alma, de las conexiones on-line y de las tapas de las revistas. Uno que va hacia lo profundo sin naufragar.

Pero hay demasiados negocios alrededor suyo. Demasiados intereses que benefician a un contingente no menor de artistas y mercaderes de variada gama. García lo sabe y los soporta, o los incluye en su ser. Después de todo, él firma el cheque. Él paga los platos rotos. No hace más que aceptar su karma: vivir al sur y ser un rockstar.

sábado, septiembre 26, 2009

Charly García en Perú: los festejos post show

El concierto de Charly García en la explanada del estadio Municipal de Lima había finalizado. Periodistas, músicos y camarógrafos fueron invitados al backstage a picar algo, mientras los músicos, los técnicos y la gente de la organización se saludaban con la satisfacción del deber cumplido. Y en ese momento, la aparición de Charly: tranquilo y sonriente, cambiado, saludando y diciendo: "Estoy muy contento por mis amigos, pero más por mis enemigos. ¿Vieron que no estoy lento?". Acto seguido, y tras una salva de aplausos, se subió a la limusina que lo esperaba, acompañado del Negro García López.

A partir de allí la vuelta al hotel, estimulados por la promesa de fiesta post recital. El Zorrito Quintiero e Hilda Lizarazu amagaban con un show de la Lobby Band, una suerte de dúo de piano y voz especialistas en recrear temas de Elton John, al que se sumaría la viola del Negro. Ya en el lobby, entre abrazos y alegría, los plomos armando el escenario y. ¡dos teclados! Y todas las sospechas hechas realidad: García comandando el grupo, y el grito "¡Vamos con todo el show de nuevo!". Así arrancó una seguidilla de seis temas, que sumaron la voz de Hilda Lizarazu para el final ("Estaba en mi cuarto a punto de dormirme y me llamaron, ¡no podía no estar!").

El improvisado e íntimo concierto terminó. Charly es retirado, y la banda que se queda para la charla distendida, entre pisco sours que van y vienen: "Estoy feliz: recuperamos a Charly", dice el Negro entre vasos y besos. "No creo que en Latinoamérica haya shows de esta calidad como el que dimos hoy con Charly", señala el Zorrito. "Esto es el comienzo de todo. Ojalá que Charly no se sienta presionado para grabar un disco enseguida", reflexiona Hilda. La noche limeña siguió, las risas se multiplicaron y la barra proveedora de tragos cerró. Hora de emprender el regreso a casa, y de dormir todo el tiempo en el que nos mantuvimos insomnes por la felicidad. Charly Is Back!

Por Pablo Strozza

Charly García: "Yo me tuve que mejorar solo"

Lo daban por muerto artísticamente. Pero Charly se reformuló. Limpió su pasado, zafó de sus adicciones e inició una reconversión que lo tendrá el 2 de octubre en un masivo show en Movistar Arena. En su primera entrevista con un medio chileno tras el escándalo que protagonizó el año pasado en Mendoza, detalla el duro proceso que lo convirtió en un hombre domesticado y prudente. Lejos de la pólvora de antaño. Habla de rehabilitación, de Maradona y hasta de Sebastián Piñera.

Ni groupies ni familiares. Ni mascotas ni oportunistas de último minuto. El copiloto más fiel de Charly García en el tour continental que inició este miércoles 23 en Lima es una neuróloga. Una especialista que creció como fan del cantante y que en el último año se encargó de encuadrar su rutina, refinar su estado físico y calibrar el ritmo de un hombre de 57 años que nunca pensó en volver a la ruta. Como premio, el músico la hizo su amiga y la sumó a su círculo de hierro.

"Viajar con ella en este tour demuestra la buena relación que tengo con los doctores que sí saben", cuenta el cantante, al teléfono desde Buenos Aires. Y eso demuestra algo aún mayor: Carlos Alberto García Lange, el hijo pródigo del rock argentino, uno de los más brillantes artesanos de la canción nacidos en este lado del planeta, vive hoy el giro más brusco de su vida artística y personal. Un punto de inflexión originado la madrugada del 9 de junio de 2008, cuando lo sacaron amarrado y sedado de la pieza de un hotel mendocino que casi destruye a las patadas y puñetazos. Fue su retrato más penoso de los últimos años. A partir de ahí inició una reconversión aferrada a terapias intensivas, sesiones de yoga, ejercicio físico y portazos definitivos a las adicciones y los compadrazgos de lealtad dudosa.

Desde hace unos 4 meses, de lunes a viernes, su rutina sigue un derrotero establecido: la mañana empieza con gimnasia y ejercicios suaves coordinados por kinesiólogos; continúa con visitas a un centro neurológico bonaerense -donde monitorean su salud física y mental-; y todo remata con intensos ensayos de cuatro horas diarias junto a sus músicos. En los intervalos, en un renovado departamento que hoy habita en el sector de Barrio Norte, el cantautor acata una dieta que respeta las cuatro comidas diarias, luego de que en años anteriores pasara días enteros sin mascar ni medio bocado. Su nuevo régimen le ha permitido estrenar un semblante más lozano y robusto. Y un peso que hoy rasguña los 85 kilos.

Pero su cambio de piel no se agota en esta remozada agenda personal. También se palpa en su hablar: respuestas concisas, acotadas, casi libreteadas, sin el desmadre ni la pólvora de antaño. No hay pie para pullas incendiarias o polémicas con carne de titular. ¿Un Charly domesticado? Puede ser, pero es el precio de la rehabilitación. En esta entrevista se siente el hálito de un tipo de reacciones pausadas, manso, aún en rodaje, aún en purificación. Tal como la foto del afiche que promociona su show del 2 de octubre en Santiago: un veterano peinado como colegial; un rostro sin heridas de guerra que hoy serviría hasta para publicidad de AFP.

Y no sólo se trata de un asunto personal: hoy el hombre de "No me dejan salir" está cercado por mánager, asesores y una productora multinacional de espectáculos que quieren resguardar a toda costa su renovada imagen. Desean que el pasado de drogas y piqueros al vacío no cope las notas, para impulsar la idea de un presente sano y no arruinar uno de los retornos más rentables del rock latino en los últimos años. Es que todos saben lo difícil que fue volver a verlo en pie. De hecho, el prólogo y los primeros capítulos de esta épica fueron los más tormentosos: su paso por las clínicas de rehabilitación. "Son lugares siniestros", revela García acerca de Dharma y Avril, dos de los centros que lo cobijaron tras su escándalo.

-¿Pensó alguna vez en volver a hacer shows tan masivos?

-No, nunca. Parece increíble que ya llegó el tiempo de tocar. El año pasado ni me lo imaginaba. Fui a algunas clínicas que me dieron resultados muy negativos para mí, se equivocaron completamente.

-¿En qué se equivocaron?

-Es que para algunos estaba esquizofrénico, para otros era bipolar… no sé, las clínicas de rehabilitación realmente son así, no es como uno piensa que son, que hay psicólogos y eso. Más bien te tiran ahí al rebaño y te dan un montón de pastillas. Es más una cosa moral, una falsa moralina que un real empeño en ayudarte.

-Entonces, ¿no aportaron en nada a su mejoría?

-Yo me tuve que mejorar solo. Por supuesto con el apoyo de algunos amigos que me dieron las facilidades para que pueda hacer lo que estoy haciendo ahora. Pero quiero aclarar que en esos lugares no pensaban que yo iba a volver a tocar o a hacer algo importante.

-¿Pasar por ahí hizo más difícil el proceso?

-Es difícil porque estás encerrado, te atan a la cama, estás con un montón de gente que no conocés, imposibilitado de salir. Es espantoso. Uno nunca sabe cuándo termina la rehabilitación, aunque creo que estoy terminando mis deberes finales. Ahora en mi mente estoy tratando de concentrarme en cantar y en que en los shows sean bien prolijos, porque van a ver a un buen Charly. Al mejor Charly.

Está claro que el mejor Charly, el 2.0, el que hoy tiene más hábitos de tenista ATP que de rockstar casi sexagenario, no fue pulido en las clínicas. El autor intelectual de esta reconversión fue Ramón "Palito" Ortega, el cantante y ex gobernador tucumano que lo apadrinó en su huida del infierno. A diferencia de todas sus anteriores crisis, esta vez hubo alguien dispuesto a hacerse cargo. Y no un camarada de boliche ni un amigote de copas.

A fines de los 70, Ortega inició un juicio por calumnias contra García luego de que el hombre del bigote bicolor criticara con dureza sus películas. Tras una extensa batalla legal, Charly se disculpó, hubo apretón de manos y se inició una intermitente relación que incluyó alabanzas mutuas y colaboraciones esporádicas. Pero nunca una amistad histórica.

Tras conmoverse con las imágenes de García tocando fondo en Mendoza, Ortega lo visitó en los centros médicos y le propuso seguir la resurrección en su quinta de Luján. En el cerrado círculo íntimo del artista, liderado por su mánager Fernando Szereszevsky, sabían que había aparecido el hombre indicado en el momento preciso. Un colega desinteresado dispuesto a ofrecerle el ambiente sano y hogareño que no tuvo durante décadas. Un patriarca postizo que lo haría recuperar el cobijo familiar casi destruido en la vida del músico, luego de la muerte de su padre y de pelearse públicamente con su madre, sus hermanos, su ex esposa y su hijo.

De hecho, muchos medios argentinos postularon que las grandes diferencias en los tropiezos de García y Maradona -emblemas del ideario argentino de héroes caídos a los que se les aguanta casi todo- estaban en la familia: mientras Diego siempre podía apoyarse en su prole, Charly siempre estuvo solo. Hasta que apareció "Palito" y le ofreció un refugio que incluía una capilla, un pequeño zoológico, un parque de eucaliptus y la presencia de su esposa, la actriz Evangelina Salazar, y su hijo, Sebastián Ortega, el cerebro tras productos de alto rating como "Los exitosos Pells" y responsable del video del último single de García, "Deberías saber por qué".

-¿Cómo fue encontrar ese ambiente que nunca antes había tenido?

-No estaba acostumbrado a eso. Yo vivía solo. Pero más que familiar, era un ambiente amistoso, todos tratándonos de igual a igual. Amigos. Un ambiente de fiesta, con una piscina muy linda y mucho caminar por un sitio grande y natural. Pasé todo el verano ahí y "Palito" fue como un gran padre de familia. Si bien no estábamos juntos todo el tiempo, había asados todos los domingos e hicieron una gran fiesta de Navidad para mí. También me abrieron el estudio de grabación que tienen ahí mismo.

-¿Qué sucedió para que se diera el reencuentro con "Palito"?

-Y… fue por esas cosas de la vida. No era muy amigo de él, pero me iba a visitar a las clínicas y ofrecía de todo corazón su casa. Me brindó su amistad y se lo voy a agradecer por siempre, porque de lo contrario me hubiera ido a otro lugar donde se hubieran seguido equivocando conmigo.

-¿Cuándo sintió que era necesario volver a tocar masivamente?

-En la Navidad pasada toqué con mis músicos amigos y me costó mucho. Luego hice un show en Luján, donde está la quinta. Si bien fue improvisado e imperfecto, fue algo que me impuse yo mismo. No quería que se me atrofiara el músculo y por eso salí a tocar. Después me empezaron a llegar propuestas para hacer una gira y cuando hubo una que me pareció bien, dije "bueno, me voy por el túnel hasta el final".

-¿Esta gira es también una forma de responderle a parte de la prensa o el público que lo daba por desahuciado artísticamente?

-Yo no soy vengativo. Siempre mi vida fuera de los escenarios tuvo contradicciones y se dijeron muchas cosas de mí. Uno siempre tiene detractores, pero creo que la mayoría de la gente me quiere, pese a los envidiosos. Incluso ahora creo que en Argentina me quieren un poco más, porque tuve el valor de enfrentar una crisis y recuperarme, lo que no es fácil. Demostré que se puede. Hay mucha gente que piensa que una vez que uno tiene una dependencia o adicción es para toda la vida. No, no. Uno puede cambiar de vida y después seguir tranquilo.


Ensayo chileno

La dinámica de trabajo físico ha sido vital para la desintoxicación del argentino. Pero igual de importante ha sido el impulso de volver a sentarse frente a un piano e iniciar un itinerario de ensayos digno d
e un conjunto debutante. Desde hace cuatro meses, el cantante ensaya veinte horas semanales, repartidas en cuatro horas por día. "Ya tenemos 34 canciones sacadas al dedillo, estamos muy estirados para estos conciertos", adelanta Charly sobre la operación retorno, que no sólo tiene escalas en Lima y Santiago, sino que guarda un reestreno estelar en su país, el 23 de octubre en el estadio de Vélez Sarsfield. Justo para el día de su cumpleaños y con boletos casi agotados. Una cita de la que podría salir un futuro disco y DVD. "Empezamos ensayando en una sala muy chica, con una batería electrónica y un teclado. Luego pasamos a un lugar más grande y, en este último tramo, nos preparamos directamente en un teatro (el Roxy, en Buenos Aires). Con el tiempo, también se ha ido formando un equipo de trabajo muy fiel", dice.

La banda con la que recorrerá el continente es una verdadera cofradía que integran tres colaboradores argentinos (Hilda Lizarazu, Fabián "Zorrito" Quintiero y Carlos "Negro" García) y tres músicos chilenos con los que toca desde 2001. Se trata de Kiuge Hayashida, Antonio Silva y Carlos González, los mismos que conoció a través de Miguel Piñera y que, como inseparables apóstoles obedeciendo al Mesías, han aguantado todos sus pecados. Los mismos que estaban con él la fatídica noche mendocina en que comenzó este relato de resurrección. "Ellos son como soldados, siempre al pie del cañón y siempre poniendo mucha garra. Va a ser lindo tocar con ellos en Santiago, va a tener un poco de emoción extra", confiesa García, en un público tributo al aguante de su armada chilena.

-Después de Argentina, Chile es uno de los países donde su figura siempre generó respeto y simpatía, incluso en sus malos momentos. ¿Qué sensación le da este regreso?

-Me dan muchas ganas de ir, porque me dijeron que el lugar donde tocaré es muy bueno y porque Chile siempre me cayó muy bien. Siempre me trataron como ciudadano ilustre. Sólo una vez me tiraron una bomba de asfalto en el parabrisas del auto, pero lo demás está todo bien. Me siento muy cómodo allá y seguramente me tomaré unas vacaciones en Santiago o Viña.

-¿Cómo eligió el repertorio para el concierto en Santiago?

-Mmmmm… me fijé en los temas donde aparecían cosas que yo había profetizado sobre mí mismo y que sucedieron ahora, con este nuevo proceso. Hay de todo, desde "Clics modernos", hasta "La hija de la lágrima" o "Say no more".

-A propósito de relaciones con Chile, aquí salió publicado que Sebastián Piñera podía juntarse con usted en Buenos Aires durante su viaje de la semana pasada. ¿Hubo alguna intención?

-No, eso lo dijo él. No me juntaría con un político de derecha.

-¿Qué le parecería que un hermano de Miguel Piñera llegue al poder en Chile?

-La política mucho no me interesa, pero no sé, no tengo opinión. Si el hermano de Miguel es como Miguel, no sé cómo puede ser de derecha. Bueno no sé, son cosas de ellos.

-¿Sigue teniendo algún lazo con Miguel Piñera?

-Y… es un amigote. Además, ustedes tienen una buena presidenta, que es lo que se rumorea por acá.

-Un mujer, igual que en Argentina.

-Igual. Me parece algo nuevo, algo como Osama (sic) en Estados Unidos. Un cambio.

Puede que en el final de esta entrevista, García no acierte con el apellido del nuevo gobernante estadounidense y el lapsus de una letra pueda derivar hasta en una trifulca diplomática. Pero da igual: un simple desliz que agrega algo de humor involuntario a un Charly domado por el control y la prudencia.

Por Claudio Vergara


viernes, septiembre 25, 2009

Charly García y la música que vive en él

LIMA.- Habrá que jugar con las palabras, cambiarlas, darles nuevo sentido a los versos que ahora García canta de principio a fin a modo de autobiografía, para poder describir con justicia lo que ocurrió anteanoche en Lima. Habrá que decir que estaba en llamas cuando se levantó, que se animó a despegar o, como él mismo se encargó de resaltar, que Charly es un vicio mal y que hay señales, muchas y muy buenas, de algo que vive en él.

Charly García volvió a los escenarios con una sonrisa que no se borró de su cara durante toda la noche, incluso varias horas después del concierto, y ésa será una imagen difícil de olvidar para los que presenciaron este regreso a escena. "Es la sonrisa de papá", bromeaban por ahí en alusión a Palito Ortega, responsable de buena parte de esta nueva vuelta y que también llegó hasta aquí para ser testigo y celebrar junto a su amigo el cierre de un extenso proceso y la promisoria apertura de un nuevo ciclo en la vida/obra de este artista visiblemente inmune a cualquier tipo de regla general.

Hasta se podría decir que García no está gordo ni hinchado, sino que está a punto de explotar de felicidad, que su cuerpo desborda alegría por estar ahí arriba, tocando, cantando, jugando. A lo largo de dos horas sin pausas de show, se divirtió como hacía tiempo no se lo veía hacerlo y agradeció el caluroso y generoso afecto de sus fans peruanos con su mejor arma: la música, esa terapia sin contraindicaciones que ha sobrevivido a través de los siglos y que atravesó la historia de la humanidad, de boca en boca, de generación en generación.

"Estoy contento por mis amigos, pero más por mis enemigos", dirá después en camarines, exultante, con esa voz nasal inconfundible que hacía rato no le gritaba al oído argentino. Porque, fiel a su estilo, la sonrisa de García también tiene algo de revancha, de "yo les dije que no me dieran por muerto". Una sabrosa revancha para sí mismo, para los aliados y no aliados. "Cómo estoy jodiendo a algunos? decían que estoy loco, je", había disparado en medio del show, luego de lucirse junto a la banda en una implacable versión de "Influencia", esa canción/estandarte en la que confiesa: "puedo ver y decir y sentir: algo ha cambiado, para mí no es extraño".
García disfruta de cantar esos versos autoreferenciales, "proféticos" según sus palabras. "Yo hago el muerto para ver quién me llora, para ver quién me ha usado", fue la frase elegida para abrir el concierto, a ritmo de una versión reducida de "El amor espera". Contenido primero, ansioso quizá, Charly tardó apenas un par de canciones en acomodarse. Pasaron "Rap del exilio", la conmovedora "No soy un extraño" y "Cerca de la revolución". De allí en más, este hombre a punto de cumplir 58 años que aún continúa en el camino de la rehabilitación, se soltará más y más y más, retroalimentándose con la música, con la alegría de la gente que tiene enfrente y también con la de la que está a su lado, la de los músicos, la de los amigos que lo acompañaron con fidelidad hasta aquí. Diez años después, esto también es el aguante.

Fabián Quintiero salta endemoniado, Hilda Lizarazu gesticula y baila de aquí para allá y el "Negro" García López le estampa un beso en la boca. Tres amigos de larga data que se entregaron por completo a un repertorio de lo más variado y jugado de la discoteca García, con ánimo de celebración, de show de estadio, de imágenes proyectadas, de puesta que quiere ser más cuando aterrice en Vélez.

Clásicos en versiones más acotadas, más concisas, con luminosos arreglos de alto impacto para el cancionero popular firmado por Charly. Así pasarán "Demoliendo hoteles" y "Promesas sobre el bidet", seguidas por "Adela en el carrousel", "Rezo por vos", "Yendo de la cama al living" y "Canción del dos por tres", en un exquisito bloque para fanáticos que ordena dos temas de Piano bar, dos de Parte de la religión y dos de Yendo de la cama al living, una inspirada y querida trilogía de discos de los años 80, en formato vinilo, casete y también en compactos (para los más jóvenes, habrá que recomendar que todavía hay algunos ejemplares dando vueltas por ahí).

"Esto es una maravilla", "nunca lo había visto así"; "qué lindo que está Charly". Las frases de asombro y cariño se repiten insistentemente entre el público peruano que, orgulloso, le agradeció al músico con entusiasmo haberlo elegido para este momento tan especial. Parejas de jóvenes y no tanto, muchos padres acompañados por sus hijos, miles de fieles seguidores con su respectivo brazalete Say No More vivieron una noche de emoción a flor de piel, en más de una oportunidad al borde del llanto. No ha sido para menos. Canciones como "No te animas a despegar" o "Llorando en el espejo" erizan la piel, mientras la base bajo/batería golpea en el pecho del desprevenido.

García toca el piano, pero parece más concentrado en cantar, en decir, en recitar sus canciones como pocas veces se lo ha visto en la última década. Por eso más de una vez se lo verá con micrófono en mano, yendo de un lado para el otro del escenario cual crooner maduro, buscando su nueva forma, su nuevo estado ideal.

Así, de pie frente a la multitud, lo encuentra el ingenioso e hipnótico arreglo de "Raros peinados nuevos" bajo la dirección del Zorrito Quintiero: "¡Viva Perón!", exclamará sobre el final del tema, casi como un grito de guerra entusiasta e improvisado. "Aunque no por los Kirchner", completará para confirmar que la expresión había sido más un gesto musical que político, como una demostración de que el sonido y la armonía absoluta siguen siendo su obsesión por sobre todas las cosas. Por un instante, estamos otra vez en presencia del Charly espontáneo, que por ahora y tras cuatro meses de ensayos sin respiro, aparece en cuentagotas, pero que bastan para cerciorarse de su intacta lucidez, a pesar de toda el agua que corrió bajo el puente.

Hubo poncho para García, hubo uno, dos, tres finales a pedido del público y hubo un último adiós con el micrófono en el suelo. Hay banda, hay equipo, hay García para rato. Uno de los compositores argentinos más agudos e instintivos de nuestro tiempo está de vuelta, para alegrar a muchos y también para molestar a otros tantos. La cosa es así. Ya se hizo de noche y se tiene que ir. El solo tiene esta pobre antena, que le transmite lo que decir: una canción, su ilusión, sus penas y este souvenir. Bienvenido sea una vez más.

Por Sebastián Ramos

Fuente: La Nación

Charly García en Perú: cuando comenzamos a nacer

El músico copó Lima Dio su primer concierto completo después de haber estado al borde de la muerte. Fue conmovedor. Y mostró un buen presente artístico. Todo el regreso y la trastienda del post show, con una zapada improvisada en el hotel.

Encontrar la manera de iniciar la crónica de la reaparición musical de Charly García en Luján, a fines de marzo, no fue nada fácil. "Tocó Charly". Así de simple resultó la síntesis más ajustada de lo que sucedió aquella tarde rara, con gusto a incertidumbre.

Seis meses después, en medio de los mismos interrogantes, desde la capital peruana, la duda es cómo arrancar el relato del primer concierto de su gira de regreso sin caer en exageraciones que empalaguen la lectura. Así que acá va: Charly la rompió en Perú. Punto.

En el lobby y los salones del hotel en el que se hospeda la troupe de García, en el San Isidro limeño, manda la distensión. "Suena bárbaro, y García está contento", repetía el Zorrito Quintiero antenoche, al regresar al hotel tras la prueba de sonido. "Charly está feliz", dice Hilda Lizarazu, en una recorrida matinal por el lobby del hotel. "Está todo muy bien", aseguran varios de los 28 integrantes del equipo que acompaña.

Mientras tanto, Charly "duerme", "lee" o "desayuna en la habitación", según quién lo diga. Algo queda claro. No habrá Charly para los medios antes del show. Punto.

Hora de salir para el Estadio Monumental, a poca distancia, pero a mucho tiempo del hotel a las horas pico. Y acá, a las 18, es una hora pico. Decir que el tránsito en Lima es complicado, es subestimar en demasía la cuestión. El tránsito en Lima es mucho más que complicado. Cuatro cuadras en 20 minutos. Say no more. Una hora y cuarto para llegar a la explanada del estadio, donde espera un escenario generoso en dimensiones como las dos pantallas que hay a sus costados. Al frente, muy de a poco, el público va ocupando lugares. Sin histeria. Con sandwiches de pollo, cerveza, algo de merchandising y mucha distensión. Sí. Acá también. Punto.

La melodía de Pubis angelilcal, y el apagón anuncian que sí, que finalmente, el 23 de septiembre de 2009, a las 21.30, Charly García vuelve a la ruta. Más Pubis.... Telón abajo. "Me siento solo, lindo, joven", canta García. Elegante sport, sonrisa de oreja a oreja, manos que se apoyan sobre el teclado de su piano de cola. "Yo me hago el muerto para ver quién me llora, para ver quién me ha usado", sigue. Fin de El amor espera.

Todo está en orden. García se para mientras la banda ya arranca el Rap del exilio. "Vamo' a bailar", invita, y baila él también. ¿Todo bien? Sí, todo bien. No soy un extraño, avisa, García, saluda y anuncia "rock and roll". Pasan Cerca de la revolución, Chipi Chipi, Fanky, y trato de creer que de ahora en adelante cada vez que toque Charly la noticia será la música. Que cada línea de nota será para contar, como ahora, que las guitarras de Kiuge Hayashida y el Negro García López le dan a la banda una potencia rockera que se extrañaba. Que la voz y la actitud de Hilda le regalan a las canciones de García, y a la escena, una frescura que es bienvenida.

El telón de fondo se convierte en un muro que se pierde a lo lejos, durante Vía muerta, con inspirado solo de Hayashida. Y se oscurece a la hora de Demoliendo hoteles, tiempo de solo pirotécnico de García López, y de un Charly cada vez más suelto. Entonces vuelve al centro de la escena. "Cada cual tiene un trip en el bocho", canta. El de García parece ir en buena dirección. La lista sigue y, lejos de los tiempos en que la cuestión era adivinar para dónde dispararía el líder de la banda, Toño Silva López y Carlos Ludwig González edifican una base sólida, sobre la que las melodías y las armonías de Adela en el carrousel refuerzan la sensación de que esta noche, en Lima, está pasando algo importante para la música.

"Ya no quiero vivir así, repitiendo las agonías del pasado". Charly sigue cantando, con más intensidad que al comienzo. Distensión. De eso se trata. Camina, salta. Sus manos ya no sólo se apoyan sobre las teclas. Toca. Imagina un teclado sobre el piano de cola. Va por más. Pasa Serú Girán. "Qué locos éramos los dos en los buenos tiempos". Abajo, son unos 15 mil los que marcan ahora los tiempos de Pasajera en trance. Alguna vez, García cantaba seguido: "Cuando la gente dice que estoy bien no puede ver debajo de mi piel". Ahora, la canción no está en la lista. Buena señal. Su enorme sonrisa durante Me siento mucho mejor, que transforma en una mueca apenas irónica para recordarles a todos que en sus vidas es "un vicio más". Y para disparar: "Cómo estoy jodiendo a unos cuantos. Decían que estaba loco. De acá."

Tumbadoras y más actitud Hilda para Buscando un símbolo de paz. Y recta final, pero no última, con Estoy verde y No voy en tren, con intro coral como hacía mucho no se escuchaba en las bandas de Charly. El único estreno, Deberías saber por qué, adquiere otra sonoridad sobre el escenario, que le da vida. Las proyecciones ahora le cedieron su espacio a un diseño de luces que jamás agrede. Ni siquiera cuando García pone las cosas en su lugar. ¿Demasiado ego? No. Las cosas en su lugar. Charly se abraza al Zorrito, quien desde su usina de teclados se encarga de todo eso que el jefe, por ahora, deja en sus manos. Buenas manos. Fin.

La banda, a pleno, baja y se mete en la carpa de camarines. Los técnicos desarman. "No desarmen", grita García. "Vamos de nuevo", avisa, y sube una vez más. No toquen, grita. Ahora sí, es el fin. Baja del escenario y sentencia: "Les rompí la cabeza a todos". Y se va.

En el backstage todo es alegría. Músicos, técnicos, periodistas, chicas lindas, ganadores de algún premio. La limusina espera. Charly saluda. Punza. "Estoy contento por mis amigos", dice. "Pero más por mis enemigos". Say no more. «

Estoy muy contento. Nadie se la esperaba. Creo que les rompí la cabeza a todos. Estoy muy contento por mis amigos. Pero más contento por mis enemigos. Say no more." (Charly García).

Fuente: Clarin

jueves, septiembre 24, 2009

Charly García: regreso con gloria en Perú

Charly García volvió con todo. Y ayer lo demostró en Lima, Perú, con un concierto vibrante y demoledor, en la Explanada Monumental, ante 15.000 personas.

El show se extendió durante 2 horas, sin pausa, siempre cargado de emoción. La prueba es la extensa lista de temas (¡29 en total!), con muchísimos clásicos, entre los que se destacan "No Soy un Extraño", "Cerca de la Revolución", "Fanky", "Demoliendo Hoteles", "Promesas sobre el Bidet", "Rezo por Vos", "Yendo de la Cama al Living", "Pasajera en Trance", "Raros Peinados Nuevos", "Inconsciente Colectivo", "Dinosaurios", "Símbolo de Paz", "Estoy Verde", "No Voy en Tren" y "Rap del Exilio".

Otras de las canciones incluidas en el repertorio fueron "El Amor Espera", "Chipi Chipi", "Vía Muerta", "Adela en el Carrousel", "Canción de 2x3", "Pecado Mortal", "Influencia", "Llorando en el Espejo", "Me Siento Mucho Mejor", "Hablando a Tu Corazón", "No Toquen", "Rock'n'Roll Yo", y el flamante corte "Deberías Saber Por Qué".

Charly García pasa por un gran momento, un regreso con gloria, luego de una dura etapa de recuperación. Y por lo pronto está demostrándolo en vivo. Hay que aprovecharlo.

Atención: este sábado 26 de septiembre toca en Santiago (Chile). Y el viernes 23 de octubre tendrá su gran show en Buenos Aires, en el Estadio Vélez.

Fuente: MTV LA

Premio a La Excelencia 2009. Charly García, entre los distinguidos

Los diez años de Latin GRAMMY® llegarán llenos de muchas sorpresas y celebraciones, una de ellas, además de dar a conocer a Juan Gabriel como la Persona del Año, serán el Premio a la Excelencia Musical 2009 y el Premio del Consejo Directivo que otorgará la Academia Latina de Grabación el próximo 4 de noviembre a cantantes que han destacado con su música.

Reconocimiento a su talento

"Al mismo tiempo que celebramos la primera década del Latin GRAMMY, nos honramos en reconocer carreras extraordinarias al rendir un gran reconocimiento a individuos excepcionales que han contribuido con su rico y dinámico talento a la música latina", dijo Gabriel Abaroa, Presidente de La Academia Latina de la Grabación a través de un comunicado de prensa.

Los ganadores del Premio a la Excelencia de la 10a. Entrega Anual del Latin GRAMMY serán: Charly García, Tania Libertad, Marco Antonio Muñiz, Juan Romero, Candido Camero y Beth Carvalho.

Dicho premio es otorgado mediante votación del Consejo Directivo de la Academia Latina de Grabación a aquellos artistas que "han realizado contribuciones creativas de excepcional importancia artística en el campo de la grabación durante sus carreras", explicó el comunicado.

Considerado como un icono del rock en América Latina y España, así como un gran partícipe del movimiento de rock argentino, Charly García será reconocido por estos logros y también por colaborar y tocar con artistas de todo el mundo. Recientemente estrenó la canción Deberías Saber Porqué.

Fuente: UniVisión

Charly García resucitó el buen rock en el Monumental

La expectativa no fue en vano. El publicitado regreso de Charly García a los escenarios, producido hace unas horas en nuestro país, fue un espectáculo repleto de nostalgia, magia y mucha música, teniendo como protagonista a un resucitado músico argentino que demostró que su genialidad funciona e impresiona mucho más en su actual estado de sobriedad.

Vestido con un pulcro traje negro y acompañado de una banda de lujo, García dio inicio en Lima a la gira que lo ha devuelto a los escenarios después de varios meses en los que se sometió a un intenso régimen de desintoxicación, luego de pisar fondo con las drogas y el alcohol, y el resultado no pudo ser mejor a nivel musical y artístico.

Porque si bien a Charly se le nota rejuvenecido y repleto de energía, ya no es el mismo de antes; es decir, ahora el músico ya no rompe instrumentos ni insulta a sus músicos, por el contrario, goza de la fiesta con una alegría inédita en él, algo que era evidenciado por las múltiples sonrisas y la emoción que sintió al recibir el calor de su incondicional público.

El músico ha vuelto para quedarse

Ya no corre sobre la tarima, es cierto, pero no para de estar quieto entre su piano de cola y el micrófono instalado al medio de su escenario. "Y tanto hablaron, que estaba loco...", dijo en un momento del concierto, al referirse a los detractores que se mofaron de su regreso después de vivir el infierno de las drogas, tema que ahora se toma con mucha ironía, como cuando interpretó su clásico "No me dejan salir", en donde cantó "no puedo largar, no puedo hacer nada", encogiéndose de hombros y riéndose con el público.

Charly García ha resucitado, sin duda alguna, y los que lo vimos en la explanada del Monumental podremos decir que fuimos testigos del "primer concierto formal" que el argentino dio en su historia, aquella que hoy comienza a escribir una nueva página, y que muchos dudaron que se imprimiría a favor del rockero. Larga vida al rey.









Fuente: Terra

Charly García en Perú: rock and roll él

La previa al inicio de la gira sudamericana de Charly García en Perú se podía resumir en una sola palabra: ansiedad. "En la prueba de sonido salió todo bárbaro, sonó super bien. No puede ser: ¡acà hay mejores equipos que en Argentina!", decía Fabián Quintiero, antes de pasar a temas culinarios autóctonos. "Estamos muy ilusionados", comentaba Hilda Lizarazu en el lobby del hotel donde se alojaba García con su banda. Y así se podía seguir entre jefes de prensa, personas ligadas a la organización y demás, periodistas y fotógrafos incluidos. Si ese era el sentimiento desde el afuera, ¿qué pasaría por la cabeza del propio Charly? ¿Cómo dominar esas ansias de tocar? Por lo pronto, sin aparecer por el hotel, salvo para contadas ocasiones, como la distinción por parte de la Asociación Peruana de Actores y Compositores. La respuesta se vería en el escenario.

Y así fue. Pasadas las 21:30 hora de Lima, los músicos hicieron su aparición en la explanada del estadio Monumental ante 15 mil personas, que arribaron en su mayoría casi sobre el filo del horario pactado. Los acordes de "El amor espera" dieron inicio al concierto, con Charly más que concentrado ante su piano de cola negro, e Hilda haciéndole la segunda en los coros. Un buen inicio, que inmediatamente quedó opacado con el "Rap del exilio", y García ensayando pasos de baile y desmintiendo su falta de movilidad en escena. Asombroso para todos.

A partir de allí, todo fue en ascenso. García que alternaba entre un micrófono ubicado en el centro de la escena y el piano, el Zorrito a cargo de toda la "ferretería" de arreglos originales, la innata simpatía de Hilda, el toque Hendrix / funk de la guitarra de Carlos García López, el trío de músicos chilenos que secunda a Charly con un sonido más ajustado que antaño, denotando las numerosas horas de ensayo del combo y la puesta en escena de Pichón Baldinú, anticipo de lo que se verá a full en Vélez.

Y todos ya sueltos, y tras grandes momentos como "Canción de 2 x 3", García le volvió a dar rienda suelta a su labia. Tras una hermosa toma de "Influencia" (y con un poncho por arriba de su traje, lo que valió el apodo interno de "Charly Sosa" por parte de su banda, en obvia referencia a la gran Mercedes), dijo "Como estoy jodiendo a varios con todo esto. Pensar que dijeron que estaba loco". Y acto seguido, "Llorando en el espejo", uno de esos temas que el propio Gracía denominó como "proféticos" en cuanto a su propia vida, y sus ademanes de director de una orquesta que ejecutaba su imaginaria partitura a las mil maravillas.

Una versión a lo Santana de "Buscando un símbolo de paz" demostró lo bien que los estaban pasando todos arriba del escenario, y preludió el fin con dos inextinguibles: "No me dejan salir" y "No voy en tren". "El nuevo hit "Deberías saber por qué" fue el primer bis, y luego una gran versión de "Hablando a tu corazón" (temazo olvidado dentro de la carrera de García) y "Rock and Roll yo". Parecía que todo terminaba, y de hecho ya sonaba de fondo "Something" de los Beatles, cuando reaparecieron todos y ejecutaron una furibunda "No toquen". Y ese fue el final, con Charly arrojando el mic al piso y diciendo "Esto es rock and roll". En definitiva, no hay caso para los agoreros: Charly García demostró que sigue siendo un vicio más. Nuestro vicio.

Por Pablo Strozza - Fotos de Fernando Gutierrez (Enviados especiales a Lima, Perú)

La lista de temas de Charly García en Peru
El amor espera
Rap del exilio
No soy un extraño
Cerca de la revolución
Chipi chipi
Fanky
No te animás a despegar
Demoliendo hoteles
Promesas sobre el bidet
Adela en el carrousel
Rezo por vos
Yendo de la cama al living
Canción de 2 x 3
Nos siguen pegando abajo
Influencia
Llorando en el espejo
Pasajera en trance
Raros peinados nuevos
Me siento mucho mejor
Vicio
Buscando un símbolo de paz
No me dejan salir
No voy en tren
Deberías saber por qué
Hablando a tu corazón
Rock and Roll yo
No toquen


Fuente: RollingStone

Charly García hace retumbar Estadio Monumental

El rockero argentino Charly García arrancó su esperado concierto en la explanada sur del Estadio Monumental, en el distrito de Ate Vitarte, ante miles de asistentes que vitorean sus canciones.
De esta manera, inició su gira de regreso a los escenarios latinoamericanos con una presentación en la que entregará sus mejores éxitos combinados con algunos temas nuevos.
El intérprete de "Demoliendo hoteles" precisó que eligió a nuestro país para iniciar su gira porque "el Perú tiene buena química".

Fuente: CPN RADIO - 21:25 - 23 SET

miércoles, septiembre 23, 2009

Tres G - Charly Garcia Demoliendo Hoteles

El Programa "Tres G" es un programa conducido por actores Gianfranco Brero (Premiado con la Concha de Plata de San Sebastian), Javier Echevarria y Natalia Parodi (tambien psicologos) que son de diversas generaciones en donde se ponen a conversar de temas diversos contando con la participacion de invitados quienes comparten sus puntos de vista en este mundo que por lo general son controversiales y que se emite Lunes, Miercoles y Viernes contando con buenos argumentos dando pie a una discusion de los diversos temas que en si nos inducen a conversar a discutir sobre diversos problemas.
Asi pues por ejemplo se comentaron temas como los del Programa "Chavo del Ocho" y del enfoque tanto del punto de vista actoral como de argumento, la tipologia psicologica de los personajes como tambien discusiones sobre aspectos del "Codigo Da Vinci" o de vocaciones como la de los sacerdotes con invitados como actores, parapsicologos y seminaristas y sacerdotes en cada caso haciendo ameno el mundo de la conversacion.
Y asi conversando y conversando se pasaron un año de exitos mostrando aspectos muy interesantes de una discusion dejandonos en cada programa unos puntos suspensivos o un signo de interrogacion.
Este programa tambien se trasmite atraves del Canal Peru Magico que es de la misma empresa que trasmite que es Plus TV y Cable Magico Deportes

Tres G - Charly García Demoliendo Hoteles - Parte 1

Tres G - Charly García Demoliendo Hoteles - Parte 2

Tres G - Charly García Demoliendo Hoteles - Parte 3

Tres G - Charly García Demoliendo Hoteles - Parte 4

Tres G - Charly García Demoliendo Hoteles - Parte 5

Charly García en Perú: todo listo para el show

El músico fue distinguido por la Asociación Peruana de Actores y Compositores, y por la noche probó sonido en la explanada del estadio Monumental, donde se presentará hoy.

La cuenta regresiva ya empezó: ya esta todo listo en Lima para el retorno a los escenarios de Charly García. El músico, su banda de apoyo (el trío chileno The Prostitution más Hilda Lizarazu, Fabián Quintiero y Carlos García López) y sus allegados están en la capital peruana desde principios de semana (Charly y el Zorrito desde el domingo, más precisamente) y tras unos días que incluyeron sendos tours gastronómicos por Lima sólo cuentan los minutos para el concierto que se realizará en la explanada del Estadio Monumental (algo así como un gran estacionamiento con capacidad para 20 mil personas, el mismo sitio donde se presentó Peter Gabriel) hoy a partir de las 21 horas (23 horas de la Argentina)

Ayer, la Asociación Peruana de Actores y Compositores (APDAYC) nombró a Charly Socio Honorario. Es al primer músico al que le otorgan esta distinción. Estaban presentes el embajador argentino en Perú, Darío Alessandro; el presidente de APDAYC Armando Masse y el vicepresidente de la entidad, Julio Andrade.

Y por la tardecita la banda se dirigió al lugar del concierto para probar sonido y "ensayar", según las palabras del propio Zorrito. La pasada duró poco más de dos horas, y todos los asistentes la calificaron de "fantástica". La puesta está a cargo de Pichón Baldinú, y será como un tester de la que tendrá lugar en Velez Sarsfield el 23 de octubre. Ahora, sólo queda esperar el recital: RS estará cubriendo el show desde el mismo lugar de los hechos. Stay in tune.



Por Pablo Strozza (enviado especial a Lima)

Fuente: RollingStone

martes, septiembre 22, 2009

Charly comienza su operativo retorno

La expectativa por el regreso a escena de Charly García es grande. Arriba, abajo y al costado del escenario. El hombre que convirtió su vida en música y se la obsequió a toda una generación de argentinos en forma de banda sonora dará mañana un nuevo salto hacia adelante. Luego de seis meses de internación psiquiátrica y otros ocho de estricta rehabilitación, García volverá a actuar en Lima, Perú, en el primero de una serie de tres conciertos.

"Ahora soy otro Charly. Estoy orgulloso de mí, estoy limpio", confesó, ante las pocas cámaras que lograron esquivar el cerco construido a su alrededor por el manager Fernando Szereszevsky, un grupo de músicos amigos de toda la vida (con Fabián Quintiero e Hilda Lizarazu, ahora como estandartes) y por la productora de espectáculos, que puso a disposición su estructura para esta gira, que tendrá su broche de oro el 23 de octubre, día de su 58o cumpleaños, en el estadio de Vélez Sarsfield.

¿Otro Charly? Al verlo cortar un ensayo a las apuradas para poder seguir por televisión los destinos de la selección de fútbol que conduce su amigo Diego Maradona, uno podría dar fe de cierta conversión. Durante los ensayos, García se mantiene en estado de gracia, amable y sonriente ("antes yo le tenía un miedo bárbaro, pero ahora está hecho un divino", confiesa una de las responsables de prensa del concierto); puede tocar por más de dos horas sin pausa, canta los temas de principio a fin, y hasta intenta unos pasos de baile de coreografía juvenil que aún no se ajustan a su nueva imagen; sí, "el flaco" está más gordo, aún no recuperó el ciento por ciento de su movilidad, y la gente responsable de su vuelta asegura que todavía no desean enfrentarlo a un contacto extenso con la prensa por temor a que pierda el foco de la situación en un momento tan esperado como el que está por llegar.

¿Otro Charly? Sentado detrás del piano de cola negro que será la gran atracción de sus conciertos, García detiene abruptamente uno de los últimos ensayos generales antes de su debut limeño. Levanta la vista, se queda inmóvil por tres, cuatro segundos y les sugiere a los músicos: "¿Hacemos «Hablando a tu corazón» y después seguimos con la lista?".

"Oh, no puedes ser feliz, con tanta gente hablando, hablando a tu alrededor", canta, y, por un pequeño instante, García es el de siempre, el que arroja dardos en formato de versos y retrata con justas dosis de ironía y de honestidad la realidad que lo rodea. Acaba de ofrecer dos minientrevistas televisivas consecutivas y cierto ambiente invasivo parece haberlo sacado de su nueva paz interior. De ahí que "el nuevo Charly" deje de lado el orden del día para gritar/cantar eso de que no puede ser feliz si siguen hablando y hablando a su alrededor.

Profético
Durante 37 años, sus canciones han dicho más de su vida que él mismo. Por eso, mañana, Charly se encargará de dar su versión de la historia a través de las letras de dos docenas de temas escogidos personalmente de su abultada discografía. El presente de Charly, en canciones del pasado.

"Estoy muy concentrado en lo que digo, muy concentrado en pasar la emoción que quiero a la gente ?le dijo Charly al periodista Bebe Contepomi, en aquella tarde con ensayo a puertas abiertas?. Las canciones no son las más conocidas, sino las que más me gustan a mí. Y algunas las elegí por las letras, porque hay letras que fueron proféticas: lo que yo dije pasó."

De eso parece tratarse esta puesta en escena. Una mezcla de autocelebración, gesto de agradecimiento para quienes lo apoyaron y lo acompañaron en los días más difíciles y ofrenda para sus fans, que siempre piden más.

Por ello, al repasar la lista de temas que García ensaya desde hace casi cuatro meses junto con el "Zorrito" Quintiero, Lizarazu, el "Negro" García López y el trío de guitarra/bajo/batería, conformado por los músicos chilenos Kiushe Hayashida, Carlos González y Tonio Silva Peña, las autorreferencias abundan aquí, allá y en todas partes.

Las canciones escogidas para abrir un nuevo capítulo de su vida/carrera hablan por él: dicen que se hace el muerto para ver quién lo llora, para ver quién lo ha usado ("El amor espera"), aseguran que no lo atraparán dos veces con la misma red ("No soy un extraño") y se preguntan ¿por qué va hacia ese lugar donde todos han descarrilado?, ¿por qué no se anima a despegar? ("No te animas a despegar"). Repite aquello de que, a veces, está bien; a veces, está down, que tiene calambres en el alma ("Promesas sobre el bidet"), y confiesa también que la indómita luz se hizo carne en él: "Hice el sacrificio y abracé la cruz al amanecer. Morí sin morir y me abracé al dolor y lo dejé todo por esta soledad" ("Rezo por vos").

¿Letras proféticas? Charly se la juega por "Llorando en el espejo", la única canción de Serú Girán incluida en el repertorio de estos conciertos: "La línea blanca se terminó, no hay señales en tus ojos. Estoy llorando en el espejo y no puedo ver. A un hábil jugador, trascendental actor en busca de aquel papel, que justifique con la acción toda fantasía".

Pero los shows no serán sólo mensajes encriptados en viejas canciones, sino que apostarán fuerte al impacto visual. Para ello está aquí dando vueltas y dirigiendo algunos movimientos del artista, Pichón Baldinú, referente del grupo De la Guarda, ahora al frente de Ojalá! y responsable de la puesta escenográfica de varios espectáculos internacionales, incluido el musical Tarzán, producido por Disney y estrenado en Broadway. "Vélez va a ser una cosa bastante grandilocuente, un show que no va a parecer de rock, sino algo más operístico: muchas telas, proyecciones, cosas que vuelan... Un show de aquellos, como el que hice en Ferro [en 1982]", promete el nuevo/viejo Charly.

Poco después, volverá a sentarse al piano y dirá/cantará: "Todos podemos perder, todos podemos ganar. Entre las sogas del circo y las trincheras del mal, yo quiero olvidarme de hablar. Las pálidas figuras se acercaron hasta mí, mi mente tuvo dudas y fingí que ya las vi. Ya no quiero vivir así, repitiendo las agonías del pasado, con los hermanos de mi niñez" ("Canción del dos por tres").

Por Sebastián Ramos

Fuente: La Nación

Charly García inicia su gira en el Perú

El cantante argentino Charly García, quien llegó a nuestro país el domingo en la noche, se reunió ayer por la tarde con dos figuras argentinas conocidas en el fútbol peruano: el ex ariete de Sporting Cristal Luis Alberto Bonnet y Claudio Velázquez, actual jugador de Alianza Lima.

Remozado y de muy buen humor, Charly se animó a contestar algunas preguntas, pese a que se nos indicó inicialmente que no daría declaraciones. García posó sosteniendo las camisetas de Sporting Cristal y Alianza Lima, flanqueado por ambos jugadores.

¿Con cuál equipo te quedas?, le preguntaron, a lo que respondió sonriendo: “Por el momento, soy bígamo”. Siendo el fútbol el tema que motivó esta reunión, y siendo el rockero un gran apasionado de ese deporte y confeso hincha de River Plate, las preguntas tuvieron ese tenor. ¿Crees todavía en tu selección, Charly? fue otra de las interrogantes, a lo que él contestó: “Creo en mi selección de discos”, lo cual desató las risas de los asistentes, quienes se congregaron en uno de los salones de un hotel de San Isidro.

Cuando le consultaron sobre las críticas que han llovido sobre Maradona, Charly se mostró algo esquivo. “Está haciendo un experimento [...]. No sé qué pasará [con la selección], hasta ahora va más o menos”, dijo. En el lobby del hotel tuvimos la oportunidad de ver también a Fabián “Zorrito” Quinteros, uno de los músicos que acompañará a Charly en el concierto de mañana.

A LA ESPERA
Sobre el show que ofrecerá mañana en la explanada del estadio Monumental, en el primer concierto de su gira latinoamericana de retorno, tras someterse a un tratamiento por su adicción a las drogas, Charly repitió una vez más que será un repaso de su carrera con algunos temas nuevos. Dijo sentirse muy bien anímicamente y que eligió Lima como sede inicial de su gira por “una cuestión de química”.

En tanto, se confirmó que la Asociación Peruana de Autores y Compositores (Apdayc) nombrará hoy al cantante uno de sus socios honorarios.

Conferencia de Prensa (Parte 1)

Conferencia de Prensa (Parte 2)

Fuente: El Comercio