Esta vez estoy invitada a hacer el intento hablando de alguna canción. Y es obvia la aclaración de que son muchas las canciones que nos marcan en el transcurso de la vida. Y odio elegir. En general lo odio. Me incomoda. Hasta me siento injusta con las otras canciones. Terminaré de escribir esto y pensaré que hubiese estado mejor hablar sobre alguna otra. Pero debería poder. Voy a dejar de lado este aspecto odioso en mí, al menos un rato. Y me voy a sentar a buscar dentro de mi memoria, el pasado, la infancia, algo...
Dejo venir la primera imagen y se me aparece una foto mental de un cassette blanco. Un cassette original. Lo reconozco en seguida: Yendo de la cama al living. No hay dudas de que eso musicalizó, junto a algunos otros, toda mi infancia y preadolescencia. Mil caminatas adentro del walkman. Yo daba vuelta la cinta una y otra vez. Y cantaba tímidamente, pero por dentro había una fuerza loca que me desbordaba. Todos los temas me encantaban, pero elijo “Superhéroes”.
Empezaba a sentir que aparecía un espacio posible de habitar. Como una guarida. Y no quiero caer en frases obvias o hechas, pero era la sensación más parecida a “encontrarse”. Empezar a entender y a sentir con honestidad quién era o quería ser. Se despertaba en mí una ineludible euforia. Unas ganas de formar parte de aquello que estaba escuchando. Y unas ganas, también, de inventar mi propia forma de decir aquello que estaba sintiendo.
“Superhéroes”, particularmente, tenía algo tan rítmico que no podía evitar cantarla, o mover alguna parte del cuerpo al escucharla. Más bien era como si bailara por dentro. Sumado a ese estribillo que invita hasta al más insensible a cantar “entonces mírame a mí, tratando que se muevan esos pies”. Pero la melodía tiene algo de melancolía también. Y ése es mi punto débil. Sí me hace querer bailarla o cantarla, pero además no es bobamente alegre o divertida, sino que está contenida en un marco de tristeza, es todo lo que necesito para conmoverme y sentirme representada de algún modo. Es una canción alegre, pero hija del dolor.
Sin duda me hablaba a mí en algún momento... “te sientes superloca, supermal” y automáticamente después de esto, entraban todos los instrumentos, llegaba la fuerza del tema. Es como haber estado llorando durante varios días en la cama y que alguien te venga a buscar y te diga: “Dale, che, hay cosas que hacer acá afuera y no están nada mal”. Charly lo dice con otras palabras “no te quedes en casa porque el baile va a empezar”.
Viene, te seca las lágrimas, y se va.
Por Jimena López Chaplin
Fuente: Radar
El blog de Charly García (hecho por DIOS)
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