domingo, abril 05, 2015

Mil caminatas con walkman

Siempre se me hace tan difícil apelar a mi pequeña y misteriosa memoria cuando me preguntan sobre cosas paradigmáticas en mi vida. Sumado a que soy muy torpe contando anécdotas. Pero sí soy buena con las sensaciones. Se me aparecen muchas en un segundo si el disparador es fuerte. Fuerte como una pieza musical, un paisaje, aroma. ¿Pero cuán bien se puede transmitir una sensación? A veces consigo iluminarme en alguna conversación o, cuando no me lo cuestiono mucho, en alguna letra. Pero es a veces. No siempre obtengo éxito.

Esta vez estoy invitada a hacer el intento hablando de alguna canción. Y es obvia la aclaración de que son muchas las canciones que nos marcan en el transcurso de la vida. Y odio elegir. En general lo odio. Me incomoda. Hasta me siento injusta con las otras canciones. Terminaré de escribir esto y pensaré que hubiese estado mejor hablar sobre alguna otra. Pero debería poder. Voy a dejar de lado este aspecto odioso en mí, al menos un rato. Y me voy a sentar a buscar dentro de mi memoria, el pasado, la infancia, algo...

Dejo venir la primera imagen y se me aparece una foto mental de un cassette blanco. Un cassette original. Lo reconozco en seguida: Yendo de la cama al living. No hay dudas de que eso musicalizó, junto a algunos otros, toda mi infancia y preadolescencia. Mil caminatas adentro del walkman. Yo daba vuelta la cinta una y otra vez. Y cantaba tímidamente, pero por dentro había una fuerza loca que me desbordaba. Todos los temas me encantaban, pero elijo “Superhéroes”.

Empezaba a sentir que aparecía un espacio posible de habitar. Como una guarida. Y no quiero caer en frases obvias o hechas, pero era la sensación más parecida a “encontrarse”. Empezar a entender y a sentir con honestidad quién era o quería ser. Se despertaba en mí una ineludible euforia. Unas ganas de formar parte de aquello que estaba escuchando. Y unas ganas, también, de inventar mi propia forma de decir aquello que estaba sintiendo.

“Superhéroes”, particularmente, tenía algo tan rítmico que no podía evitar cantarla, o mover alguna parte del cuerpo al escucharla. Más bien era como si bailara por dentro. Sumado a ese estribillo que invita hasta al más insensible a cantar “entonces mírame a mí, tratando que se muevan esos pies”. Pero la melodía tiene algo de melancolía también. Y ése es mi punto débil. Sí me hace querer bailarla o cantarla, pero además no es bobamente alegre o divertida, sino que está contenida en un marco de tristeza, es todo lo que necesito para conmoverme y sentirme representada de algún modo. Es una canción alegre, pero hija del dolor.

Sin duda me hablaba a mí en algún momento... “te sientes superloca, supermal” y automáticamente después de esto, entraban todos los instrumentos, llegaba la fuerza del tema. Es como haber estado llorando durante varios días en la cama y que alguien te venga a buscar y te diga: “Dale, che, hay cosas que hacer acá afuera y no están nada mal”. Charly lo dice con otras palabras “no te quedes en casa porque el baile va a empezar”.

Viene, te seca las lágrimas, y se va.



Por Jimena López Chaplin

Fuente: Radar

El blog de Charly García (hecho por DIOS)

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