Ph: Uberto Sagramosso |
En este punto, cabe recordar algunos de los temas como Canción de Alicia en el país en el que se describen los excesos del terrorismo de Estado en una multiplicidad de aspectos, o más explícitamente en Los dinosaurios cuando se hace referencia a los vuelos de la muerte.
En la obra de Charly se aborda una heterogeneidad de cuestiones que inquietan al sujeto en aspectos más profundos, como por ejemplo el paso del tiempo: en Reloj de plastilina Charly lamenta que “fui lo que creí, soy lo que esta pasando […] nadie pudo ver que el tiempo era una herida, lastima nacer y no salir con vida ”. O el miedo y el rechazo a la otredad (en No te mueras en mi casa se ordená “andá a la esquina a ver si llueve, buscate un bar abierto que aún se puede, tomate un whisky a ver si se te pasa, pero, por favor no te mueras en mi casa”).
Probablemente en algún momento de estos días -exasperantemente iguales- hicimos un asado; amasamos pizzas o abrimos una botella de vino, en todos los casos para uno, dos o tres que convivimos bajo el mismo techo de la cuarentena. Mas allá del número de comensales, lo esperable es que hayamos percibido un sabor a poco en la situación, en dichos de Charly, por resultar víctimas de la soledad o de un mal extraño (Víctima) comprobando que la felicidad no existe en soledad (La máquina de ser feliz).
Las particularidades del modo de contagio del Covid-19 (dar la mano, besar, abrazar o cualquier situación de cercanía corporal) nos lleva, sólo por esta vez justificadamente, a ver al otro como una amenaza. Se podrá sostener que la situación actual es de carácter excepcional y sus consecuencias en muchos casos fatales, pero no deja de llamar la atención que el virus se propague por la cercanía con los demás.
Sin perjuicio del coraje que ostentan los ejemplos citados en primer término, el denominador común en muchos temas de Charly es el abordaje de cuestiones que hacen a la fibra íntima de una franja de argentinos mayoritariamente nacidos en un lapso de 30 años (entre la década del 50 y del 80 del siglo pasado, por poner un limite temporal siempre arbitrario y provisorio).
También podrá ser que tanto la angustia, la insatisfacción, el miedo y el individualismo sean también atemporales, lo que lleva a contestaciones de perogrullo (también perdurables en el tiempo) como “que de esta se sale más fuerte”; “lo que no te mata te fortalece”, “seremos mejores después de esto” o que “valoraremos lo realmente importante”, entre otras.
La experiencia nos lleva a ser poco optimistas en cuanto al aprendizaje como sociedad ante emergencias de gravedad, por lo que no queda más que celebrar la existencia de estos artistas que permiten experimentar sentimientos muy íntimos sin preguntarnos cuando, sabiendo que sus creaciones pueden surtir efectos un nuestra sensibilidad varias décadas después, lo mismo ante un desencuentro amoroso, una traición o una pandemia.
Por Fernando García.
Fuente: Agencia Paco Urondo
El blog de Charly García (hecho por DIOS)
4 comentarios :
No toquen. No quiero que me toquen. Ya no me toquen ...nooo
"No necesito a nadie; a nadie alrededor porque no hay nadie que mi piel resista..."
Hubi un tiempo que fue hermoso y fui libre de verdad....🎶🎵🎼
son mejores los 2 primeros ejemplos que dieron en los anteriores comments que los del fail de nota en si, alto cringazo che!
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