lunes, diciembre 02, 2013

García supera a Charly y une las Líneas Paralelas


García ya cumplió con el Rock, de hecho es Mr. Rock. Hace rock pero ya no necesita de su pose, de su espíritu típico, ni siquiera de los clichés. Todo lo ha dejado atrás, ha superado a Charly y ha entendido que puede disfrutar de ser él. Ya no habla con la fluidez de antes, pero conversa con el público mediante su música que se conserva intacta.
Líneas paralelas, artificio imposible es el show donde se le ríe a aquellos que le decían; no se puede hacer rock con violines. Le tapa la boca a los especuladores de siempre y les inunda los oídos con su música. En la primera parte, hasta el intervalo, las canciones sufren el fade cansino de su voz dejando las letras presas entre sus dientes. Pero de a poco se suelta, está contentó, el escenario le gusta y termina más cómodo que en el propio templo lírico que fue el Teatro Colón.
El segundo bloque de canciones tiene mayor contundencia, no sólo por la selección de temas sino también por la intervención que García logra desde lo instrumental y lo vocal. Ahora su música se libera por sus labios y el bigote bicolor resucita como símbolo que sin estorbar hace de cintillo para su creación.


García levita o al menos todos lo sospechan, porque no se explica como sus finas piernas sostienen y aguantan semejante talento. Aletea, gira y se despliega como un verdadero Director de Orquesta. Sus pasos son algo imprecisos y cae pesado en el gran sillón que hay junto al piano de cola, pero sus manos.. sus dedos se enamoran al instantes de las teclas. Uno sospecha que los acordes han vivido siempre en sus yemas y son las que realmente crean partituras para que la madera, las cuerdas y el aire se conviertan en música.
El playlist tiene su punto más álgido con Desarma y Sangra y Eiti Leda, dos versiones especiales de Líneas Paralelas que simplemente son sublimes. La orquesta toma el protagonismo y hasta el propio García goza. Nuestras piernas persiguen su Fanky de manera automática y las lágrimas afloran solas por la demoledora versión de Dinosaurios.

Para el cierre, Canción para mi muerte noquea a los corazones y te deja temblando, casi sin poder escapar de la nostalgia por los segundos inmediatos que han pasado. No hay dudas, acabamos de ver a la leyenda viva. García más vivo que nunca, superando a Charly. De su mano, una vez más, las líneas paralelas se tocaron y el rock nació mal.


Difícilmente se podría reunir mejor banda en la región que The Prostitution. La selección está a la altura del genio y en esta ocasión se le agrega la Orquesta Kashmir integrada por dos cuartetos de cuerdas. Los 18 músicos en escena conspiran con los fantasmas para construir realmente un show histórico.
Rosario Ortega ocupa el lugar de las históricas voces femeninas que acompañaron al Maestro, como ser Hilda Lizarazu, María Gabriela Epumer y Fabiana Cantilo. La menor del Clan de Palito, además sirve de guía para que García siga al pie de la letra lo ensayado. Le indica cosas al oído, se vuelve su cómplice y seduce con su angelical voz.
Los otros dos highlights en el escenario son el Negro García López y el Zorrito Von Quintiero. El guitarrista fulmina con sus solos y roba aplausos cada vez que puede. AIMZORRY hace lo suyo detrás de los teclados y arengando al público con sus pasos de baile. Estos dos arquitectos sonoros se han vuelto los escuderos de García y su música. El digno Dream team se completa con Carlos González en bajo, la simpatía de Fernando Samalea con pases de bandoneón y xilofón, Kiuge Hayashida en guitarra y Tonio Silva en batería.

Técnicamente es un show superior. Un García que sigue sumando armas creativas ahora acribilla sus creaciones con más retoques. Desde un altar de teclados, rodeado de mellotrones, sintetizadores y hasta un par de iPads, electrifica hasta sus versiones más sinfónicas. Una maratónica prueba de sonido significó un show impecable.
Se anima a escandalizar al público tomando la guitarra en Cerca de la revolución y amagando a estrellarla contra el piso cuando no le satisface. Un gag genial para que todos contengan la respiración y crean en el Deja vú que supo ser Charly. Ahora García disfruta con la orquesta de Patricio Villarejo, el detalle exquisito del saxo de Bernado Baraj y el acompañamiento de las visuales de Renata Schussheim (NdR: Idea reforzada por el equipo de Virginia Gallino). Invoca la voz de Mercedes Sosa para lanzarla al público como cuchillos al imaginario popular y antes del cierre, flotaron algunos acordes de Muchacha ojos de papel para homenajear al Flaco Spinetta levantando sobre su frente la icónica imagen del disco de Almendra.

Por Maxi Tell
Ph: Sepia Fotocafe

Fuente: Negro & White

El blog de Charly Garcia (hecho por DIOS)

2 comentarios :

Leandro dijo...

Excelente nota, muy buena, gracias Maxi Tell ...

@maximotell dijo...

Gracias Leandro!