Ha sido poco más de una hora de espera y el público, mostrando una inusual mezcla de paciencia y devoción, aplaude o corea un nombre con calma, incluso en ocasiones pifea pero tampoco en un acto de rebelión demasiado impetuoso. Después de todo, saben de sobra a quien se enfrentarán, a un tipo que pasa el tiempo demoliendo hoteles y que saltó desde la ventana de un noveno piso sólo para demostrar que no es igual a todos. Tras la música incidental de “La Dimensión Desconocida”, ese tipo entra a escena con paso cancino, como si nada, poniendo todo en orden con su mera presencia.
Charly se sienta al piano y mientras lo toca, entra su banda de respaldo que espera en silencio una bella intro de piano y clarinete que abre paso a “Influencia”, momento en que los músicos se revelan tal cual son, robustos, virtuosos, brillantes.
Saludando, con una voz traposa que acusa el paso de años y de excesos, Charly García demuestra que esta es una de esas noches en que anda de buenas y anuncia de cierto modo lo que ocurrirá de tanto en tanto, que bromeará con sus músicos y los roadies, que lucirá esos bailoteos lánguidos de sus dedos largos y su cuerpo flaco y cansado.
La noche continúa con sus himnos desencantados, sus historias de personajes estrafalarios, aventuras amorosasy desencuentros por efecto de la incomprensión, como “Soy Un Vicio Más”, “Pasajera en Trance”, “Rezo por Vos”donde su voz, sin llegar a mostrarse del todo cuidada, parece sonar más joven que al hablar.
El escenario, ambientado como living de casa burguesa con 11 músicos irradiando frenesí o tristeza con una técnica brillante y maravillosos juegos vocales entre García y la cantante Rosario Ortega, no hacen más que encandilar al público que salta, canta, brama la grandeza del cantautor argentino o suplica canciones.
Lo que se diluye un poco es este concepto de la “Dimensión Desconocida”, que Charly se encarga de reforzar a cada tanto y del cual el intermedio con imágenes de “El Perro Andaluz” de Luis Buñuel y Salvador Dalí tendrían que ver, pero nada, el espectáculo continúa transitando por sensaciones opuestas con canciones como “Pronmesas Sobre el Bidet”, “Rock And Roll Yo”, “Ojos de Videotape” y “Los Dinosaurios”, ejemplos de una fuerza que cautiva y en ocasiones impresiona al ver el desgastado músico que las engendró.
Con esta estampa un poco más en paz que antaño, Charly ha logrado construir un cuadro “místico”, si se quiere, que no pierde esa profundidad que sólo tiene que ver con él ¿Qué otra cosa podrían hacer sus fans que simplemente agradecer el acto incluso perdonando las ocasiones en que simplemente se le extravía la frecuencia de los que está narrando. El argentino también está a gusto, por eso declara, aquí en Enjoy Santiago -Los Andes: “No me gustan mucho los casinos pero este tuvo una onda muy especial”.
Y entonces llega el final inevitable, que el músico anuncia diciendo “Antes de ir al Sheraton a romper un par de piecitas, Demoliendo Hoteles”, un verdadero clásico que describe la raíz adolescente de su creador desata la euforia en los asistentes que después de esta noche han podido explicarse un poco más los numeritos, la irreverencia con el reloj, los saltos al vacío, la inmensidad y la complejidad encerradas en este universo gigantesco llamado Charly García.
Por Equipo Redacción
Fuente: Recital (Chile)
sábado, febrero 16, 2013
El cosmos de Charly García encadiló en Enjoy
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