Está sosegado y ya no rompe instrumentos, pero su impulso creativo es más poderoso que el Rivotril. Charly García quiere ahora crear "nuevas leyes musicales y promover un cambio", según explica a El País. Mientras espera un piano rojo que le obsequió la firma Gibson, y que colocará en el living de su casa, prefiere componer en el papel: "escribo mucho, viene la música y la anoto. Otros necesitan un estudio de grabación; yo voy al hueso, ¡el único problema después es descifrar mi letra!".
-El mes próximo cumplirá 61 años. ¿Se siente joven?
-A veces me siento un poco confundido porque no sé cómo llegué hasta acá.Es como que el tiempo se detuvo y solamente siento los cambios físicos, no creo que realmente haya cambiado mucho desde la adolescencia hasta acá. Eso algunos lo llaman inmadurez, pero yo no pienso como la gente de mi edad. Generalmente no estoy con gente grande. Me parece que a esta edad se pierde la ilusión, la ideología, y todo lo que importa es hacer dinero, ¡ese es el consejo que me dan! Entonces no me siento cronológicamente bien.
-¿Y qué es lo que más le importa hoy?
-La música. El amor. La justicia. Los ideales. Pero lo que yo puedo hacer es tocar música. Cada vez estoy más entusiasmado. Voy agregando elementos a la música que hago. Ahora estoy tocando con una orquesta, ya no es un grupo de rock, somos once. Estoy experimentando.
-En junio sufrió un desmayo. ¿Cómo está de salud?
-¡Eso fue un pico de presión nada más! Me siento muy bien. ¡Estoy bárbaro! No tengo secuelas de nada de lo que me pasó. O sea… soy un hombre normal… en eso, (aclara con tono irónico).
-¿Cómo es hoy su rutina? ¿Sigue medicado?
-Medicamentos tomo muy pocos, ya por suerte pude dejarlos, porque si bien te calman ciertas cosas, te taran y te vuelven más lento. Después hago kinesiología para mover las manos y andar bien de las piernas. Y nada más. No hago terapia, además muy pronto voy a estar liberado de la Justicia, el juzgado y todo eso que te ponen cuando pasás un período así… ¡El Estado te vigila! ¡Pero muy pronto voy a ser completamente libre! Estoy muy contento.
-Las drogas fueron el problema central de su crisis o ¿diría que la causa fue otra?
-Las drogas son lo externo, digamos, yo estaba demasiado convencido de algo y no me entendían mucho. Siempre me sentí un poco incomprendido y tuve un pico de incomprensión y me aislé. "Say no more" quiere decir ¡calláte! Estaba en esa época y me fui al carajo, pero por suerte pude salir y entrar en otro estado mental, estoy mucho más amable ahora y puedo decir lo que quiero de otra forma, no tan agresiva, pero no reniego de nada de lo que hice, todo sirvió para algo.
-¿Incluso tirarse a la piscina desde un noveno piso?
-¡Sí!, ¡esa la calculé! ¡No me quería suicidar! La calculé y la hice, fue una manera de escapar de la policía que estaba en el pasillo.
-¿Lo volvería a hacer?
-No, es muy peligroso.
-Entonces también regresó del infierno más cauto.
-Sí, puede ser, porque además parte del problema era que estaba rodeado de gente muy ineficiente, en la parte económica sobre todo. Y también eran un problema los amigos que tenía en ese momento. Ellos me hacían sentir incomprendido y eso me llevaba a dar conciertos en los que era todo un caos. Quizás yo también lo provocaba, pero ahora todo anda como una máquina aceitada, disfruto mucho y me río mucho.
-Y tiene su propia productora. ¿Eso le resta estrés?
-Sí. No tengo mánager lo cual me hace vivir mucho más tranquilo. No es una productora para contratar a otros artistas, digamos que por el momento me estoy manejando solo, y cuando me contrata un promotor, ya no hay intermediarios. De alguna manera a los productores les hace mucha más gracia conversar conmigo que con un representante. Me va mejor.
-Después de estar en rehabilitación volvió con la canción Deberías saber por qué. ¿Está dirigida a esa gente que le hizo daño?
-Si la ves de esa manera puede ser. Pero yo en realidad pensé más en una chica, en un objeto amoroso.
-¿De qué forma afecta su creatividad estar sobrio?
-Estoy más lúcido, se puede decir. Pero el instinto está ahí. Con mi nueva banda resalta la parte armónica de los temas. Y descubro cosas en mis propias canciones que antes no veía. Puedo moverme en un rango musical mucho más amplio y supongo que eso va a afectar en un futuro todo lo que haga. Empecé a componer, pero tengo la necesidad de hacer algo nuevo, que no sean canciones sino otra cosa... Es bastante difícil.
-¿Cómo qué? ¿A qué apunta?
-Música, pero que se rija por otras pautas que no sean las de la canción. Hacer nuevas leyes, promover un cambio, como hacía Miles Davis por ejemplo, y por ahí puede ser música instrumental, no comercial, que no sea para la radio. Los últimos discos de muchos artistas que a mí me gustan son diferentes, por ejemplo, el de Peter Gabriel empezó con una orquesta sin baterías y sin guitarras, Annie Lennox hizo un disco solamente con vocales, incluso Marilyn Manson publicó un álbum muy refinado electrónicamente. Yo creo que llega un punto en el que tenés que hacer otra cosa. Lo peor que te puede pasar es conformarte y no tener eso que te lleva a tirarte a la pileta.
-¿Estuvo cerca de Palito Ortega durante su quebranto de salud? Él fue quien más lo ayudó durante su crisis.
-Somos muy amigos, lo llamé, está bien ahora. Fue un susto. Me puso muy contento porque últimamente le pasaron cosas a mucha gente que está a mi alrededor y me dio miedo.
-¿La muerte de Spinetta fue un golpe muy duro?
-Sí, eso fue tremendo, porque éramos amigos y además yo siempre lo admiré. Era una persona muy noble, muy humana, por ahí nada que ver con la música que hacía, que era muy complicada. Él era muy simple, bondadoso, humilde. No pensé que se iba a morir… fue un shock bárbaro.
-Mencionó la palabra miedo vinculado a la muerte. ¿Cree en la reencarnación?
-Mirá, ¡la muerte no me gusta nada! No soy una persona que piensa morbosamente en ella. No tiene ningún tipo de seducción para mí. Es el fin de todo, de alguna manera. No soy creyente, no creo que existe una sobrevida, ni creo que uno se muere y va al cielo o al infierno, o reencarna. O sea, sólo pienso en eso que llamamos Dios cuando se va alguien muy cercano o estoy en una situación desesperada. Pero racionalmente no me entra en la cabeza que exista alguien poderoso que decide nuestro destino. Me parece que tenemos un margen de definición de nuestros actos bastante grande como para caminar nuestro propio camino.
-¿Sigue siendo supersticioso?
-Sí, todavía no me pude liberar de eso. Cada vez acumulo más supersticiones, entonces me tengo que tocar los testículos cada dos minutos, (se ríe). Eso es para sacarme la mufa, es el antídoto frente a algo que es mala suerte. No me gustan los gatos negros y no paso por debajo de las escaleras. Eso lo respeto, tampoco uso nada amarillo en el escenario.
-¿Por qué es tan conflictiva la relación con su hijo (Migue)?
-Es un tema muy triste porque cuando él era chiquito nos llevábamos muy bien, incluso tiene una gran habilidad para la música y es un pibe que sabe desde The Who hasta James Taylor, toca bien, pero tiene una parte oscura que se rebela contra mí y contra el mundo. Cuando está dulce se puede hablar con él, de lo contrario es un rebelde sin causa. Me gustaría que eso cambie. Lo que pasa es que no sé qué hacer.
-¿Reflotaría otra vez Sui Generis?
-El otro día pasó algo muy curioso. Estaba tocando en el Luna Park y lo había invitado a Nito (Mestre). Empecé a hablar de él, me acordé que en ese mismo escenario habíamos tocado juntos 37 años atrás y dije: `qué lástima que no esté acá`. Y la gente lo señaló. Subió y cantamos Instituciones. Es uno de mis mejores amigos. Pero ya hicimos un regreso y tengo más ganas de entrar en un territorio desconocido que de volver a hacer algo así. Con mi banda puedo tocar cualquier canción que quiera, así que no necesito excusas para volver al pasado.
-¿Cuál diría que es su obra cumbre?
-Bueno, la verdad que cada disco tiene su valor para mí. El primero que grabamos con Nito estuvo gobernado por la audacia de no haber transado con ningún productor o compañía. Querían que hiciera algo muy comercial y yo me salí con la mía y grabé temas propios y eso fue muy importante para la época. Después Clics modernos tuvo la cuota de máquinas que nunca había usado, lo grabé en Nueva York y salió muy bien. La hija de la lágrima tiene esa cosa conceptual. Realmente si me hacen esta pregunta en otro momento diría otra cosa. Estoy conforme con todo, no hay un disco que diga `qué malo`. Pero tiene que ver con mi estado de ánimo.
-Cantó el himno en la segunda asunción de Cristina Fernández. ¿Está conforme con su gestión de gobierno?
-Lo que pasa acá es un poco extraño porque parece que los que están disconformes son los de la clase media y no hay un partido político opositor que sea fuerte. El otro día me dio mucha gracia ver en Corrientes y Callao, y en La Recoleta, donde todo es muy paquete, una manifestación de señoras con abrigos de piel. Pero en general creo que Cristina está haciendo lo que puede bastante bien.
-¿A veces le pesa ser Charly García?
-Yo me acuerdo de eso a veces cuando estoy en el estudio de grabación haciendo algo. O cuando estoy tocando y veo a la gente aplaudiendo. Si no no pienso en eso. Y en casa tengo muy pocos espejos.
"60X60" le mostró una "nueva dimensión" de sus canciones
El músico conserva su bigote bicolor, la ironía y la rapidez en sus respuestas. Pero está más abierto. Eso lo llevó, por ejemplo, a participar en un capítulo de Graduados, junto a Julieta Ortega y el uruguayo Daniel Hendler.
En la gira que realiza actualmente lo acompañan once músicos. Sumar un bandoneón y una sección de cuerdas al grupo eléctrico de rock le aportó "una nueva visión" de sus propias canciones, según expresa.
"Yo siempre fui muy exigente, pero estos arreglos musicales me muestran una dimensión que no veía o que no podía plasmar cuando compuse originalmente los temas", agrega más adelante en un diálogo no cronometrado, sin interrupciones y totalmente distendido. Únicamente hizo una pausa al inicio para pedir una Sprite.
El show que traerá a Montevideo es catalogado como "de colección" por su carácter antológico y el gran despliegue que incluye.
Durante la entrevista ningún tema pareció incomodarle. Hace un tiempo atrás dijo que tenía ganas de casarse por iglesia y eso le sirvió de humorada: "me gusta todo el circo, es cierto, la puesta en escena. No solamente de la iglesia cristiana, sino también de algunos ritos que se hacen en otras religiones o cultos. Me parece romántico. ¡Pero pasa que para eso hay que casarse en serio! (Risas). Y... por ahora no lo tengo previsto".
Por Alejandra Volpi
Fuente: El Pais Digital (Uruguay)
domingo, septiembre 23, 2012
Muy pronto voy a ser completamente libre
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