"Voy a refaccionar el departamento de Coronel Díaz. Quizá ponga una oficina o algo así". Cuando Charly García dice que va a "refaccionar" el hogar donde vivió, compuso buena parte de su extensa discografía y construyó toda una leyenda puertas adentro, por estos días no está pensando en grafitear las paredes con aerosoles ni utilizar esmaltes de uñas.
¿Cómo está? ¿Está muy medicado? ¿Está más gordo? ¿Dónde vive? ¿Está componiendo? ¿Ve a su familia? ¿Quiénes están con él? ¿Le hizo bien volver a tocar tan rápido? ¿Vos creés que se va a recuperar del todo? ¿Se amigó con Calamaro? ¿Qué hace todos los días? ¿Puede salir de noche? ¿Dejó las drogas para siempre? ¿Va a grabar un disco? ¿El tipo está feliz? Entre lo estrictamente artístico y lo imperiosamente personal, las preguntas se suceden, una y otra vez, entre amigos, fans y detractores de Charly García.
Y aquí está el señor, sentado en el bar del recoleto Museo Metropolitano, a cuadras nomás de su nuevo hogar en Barrio Parque, con su ahora habitual sonrisa ancha y dispuesto a charlar con La Nacion a solas, con la excusa de promocionar el último de una serie de shows en el Luna Park y la convicción interior de que vuelve a empezar de cero, como lo hizo en más de una oportunidad en las últimas tres décadas.
"Estoy bastante positivo. Es impresionante la diferencia: hace un año pensaba que no iba a poder tocar nunca más. Ahora los médicos dicen que estoy mejor, que en algún tiempo voy a poder andar solo", confesará sobre el final de la charla, en esta tarde soleada de otoño. Algo ha cambiado, y para él no es extraño.
-La música siempre tuvo efectos terapéuticos en vos. ¿Estás tocando más allá de los ensayos?
-La verdad es que tengo un montón de actividades y no me queda mucho tiempo para tocar. Pero algunas cosas estoy haciendo. Tengo poco tiempo para estar en casa porque siempre estoy haciendo diferentes cosas: natación, terapias mentales; cada vez estoy mejor, y en cualquier momento empiezo a componer. Siento la vibra, estoy con muchas ganas y sólo espero que mi cabeza haga un clic que me lleve a hacer algo nuevo.
-Tampoco hay apuro? Divididos se tomó ocho años para componer un nuevo álbum?
-¿Ocho años? No sé, estoy disfrutando mucho de tocar en vivo y con esta banda, así que cuando pienso en componer pienso en componer con la banda. Usarlos como una orquesta y yo en ese plan más de director. Me gusta el sonido que tengo ahora. Los elementos están. Y no creo que tarde ocho años.
-Podrías haber elegido una recuperación sin exposición, pero decidiste volver rápido a los escenarios. ¿Era necesario?
-Sí, necesitaba tocar y compartir con la gente. Si no, me hubiera aburrido mucho. Era un desafío para mí y a mí me gustan los desafíos. Además, realmente no estaba impedido para hacerlo. Creo que justamente si me hubiera quedado encerrado sin hacer nada, hubiera tardado más, todo hubiera sido más lento. Estar en los escenarios, en los ensayos y en todo lo que tiene que ver con la música me pone más pila. Realmente es donde yo me siento bien, en el escenario. Entonces, lo busqué apenas pude: hice lo de Luján, que fue una idea de Palito. Fue un caos, pero me dio la certeza de que bueno, bien organizado... podía. Ahí me puse una fecha para empezar y parecía apresurado, pero no fue así, porque yo estoy bien y puedo estar mejor, entre comillas. Es jodido no tomar nada y eso. Es un cambio total. Pero bueno, con eso estoy, no es fácil, pero lo que pasó es que tocar era otra gran droga que tenía.
-Andrés Calamaro hizo su proceso de desintoxicación de forma más privada, quizá?
-Lo vi a Andrés. Hablamos, no de este tema, pero vino a un ensayo de los shows del Luna Park. Cantó "Seminare" con nosotros.
-¿Y qué pasó?
-Después no se animó en el show, pero vino con una sonrisa franca en la cara y no tuvimos que hablar mucho. Realmente, hace tanto tiempo que nos conocemos... hasta nos olvidamos de por qué nos peleamos.
-Parecen tiempos de reencuentros. Me dijeron que también viste a tu hermana Josi después de quince años?
-Sí, la familia vino a saludarme después de un recital. Fue una alegría verlos de nuevo. Estuvo suave, liviano. Tampoco es que siento la necesidad de una reunión o de una cosa más seria. Así por ahora está bien.
-Hace poco, el Zorrito Quintiero decía que veinte años atrás en los ensayos dabas miedo, y que ahora no? ¿Tan malo eras?
-No, no era tan malo, pero me gustaba siempre empujar hasta donde se pueda, hasta donde diera. Pero no era mi intención. Ahora estoy mucho más abierto, eso es cierto.
-¿Estabas enojado?
-Sí, estaba enojadísimo. Solo contra el mundo, contra todo y sobre todo contra mí, supongo. No podía más ir en esa dirección, tuve que hacer un cambio forzoso y ahora estoy muy contento de poder integrarme más.
En esta recuperación en público que desde hace un año ofrece García, el concierto/cumpleaños de octubre del año pasado, en el estadio de Vélez, fue sin dudas un hito para el músico y sus seguidores. Más allá de la enésima reencarnación del ave fénix de la música popular argentina y de la apoteótica tormenta que obligó a titular al registro en DVD del show como Concierto subacuático ?que se acaba de editar?, aquella puesta en escena funcionó para García como el fin de un ciclo, la concreción de una meta y la esperanza de un nuevo horizonte. "Ahora viene la etapa de salir de acá, de ir a Israel, a los Estados Unidos, después a Europa, cosas que hice bien poco. Sé que soy conocido y en alguna oportunidad anduve por ahí, pero nunca en una gira bien organizada. No sé si se nota, pero está muy pulido el asunto."
-La noche del cumpleaños/show/diluvio resultó demasiado intensa para alguien en proceso de recuperación, ¿no?
-Sí, pero fue increíble, la tormenta fue un efecto especial. El cumpleaños se me pasó enseguida. Teníamos preparado un show como el que se vio después en el Luna Park, con escenografías, telones y chicas que volaban; todo eso no se pudo hacer y hubo que salir al toro. La cosa fue in crescendo, por la lluvia, pero llegó un momento en que ya me pude concentrar en lo que estaba haciendo y creo que no perdí la expresión. El momento más fuerte de la lluvia fue cuando canté con Spinetta. Ese abrazo? ¡Hubo rayos!
-Otro reencuentro para esta etapa?
-Sí, él es muy cariñoso conmigo y yo también muy afectuoso con él. Son muchos años que nos conocemos, incluso cuando empecé él me dio algún consejo. Porque yo empecé después que él, un poquito, pero después que él.
García, siempre sonriente, cuenta que ahora vive en un "palacio", que va bastante al cine, que en realidad no lee mucho, pero que incorporó el hábito de ir al teatro.
-Los más escépticos dicen que éste no es el verdadero Charly García.
-No sé, por ahí algunos esperan que rompa una guitarra en el escenario, pero eso ya fue, ya rompí unas cuantas, ¿no? Yo lo que recibo de la gente es todo cariño y eso es fabuloso.
-Después de tanto tiempo de tratamientos y medicamentos? ¿no tenés miedo de lo que te pueda pasar de aquí en más?
[Charly busca la respuesta en silencio y después de treinta segundos, la encuentra] -Realmente no tengo miedos paralizantes o cosas así. No es que no le tenga miedo a nada, pero, como te dije antes, estoy bastante positivo.
Algo ha cambiado y, definitivamente, para él no es extraño.
PARA AGENDAR
Charly García, vuelve a presentar sus clásicos.
Luna Park, Bouchard 557. Mañana, a las 21. Entradas desde 90 pesos.
Por Sebastián Ramos
Fuente: La Nación
jueves, abril 29, 2010
Tiempo de reencuentros
Suscribirse a:
Comentarios de la entrada
(
Atom
)
1 comentario :
muy bueno este aporte, para los q seguimos a charly siempre no alegra tener noticias de el
Publicar un comentario