En un maratónico recital de cinco horas en el que lo acompañaron los músicos de las bandas con las que tocó a lo largo de sus 40 años de carrera (incluido Charly García), Luis Alberto revalidó toda su vigencia. Estilo estuvo allí.
El grito primal de Spinetta, en un show cuando por primera vez el Flaco repasó todos sus hits. Charly brilló. Foto: gentileza La Nación.
El show arrancó diez menos diez de la noche. Nadie, entre las 37 mil personas que asistieron, imaginaba en ese momento que la cosa seguiría hasta pasadas las tres y veinte de la madrugada. Arrancó con Spinetta (despeinado como siempre y muy elegante con camisa blanca, chaleco negro, jeans y zapatillas) leyendo, papel en mano, una lista de agradecimiento a los músicos que por diversos motivos no podrían acompañarlo en esa noche: Lito Nebbia, Pedro Aznar, Lito Vitale, Rodolfo Mederos, Moris, Andrés Calamaro, el Indio Solari y, Hugo Fattoruso.
Enseguida se unió su banda actual con el agregado de Baltasar Comotto (guitarrista del Indio Solari) e interpretaron "Mi elemento" y "Tu vuelo al fin", de su último CD "Un mañana". Así comenzó el Flaco entonces, de adelante hacia atrás, con el viaje musical hacia los comienzos de su carrera.
Diego Rapoport, Mono Fontana y Juan del Barrio arrancaron con el revival de las bandas, repasando la era Spinetta-Jade. Allí se destacaron "Alma de diamante" y "No te busques ya en el umbral". A diferencia de lo que suele escucharse en recitales en estadios, este show de Spinetta iba a dar especial relevancia a muchas piezas instrumentales, momentos que un público en estado de encantamiento disfrutó y festejó con ganas.
Tras Jade llegó la primera sorpresa. "Rosario nos dio muchas perlas; ésta es la más grande de todas", dijo Spinetta, y ahí nomás entró Fito, casi corriendo. Se pegaron un abrazo gigante e interpretaron "Asilo en tu corazón" y "Las cosas tienen movimiento". Se notaban los ojos emocionados de Spinetta al despedir a Fito, pero aún quedaba mucho en una noche que ya asomaba bien larga.
Tras el encuentro con Fito se despachó con una serie de versiones hechas a medida de coleccionistas de rarezas. Primero vino "Mariposa de madera", de Miguel Abuelo. "Yo creo que sin esta canción no hubiera existido 'Muchacha'", dijo el Flaco. "'Ojos de papel', 'Mariposas de madera'… Es lo mismo", concluyó sonriendo y asegurando que el robo, indistinguible para cualquiera, había sido inconsciente. Luego vino una estupenda versión de "El rey lloró", de Los Gatos, y cerró el set cantando a dúo con Juanse "Adónde está la libertad", de Pappo.
Entonces subieron Gustavo Cerati y Gustavo Spinetta, hermano del Flaco. Juntos hicieron "Té para tres", de Soda, y "Bajan", de Pescado. La gente enloquecía. Una luna hermosa, amarilla, gigante, asomaba sobre la popular cuando el show alcanzó otro techo con "Cementerio Club". "Si hoy hay un sueño cumplido, ése es el mío", se despidió, eufórico, Cerati.
Subió Leo Sujatovich, tecladista de Jade, y juntos realizaron un precioso medley de "Vida siempre" y "Maribel", solos los dos en guitarra y piano. Luego llegaría otro homenaje: esta vez a Manal, interpretando una versión bien funky de "Necesito un amor" con Dante y Valentino, sus hijos, en guitarra e improvisaciones rapeadas varias.
Despidió a "los chicos" (ya bastante crecidos) y ahí nomás se mandó con los acordes de "Filosofía barata y zapatos de goma". Terminó y estaba claro que se venía Charly. Hubo, sin embargo, unos instantes de tensión cuando pudo escuchárselo susurrar un muy preocupado "¿Qué, no entra?", amplificado por la pantalla gigante.
Pero ahí nomás entró Charly, que hizo poner a medio estadio de pie con su sola presencia, y se lanzaron con una esperada "Rezo por vos" que los dos cantaron a garganta pelada. Cuando terminaron eran las doce en punto. Habían pasado dos horas de altísima calidad y todavía faltaba...
Luego de un intervalo de quince minutos llegó el turno de Los Socios del Desierto. Con un homenaje a Diego Wirzt, baterista de la banda fallecido el año pasado (remplazado por Javier Malosetti), interpretaron explosivas versiones de "San Cristóforo", "Bosnia" y "Nasty People". Enseguida llegó el turno del otro trío de Spinetta, el esperado regreso de "Invisible".
Había que estar ahí sólo para ver las caras de alegría de Machi y Pomo y el Flaco y escuchar ese "1…2…3…4" de Luis Alberto para arrancar con "Durazno sangrando" y repetir el conteo, siempre igual de cuidadoso, al arrancar los tres juntos "Jugo de lúcuma", "Niño condenado" y "Lo que nos ocupa es la conciencia…".
Todo era verdaderamente un lujo, tan intenso y preciso que todos quedaron con ganas de más. Spinetta los despidió poniendo cara de "Y qué pretendían también con estos tipos…" y diciendo, como un fanático más, "¡Machi y Pomo, man!".
Ya nadie sabía ni cuántas horas habían pasado que entraron Carlos Cutaia, Black Amaya, Bocón Frascino y David Lebón: por primera vez, al igual que Invisible, Pescado Rabioso se reunía luego de su separación allá por mediados de los '70. La gente deliraba. Lebón tenía una calma sonrisa de oreja a oreja.
Arrancaron con una gema de "Pescado 2": "Poseído del Alba". Luego siguieron, sin concesiones, "Mañana y pasado (Hola dulce viento)", "Serpiente (Viaja por la sal)", "Credulidad", "Despiértate nena" y "Me gusta ese tajo", con un Spinetta divirtiéndose mares con tartamudeos ("C-c-c-con sus lindas piernas…") y varios cambios en la letra. Cerraron con "Post-Crucifixión", pero el Flaco, agradeciendo con toda serie de loas a sus músicos (algo que hizo durante todo el show) avisaba: "Esto no termina acá".
Era cierto. ¿Vieron esos dibujos de los Beatles de Magical Mistery Tour, esos en que los de Liverpool aparecen con túnicas y conos de magos? Bueno, los Almendra sobre el escenario, sin necesidad de ningún atuendo extraño, lucían exactamente así.
Con un Emilio del Guercio que brillaba desde su sonrisa, Rodolfo García con su melena blanca hasta la cintura y Edelmiro Molinari con su pelo también largo y su barba de profeta, el regreso de Almendra fue un momento de pura belleza mágica. "Color humano" transcurrió como una zapada de algodón, y delicias similares sucedieron con "Fermín", "A esos hombres tristes" y la inesperadísima "Hermano Perro".
El líder de las bandas eternas pidió permiso para dedicar la canción que venía a Julia Ramírez de Spinetta, su madre, que lo observaba en primera fila. "Esto es para vos", le dijo, y sonó "Muchacha ojos de papel" con Molinari, del Guercio y García haciendo coros.
Era el final perfecto para la noche perfecta, pero era una noche con varios finales. Tras otro intervalo subió Ricardo Mollo ("A éste lo quiero más que a los demás") e interpretaron "8 de Octubre", una canción que Luis compuso junto a Gieco en homenaje a los padres de la tragedia del micro de estudiantes en Rosario. Y siguió, con "Seguir viviendo sin tu amor", "Quiero ver un tren" y "No te alejes tanto de mí", hits que el estadio coreó a voz viva.
Se despidieron todos los músicos juntos en el escenario. Había sido un recital para el Guinness. Y todavía quedaban ganas de más... ¿Alguien sabe cuándo sale el cd?
Fuente: Diario Los Andes
Spinetta y García: Rezo Por Vos
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