"¿Quieres que mañana te traiga un buen plato de pasta?", le preguntó Fabián Von Quintiero a Charly García cuando estaba internado en la clínica de rehabilitación. El ídolo del rock no hablaba, pero asintió con la cabeza.
Esa fue la primera visita del Zorrito Quintiero, amigo e histórico tecladista. Fue el reencuentro después de haber compartido casi una década en escena, en su época de gloria (grabó con él cinco álbumes, desde 1987 al 1995) y el que marca ahora su colaboración en su brillante regreso.
Ahora está en Chile para tocar, esta noche en el Movistar Arena, en el esperado retorno del ídolo argentino a la escena musical. Ayer almorzaron juntos en La Mar, el restaurante de Gastón Acurio, quien invitó a Quintiero. El músico es responsable de la gourmetización de la banda completa, y no sólo por su conocida expertise en el rubro (ver recuadro), sino porque ve un efecto importante en ello. "Después de muchos años se valoriza la buena comida, que une al grupo. Era algo que antes Charly no curtía mucho y que ahora disfruta", comenta.
Los tratan "casi con exceso" de afecto. "Nos saca el fastidio de los viajes. Ahora, bien comidos, partimos con muchas ganas a trabajar", agrega antes del ensayo.
El Zorro se las arregló para acompañar a Charly en un momento complejo. "En un lugar para suicidas, adictos, difícil… Llegué con un teclado. Yo totalmente conmovido. Y él lo primero que hace es mostrarme su canción".
García manifestó—después de 8 meses de tratamiento y 2 clínicas de por medio— los primeros síntomas de rehabilitación y lo convocó para acompañarlo en aquel concierto sorpresa en Luján, en marzo de este año. Fabián lo había visitado para su cumpleaños, en el rancho de Palito Ortega, cuando después de un asado entraron al estudio para grabar "Deberías saber por qué", el single que marca su retorno.
Su "hermano" Ortega, su manager Fernando Szereszevsky y Nito Mestre iniciaron con él el trance más difícil de su vida. "Pero él se ayudó más que nadie, en poner el cuerpo y el espíritu para intentar una recuperación. El más duro trabajo lo hizo él ", agrega Quintiero.
Este García promete sorprender. "Pero no porque se tire del quinto piso o haga piruetas raras. Ahora no hay extravangancias. Sorprende porque la gente va a escuchar las canciones a pleno. Con una puesta relinda. Nosotros decimos que este es un García de lux".
La poderosa propuesta
La primera vez que el Zorro vino a Chile fue el 85 con Soda Stereo, con quienes estuvo en "Martes 13" antes de su show. Muchas veces fue denominado el "cuarto Soda", tras compartir dos álbumes emblemáticos como "Nada Personal" (1985) y "Signos" (1986).
Tecladista y bajista, colaboró con otros colegas como Andrés Calamaro y marcóépoca durante una década con los Ratones Paranoicos. "Todo lo agradezco, porque es un regalo del cielo. Tengo buenos y malos recuerdos, pero son mucho más los buenos".
Había pasado un año y medio de su alejamiento de la banda cuando Charly lo convoca. "Tenía ganas, por la admiración que le tengo desde chico y porque le estoy agradecido de la oportunidad que me dio en su momento. Quería que él armara una buena historia musical. Y él estaba entendiendo el mensaje: Vamos todos por lo mejor, porque vos te merecés lo mejor ".
Hoy suena otra tecla y se nota. Sucedió lo que varios nunca creyeron posible. "Nadie lo obligó a volver a tocar. Yo confiaba en que él lo quería hacer bien".
Se escoltó con sus músicos ilustres ("los que hemos estado con él años duros, intensos"), como el Negro García López, Hilda Lizarazu y el trío chileno The Prostitution. Todos con gran currículum, "pero entrenados por García", advierte Quintiero.
"Por primera vez estaba confiando en la gente a su alrededor". Este Charly acepta sugerencias. "Antes, ¡jamás! Toma lo que dices, lo procesa y puede no estar de acuerdo también. Es un placer. Confiamos en él y él en nosotros".
Cuatro meses trabajaron cada una de las versiones originales. "Es nada que ver. Es ver a Charly en inmejorables condiciones".
El líder se permitió sentir cosquillas antes de subir al escenario en Perú. "La verdad es que nunca soné así", comentó. "¡Guau! ¡Está viendo el vaso medio lleno! Es el estado de ánimo de todos".
—¿Cuál es la diferencia entre este Charly y el que conocimos todos?
—Es un Charly mucho más tranqui. Más armónico, más organizado. Muy cuidado. Yo creo que nunca tuvo un manager así. Hace mucho que no tenía una puesta en escena como ésta. Que él esté bien y de buen ánimo es la matriz, pero necesitás esta estructura detrás. Esto está armado con un nivel premium.
—¿Conserva su lucidez, esa genialidad que le dio fama?
—Sííí. Y conserva su humor. Su dirección musical. Ya no es ese centro del mundo, que es tan nocivo también. En otra época ninguno se animaba a decirle nada a Charly, porque es una figura fuerte. Hoy debatimos todo.
—¿Pensaste en algún momento que había caído y sin retorno?
—Yo no. No lo quería pensar. Estaba brava la situación. Obvio. Lo que sí pensamos es que la cosa iba a ser más larga; que lo que costó un año podrían ser dos. Hubo semanas difíciles. Esto no fue fácil para nadie. Pero él siempre estuvo muy consciente de todo.
—El show de la semana pasada marcó un upgrade . No es fácil tener un buen equipo. Había que seducirlos también. Trabajar con Charly así es prestigio. Si es todo lío, puede ser un desprestigio también (risas)… Personalmente, valoro mucho volver a las giras. Es un deseo desde la infancia hacer lo que hago. Todavía hacerlo es un privilegio. Y trabajar con García, y bien, la verdad que es una fiesta. Este García es para disfrutar.
Por Constanza León A.
Fuente: La Segunda (Chile)
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