lunes, abril 15, 2013

Reseña sobre la Grabación de "Parte de la religión"

(New York, febrero de 1987) Como era habitual, Charly bocetó el disco inicialmente en su departamento, portaestudio de 4 canales a cassette y batería eléctrica mediante.

 Por entonces se había montado un auténtico habitat o fábrica de sueños –llamativamente prolijo y ordenado- en una de las luminosas habitaciones con vista a la Av. Coronel Díaz.

 En solitario, registró versiones memorables de "No voy en tren" y "El karma de vivir al sur". Recuerdo que éste último tenía una parte instrumental bellísima (finalmente perdida en los misterios de la creación) con un sintetizador grabado por el mismísimo Nito Mestre durante una visita a la casa.

 La cuestión era bien despojada y simple, pero muy efectiva: Grand Piano Yamaha CP 70, sinte de cuerdas Roland Jupiter 6, un ritmo constante en la batería eléctrica Rx-21, algunas voces o guitarras y nada más.
 Hacía un par de años que yo tocaba con Charly así que fui asomando de a poco a esas tardes y noches, programando o tocando algo y emocionándome al palpar desde la primera fila cómo se iba forjando un tema tras otro.

 Luego de ese período hogareño, ya instalados en el estudio Panda, se grabó la estructura general del disco directamente sobre la cinta de 24 canales.

 Allí definimos las velocidades de las canciones y los arreglos primitivos que irían perfecionándose a posteriori.

 La consigna -pautada con mucha tranquilidad y humor- era que al momento de registrar algo sobre esas cintas todo podría ser definitivo o regrabable durante el periplo Buenos Aires-Río de Janeiro-New York que rezaba el esquema de grabación.

 De hecho, de esas maratónicas sesiones iniciales se rescataron solos de David Lebon y saxos de Dani Melingo, entre otras cosas.
 Los ritmos básicos los pautaba Charly –nadie más adecuado que el propio compositor para eso- de acuerdo al concepto que quería darle a cada una de sus canciones.

 Pero, se sabe, él es muy abierto a la hora de trabajar en equipo y la ocasión nos permitió a Mario Breuer y a mi dejar nuestro punto de vista y sumar ideas. Programé algunos ritmos en mi módulo SP12 –relativos al criterio en común que se fue dando- y otros los toqué "a dedo", asignándole sonidos de baterías a diversos teclados. O disparándolos directamente con pads y demás.

 El clima era por supuesto de amistad y relax y Mario, con su calidad sonora-musical y su humor finísimo, daba el ambiente apropiado. Pasamos unos días magníficos en los estudios Panda de la Avenida Segurola.
 Siempre me ha gustado programar o combinar secuencias con ejecuciones naturales, algo que venía haciendo desde hacía tres o cuatro años con Clap y Fricción.

 Dicho sea de paso, Charly ha sido un maestro en eso de emparentar lo tecnológico con los arreglos a la "vieja usanza". Basta pensar en "Clics modernos" y en la gran influencia que generó en tantos de nosotros…

El "Hollyday on ice" era un banco de sonidos de Emulator que venía en un arcaico y gigante diskette, utilizable como alternativa al preseteado en la máquina SP12. Mario lo sacó de la galera una madrugada y fue el summum del summum. Son los sonidos de bombo y tambor de "No voy en tren", que llegaron al disco tal cual se habían grabado en Buenos Aires, tocados a dedo con un teclado. Solo sumé un hi-hat y platillos reales durante la grabación posterior de baterías acústicas.

 En algunos temas se escuchan únicamente esos sonidos sampleados – por ejemplo en "Buscando un simbolo de paz", "Rap de las hormigas" y "La ruta del tentempié", programados o tocados. En otros casos, los samplers del "Hollyday on ice" fueron disparados por sonidos acústicos de batería, a través de triggers, para sumarlos a modo de refuerzo, como en "Adela en el Carrousell" y "El karma de vivir al sur". No solo eran sonidos de batería sino efectos de todo tipo, incluso los tradicionales claps de Charly u otros mas indefinibles como voces o FX.

 Ya instalados en el Washington Square Hotel de New York, ensayamos previamente en Chung King House of Metal, ubicado en Chinatown. Estudio mítico del punk, rap y hip hop, donde desfilaban desde Run-DMC a Beastie Boys. Luego fue el turno para grabar teclados en Unique Recording, en pleno Times Square, y finalmente el de Electric Lady en el Greenwich Village.

 "Necesito tu amor", "Parte de la religion", "Rezo por vos" y "Ella adivinó" no llevan programaciones de batería ni samplers. Es la Yamaha al natural, potenciada por la fibra del ingeniero Joe Blaney y el ambiente único que da la sala de grabación, bajo cuyo piso de madera, sin cemento de base, pasa literalmente un río. El de la Calle 8 de Manhattan.


Justamente en ¨Necesito tu amor¨, un poco por azar, encontramos una rítmica muy concreta a lo largo de toda la canción.

 A la hipnosis inicial de toms programados se le suman acentos acústicos de bombo y tambor -en plan sinfónico- que preceden al ritmo de la batería, con toms naturales en determinadas partes. Y juegos de semicorcheas y fusas sobre el hi-hat. Se da una suerte de dialogo entrelazado, casi marcial, con diferentes elementos percusivos. Además, están el aro sincopado del tambor y la pandereta final.

 Vale agregar que las percusiones de Chacal -grabadas previamente en Río de Janeiro- embellecen muchísimo la cuestión y completan los ritmos del disco, así como la participación de los Paralamas do Sucesso en el "Rap de las hormigas".

 Estrené en esas sesiones la batería Yamaha Recording Studio que me regaló Charly: Mario Breuer me acompañó a la tienda de la calle 47 durante la tarde y se la señalé al vendedor en la vidriera cual niño ilusionado ante una juguetería. Rápidamente la subimos a un taxi, luego le saqué los nylons en el estudio, afiné, se microfoneó y de inmediato iniciamos las tomas...

 Tras más de dos meses de deleite neoyorkino, finalizada la mezcla, la mandamos por barco a Buenos Aires y es la batería que me ha acompañado durante casi toda mi vida musical, sobreviviendo a golpes, aerosoles y pegatinas de todo tipo.

 Las fotos para el arte del disco se hicieron en una iglesia ortodoxa rusa cercana a la 2nd Avenue, donde funcionaba además un Taller Latinoamericano de arte, o algo así. Como solíamos ir habitualmente a un restaurant ruso llamado "Kiev" que estaba a la vuelta, se pidió permiso en el lugar y una noche cargamos las lentes del gran Uberto Sagramoso y nos dirigimos al lugar.

 Por esos días Charly y Mario tuvieron que regresar a Argentina y yo aproveché para quedarme un par de meses más en New York, acunado en el mismísimo Soho por unos cineastas rusos disidentes sumamente estrafalarios y entusiastas (realizadores del film "Liquid Sky"), como coronación de un tiempo de descubrimientos que jamás olvidaré. Charly me dió esa gran oportunidad a mis 22 años, incluyéndome en su disco y en su apasionado viaje siendo yo un novato con solo dos o tres discos de experiencia, aún cuando podría haber contratado al mejor baterista sesionista del mundo. La vida se puso en Technicolor y oídos y corazones de muchos de nosotros temblaron con sus canciones una vez más.

Fuente: http://samalea.com.ar/

2 comentarios :

León dijo...

gracias por toda la información, de veras, mucha suerte y espero que te encuentres bien, saludos desde España!

León dijo...

gracias por la información, como fan de charly que soy te lo agradezco muchisimo, suerte y saludos desde España!