jueves, julio 14, 2011

Charly en La Paz, 8.428 días después

Hace 23 años. La tonada de un piano irrumpe en los oídos y corazones de cerca de siete mil personas reunidas en el Teatro al Aire libre de La Paz. Se acopla el ritmo lento de una batería. Después, la voz de un “joven” Charly García (39 años) comienza a cantar: “Acabo de llegar, no soy un extraño'”. Era la noche del domingo 19 de junio de 1988.

Un día antes, en la tarde. Frente a una “cantidad significativa” de espectadores Wálter Puka Reyes Villa, uno de los miembros de Rockway Production, la empresa organizadora del evento, tiene una tarea difícil. Las condiciones iniciales del sonido para el concierto no fueron aprobadas por los técnicos del rockero argentino y el espectáculo programado para la noche del sábado debe ser suspendido. “En ese momento yo tuve la ingrata misión, ahora es anecdótica –aclara el Puka con una sonrisa no exenta de melancolía– de pararme en medio de las graderías del Teatro al Aire libre y decirles en voz en cuello a las siete mil personas que por favor volvieran al día siguiente. Y era tanto el compromiso de la gente que no hubo tumulto y se retiraron como si 24 horas no hiciesen gran diferencia. Fue una reacción extraordinaria del público, que al día siguiente concurrió con la misma entrada”.



Es así como a las 20: 45 del día siguiente –con todos los obstáculos técnicos superados en un esfuerzo de los organizadores– un García de camisa y un saco rojinegro comenzó un concierto que después de una hora y 25 minutos se convertiría en uno de los más recordados de la historia nacional. Fueron 23 los temas interpretados por quien tras cinco álbumes como solista y una mítica trayectoria al frente de los grupos Sui Géneris, Serú Girán y La Máquina de Hacer Pájaros ya era reconocido como “el padre del rock latinoamericano”.

“Fue, además, una noche de descubrimientos – dice una crónica publicada al día siguiente en el vespertino Última Hora y firmada por Parker, pseudónimo de Mauricio Souza, literato y crítico de cine, columnista de este medio–, el García que conocemos resultó ser sólo una parte del García completo. Varios temas (como Parte de la religión, por ejemplo), casi desconocidos en Bolivia, propusieron una riqueza e intensidad que No voy en tren o Buscando un símbolo de paz no reflejan a cabalidad. El recital de García reprodujo cada tema con los arreglos y la precisión del disco, demostrando que el que es músico es músico nomás”.

El aludido y su impecable banda habían logrado pues lo que el mismo columnista destacaría meses después como “el hecho musical del año”. Su suceso además permitiría a los organizadores de Rockway Production traer a La Paz en los siguientes meses a grupos como Soda Stereo y los Enanitos Verdes durante sus épocas de gloria'

Y luego otra vez a García en conciertos en el estadio Hernando Siles y en el coliseo del Instituto Americano.

“Fue un hito en nuestra ciudad –afirma el radialista y musicólogo Sergio Calero– porque fue el concierto que inició la serie de llegadas de grupos y artistas importantes en nuestra ciudad. Fue Charly García con ese concierto el que abrió la posibilidad de que La Paz fuera considerada para las giras internacionales”.

En relación al regreso de García en 1989, Calero afirma: “Quizá el escenario fue más grande (estadio Hernando Siles), pero recuerdo que Charly estaba menos concentrado en lo que estaba haciendo. Además venía promocionando un disco que a mí me gusta mucho, que es Cómo conseguir chicas (1989), pero que mucha gente no lo conocía todavía (') Era un momento en que parecía que los conciertos eran solo para bailar y no siempre es así. Charly a veces toca muchas canciones que son para sentarse, escucharlas y apreciarlas”.

Mueran los fascistas

Queda para la anécdota la controversia generada por la primera presentación del rockero del bigote bicolor en los escenarios paceños. Grafitis que acusaban a García de inmoralidad, homosexualidad y corrupción de la juventud, y las amenazas de muerte y otras violencias que sufrieron los organizadores atribuidas a un supuesto “comando moralista” anónimo denominado Martín Lutero fueron parte de una curiosa campaña de boicot contra el concierto del bonaerense.

¿La respuesta de García? Un contundente: “¡Mueran los fascistas!”, junto a otros sarcasmos vertidos entre canción y canción durante esta primera presentación. La respuesta del Puka frente a los mensajes “Fuera el inmoral” y “Que se vaya Charly GarSida” pintarrajeados en las paredes del Teatro al Aire Libre días antes del concierto también nos da un sucinto panorama de la época: “Yo lo veo de la siguiente forma: primero fue la política. Con la llegada del rey Juan Carlos hubo un sector que se opuso a esa visita. Luego le tocó a la religión, con el Papa y sus detractores. Ahora le toca a la música, al rock, género que se ha caracterizado por tener siempre sus recalcitrantes opositores. No me alarma ni me asusta, al contrario, me parece que indirectamente nos hacen propaganda”. (Última Hora, 22/junio/1988).

Pero igualmente interesantes resultan las acusaciones de una –también anónima– “madre de familia” tras la realización del concierto. Acusaciones dirigidas en una misiva al alcalde de La Paz que afirmaban que “muchos jóvenes se drogaron, consumieron bebidas “espiritosas” y se produjeron “actos de homosexualismo”, y que hicieron que el burgomaestre solicitase públicamente un informe al jefe de Espectáculos de la Casa de la Cultura, supervisor oficial del evento.

Pese al escándalo, estas acusaciones fueron desmentidas rotundamente en reiteradas ocasiones por la autoridad, la prensa y los mismos organizadores. “Estupideces” que en palabras de Sergio Calero “le vinieron muy bien al evento porque Charly siempre está rodeado por el escándalo y la confrontación con los sectores más conservadores. El rock tiene esa característica y Charly la ha tenido siempre”.

En efecto, el concierto terminó sin ningún incidente y con –lo que importa –un Charly García que en lo musical se presentó impecable dentro de su propio estilo y que, a solicitud de un público paceño emocionado y cómplice, se animó a hacer lo que no se había permitido en otras capitales del continente en aquella gira: Concluir el recital con el clásico Y rasguña las piedras -un tema de su época en Sui Géneris- y repitiendo su éxito comercial No voy en tren.
Ya lo dijo Charly García en uno de sus discos más célebres: Es sólo rock and roll.

Los precios de las entradas son los siguientes:
  • Lounge Bs. 500 (incluye 1 polera y 1 poster)
  • VIP Bs. 350
  • Preferencia Bs. 250
  • General Bs. 150









Fuente: Página7 (Bolivia)

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