Un concierto histórico en Montevideo (o de cómo Charly García hizo explotar el Velódromo)

En la noche de ayer, Montevideo presenció un concierto histórico. Charly García estuvo en el Velódromo, donde revivió sus mejores temas (de todas las épocas), invitó al escenario a los legendarios Ruben Rada y Bernard Fowler, y cerró el show con Canción para mi muerte, de Sui Generis. Tuve el privilegio de estar ahí, bien al frente, y vibrar con cada segundo del show. Acá van las fotos (click para agrandar) y las pocas palabras que me quedan.

Se trata de un show mucho más anticipado y promocionado de lo que fue el de Punta del Este. En esta ocasión, los carteles que anunciaban el show estuvieron varias semanas por toda la ciudad, entre muros y paradas de ómnibus. Charly se vino con todo y sería poco decir que cumplió con las expectativas, porque en verdad las superó mucho: el concierto de ayer no sólo fue mejor que el de Punta del Este sino que fue uno de sus mejores conciertos de los últimos 2 o 3 años (y no me atrevo a decir EL mejor porque no presencié los anteriores y no quiero juzgar por lo que se ve en YouTube).

A Charly en lo personal se lo vio muy bien. También superó las expectativas de todos los que decían que le hacía falta droga. Los que lo hayan visto ayer no pueden repetir esa boludez. "Charly está feliz", aclaró en algún momento del show, y realmente se lo notaba feliz. Gordito pero feliz, como digo en broma, porque se le notaba la pancita pero más aún se le notaba la sonrisa. Y lo prefiero así que hasta el culo de cocaína.

Siempre inquieto, se recorrió todo el escenario entre el piano, las guitarras y el público. Tocó clásicos de todas sus épocas: Cerca de la revolución, Pasajera en trance, Rock & Roll Yo, El amor espera, Rezo por vos (que se la dedicó a Cerati), Nos siguen pegando abajo, No toquen, Demoliendo Hoteles y muchas más. En cuanto a su banda, no es sorpresa que suenan de puta madre. Entre Kiuge y el negro López en guitarras, el Zorro Von Quintiero en teclados, Carlitos en bajo, Tonio Silva en batería y la recientemente incorporada Rocío Ortega en vocales, hicieron explotar el Velódromo. El propio Charly los elogió: "¡qué bien que tocan!".

"Hay onda", manifestó Charly ante el público de Montevideo que lo recibió con mucho cariño, gritándole elogios de todo tipo. Y se los merecía, porque ¿cuántas personas en el mundo son capaces de traerse hasta Uruguay al mismísimo Bernard Fowler? Por si no lo saben, Bernard Fowler es el genial músico que ha cantado y hecho giras con los Rolling Stones, tanto en sus trabajos grupales como solistas, por lo cual muchos lo consideran uno más de la banda.

Con su increíble voz, Fowler se hizo cargo de un par de clásicos de los Stones, sólo después de cantar, con Charly al piano, su temazo Happy & Real. Pero esa no fue la única sorpresa. Como les anticipaba, también invitó al escenario al legendario Ruben Rada, que con la percusión le sumó mucho al clásico No voy en tren. Conocido y querido por todos, Rada fue muy bien recibido en el escenario.

El tiempo pasó volando. Después de los invitados, ya hubo una primera despedida. Unos minutos después, volvió a salir Charly con su banda y los dos invitados para cerrar el concierto con la inolvidable Canción para mi muerte, de Sui Generis. Un momento que jamás en la vida pensé que vería. Me quedé sin palabras.

La de ayer fue una noche de la putísima madre. El propio Charly lo sabía: "la próxima voy a cobrar más caro", bromeó. Al terminar Canción para mi muerte se despidió de todos ante una larga ovación. ¿Qué más puede tocar después de Canción para mi muerte? Sabíamos que no iba a volver a salir después de esa. Fiel al idealismo que, como dice, tanto le falta a los artistas de hoy, se fue del escenario con un "...y esto es rock and roll".

Como les decía, un concierto histórico.

Por Mauricio Milano vía Montevideo Blogger