LOS DESEABLES
El refucilo hippie disparado por la vuelta de Serú Girán parece divertir mucho al tipo flaco que pone los dedos en "V", como la audiencia pero traduce en voz alta: "Deme dos". Y se ríe y toma un vaso de agua brindando "por el progreso de La Matanza".
Los Indeseables pueden resultar mejores o peores que Los Enfermeros, todo va en gustos, pero definitivamente son distintos. Las guitarras hacen frágil base en la frágil figura de María Gabriela Epumer, y son ahora los teclados los que manejan el paquete. Cuando Quintiero y García arman esas paredes impecables que ni un lama podría atravesar (como en "Tuve tu amor"), la banda crece como baobab y, qué duda cabe, el pequeñito planeta de cada uno explota como globo.
Lo que hizo Charly en Martínez fue, en principio, mostrar a su gente qué tan bien puede vérselo ahora. Y se lo ve muy bien. Entusiasmado, jodón, fresco y espontáneo, maneja una energía sana y contagiosa: el rosario (y que no le mencionen Rosario!) de canciones de todas las épocas, con un par de referencias La Máquina y mucho material de "Piano bar" y "Parte de la religión"; significaron más bien un honor que una nostalgia.
Los shows perfectos, estirados puntillosos, nunca fueron su pasión. Para ser sinceros, por lo general vino esmerándose en romper poco delicadamente (como un velociraptor en una cristalería) todo atisbo de buenos modales o prolijidad en cartel. Esta vez, lo que hubo arriba del escenario fue un recital absolutamente descontracturé, tranquilo, relajado, en el que los varios "mocos" (eufemismo musical para aquellos traspiés de afinación o ejecución de una banda) no importaron para algo más que una somera mención como ésta. Lo mejor, "Raros peinados nuevos", "Ojos de videotape", "No soy un extraño"... y el resto, todo con arreglos flamantes y un aire mucho más rocanrolero y funky que lo sospechable. Lo mejor de 15 años de García, y de los últimos 15 años nuestros, además.
Quien esto escribe disfrutó enormemente de esa noche cadombera. Una noche sin nada de espanto y mucho de inspiración, con todos acicalados para una fiesta que terminó siendo mejor de lo que cualquiera esperaba. Y como para exorcizar tantas invocaciones a Será, Charly simuló romper una foto de Pata Villanueva, en esa gastada al Tercer Mundo que tanto lo divierte y que tan lejos queda de Sinead O’Connor y sus retratos del Papa (Villanueva).
Ave, García. Los carceleros de la humanidad no van a atraparlo, definitivamente, dos veces con la misma red.
por Gloria Guerrero para la Revista Humor - 17/09/1993
miércoles, diciembre 16, 2009
Charly por los barrios: Teatro Bristol
Suscribirse a:
Comentarios de la entrada
(
Atom
)
1 comentario :
Que recuerdos..!!! Ahi fue la primera vez que fui a verlo en vivo... lastima que se quemara el teatro hace alguos dias... Grande Dios... grande Canario
Publicar un comentario