Mi primer post trajo aparejado un contacto del manager de Charly García. Ese intercambio de mails, dio lugar a un encuentro en torno a un café. Intercambiamos opiniones, pero no llegamos a ponernos de acuerdo, por más que Fernando intentó facilitarme caminos. Pero es que pensamos de modos distintos, y todo orbita en torno a un tercero que es Charly. Seguiremos conversando o no.
Lo que quiero pedirles a todos lo que esto leen, es que dejen de mandarle mails a Fernando reclamándole no sé qué para conmigo. Agradezco la buena intención y la defensa, pero aquí los freno.
¿Porqué, entonces, publiqué lo que publiqué? Por varias razones. La primera es que públicamente estoy ligado a Charly por el libro que escribí. Eso hace que mucha gente me llame y me contacte por razones ligadas a él. La mayoría quiere una nota, un encuentro, un autógrafo, una foto o que le lleve alguna cosa. Todos saben que no soy ni su jefe de prensa, ni su correo: mi respuesta es negativa en todos los casos. Parte del motivo por el que escribí lo que escribí es ese: que sepan que no soy la persona que puede ayudarlos en ese sentido. Esté o no cerca de Charly.
El segundo es blanquear la situación. Si yo sigo rumiando mi enojo en silencio, además de las consecuencias para con mi estómago, es evidente que algo pasa. Y si algo pasa puede dar lugar a especulaciones. Por lo tanto, es mejor aventar cualquier fantasma, sobre todo si me tiene a mí de por medio (ghostbuster!). Si Charly toca el 23 y yo no escribo nada, habrá gente -tan fanática como para mandarle mails al manager de Charly-, que pueda suponer otras cosas.
Hay otra razón: la renuncia a algo es un gesto de libertad. Es algo liberador: uno se siente más liviano. Cada vez quiero viajar con menos equipaje. Mucha gente ha creído en torno a mis palabras, que son fruto de la tristeza. No, duele un poco, pero es como el dolor del parto (ya parezco Lilita Carrió, mon dieu!): es necesario para lo nuevo que viene. Estoy leyendo a José Ingenieros, el libro que Charly me recomendó: "El hombre mediocre". Salió en una conversación que tuve con Javier Martínez en donde me decía que era el manual de instrucciones de la Argentina. Esa lectura fortalece cierto idealista que uno tiene y lo hace más rígido y con menos ganas de algunas cosas.
Por lo tanto, no quiero que nadie envíe mails en mi nombre: saben que no faltan teclas en mi teclado. Faltarán un par de patitos en la fila de la razón, pero para eso están mis vacaciones en el Trópico. Recuerdo una canción de Charly: "Ni siquiera puedo entender lo que hago a veces". Pero no pido que ustedes me entiendan. Con que me lean es suficiente. Escribir, ayuda a exorcizar.
El 23 de octubre me encontrará en Velez. Después se verá. Life goes on, bra.
Fuente: Sergio Marchi Space
1 comentario :
uN GRAN DESCUCBRIMIENTO TU BLOG,,,
SALUDOS
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