jueves, diciembre 18, 2008

Del infierno a la felicidad

El músico mendocino Tito Dávila y los productores de su último show en la provincia (el anterior a su caída) visitaron a García en la estancia de Palito Ortega, donde Charly reside y compone. Impresiones de un nuevo resurgir.

Tenían una misión. Así lo sentían los productores del último show de Charly García en Mendoza (sí, el recital que terminaría en el escándalo más sonado en la no menos escandalosa historia del talentoso rockstar).

Ellos, los dueños del pub Cacano (Alejandro Galeano y Alejandro Cabanillas), habían guardado los instrumentos grafiteados y las pertenencias del artista mientras estuvo internado. “Ahora era el mejor momento para devolverlos”, asegura Galeano en comunicación telefónica desde Capital Federal. Se refiere, claro, a estos días idílicos que vive Charly, quien ya está componiendo, repuesto de su colección de adicciones, en la estancia que Palito Ortega tiene en Luján, Buenos Aires.

Así fue como, invitados por su propietario, los empresarios mendocinos y el músico local Tito Dávila (parte del staff de Andrés Calamaro) pasaron el martes toda una tarde en el campo-estudio de grabación de los Ortega.

“Charly está fantástico -completa Galeano-. ¡Está gordito! Con buen semblante, muy metido en su laburo. Nos recibió detrás de la consola de grabación, donde está creando. Nos agradeció muchísimo que le hayamos llevado hasta allá sus instrumentos”.

Tan feliz como Charly está Palito -otro músico que ha vuelto al oficio, de hecho los detalles del reencuentro lo pactaron en una visita que Ortega realizó a Mendoza para presentarse en una fiesta privada-. “Palito nos comentó que Charly está bien, contenido. Palito hace esto porque lo siente, no hay otro tipo de interés; nada más que excelente onda”, cierra Galeano.

El músico mendocino Tito Dávila, ex Enanitos Verdes, y actual tecladista de la banda de Andrés Calamaro, fue parte de la “delegación mendocina” que visitó al del bigote bicolor.

“Lo vi muy tranquilo, recuperándose, bien cuidado. Esa fue la impresión. Con Charly nos conocíamos, ya que en España habíamos grabado algunas cosas. Más allá del personaje que es, me alegra que alguien que pasó lo que él tuvo que pasar se recupere”.

El propio Ortega difundió hace poco una carta abierta donde festejaba la recuperación de su amigo: “Estoy escribiendo esta carta mientras vos, contra todos los pronósticos, estás tocando el piano en el estudio, le pedís al ingeniero de sonido que te grabe y, con una voz más clara que nunca, cantás, cantás una y otra vez, la bellísima melodía que escribiste anoche. Una frase de esta nueva canción queda revoloteando por todo el estudio: ‘Aunque no pierda la esperanza, a veces con vivir no alcanza’. No te apures, amigo. Ya estás nuevamente de pie”

Fuente: Diario Los Andes

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