domingo, agosto 31, 2008

Charly García es luzbel y lucifer

Un hombre al borde -o 'border', como prefieren decir-, que está más allá del bien y del mal, con momentos de locura o de absoluta lucidez, el genio de la música, eso y más es Charly García para los argentinos. Generador de pasiones, con Charly -basta pronunciar así para que todos sepan que se trata de él-, como Diego Maradona, se lo odia o se lo ama, pero serán pocos los que no lo reconozcan como uno de los mejores músicos de Argentina.

Yo tengo más poder que el Gobierno
Desde sus 12 años, cuando dejó la música clásica, en la cual fue un prodigio, para dedicarse al rock y fundar junto a Nito Mestre Sui Géneris en el colegio Dámaso Centeno, regentado por militares, empezó a demostrar su genialidad. "Con ese talento, si hubiera nacido en EE.UU., habría sido uno de los músicos más importantes, pero nació acá y tuvo que convivir con eso", dice Bebe Contemponi, uno de los periodistas de rock más importantes.
Aunque hubiera bandas que lo precedieran, como Los Gatos o Papo y Luis Alberto Spinetta y La Balsa era el hito del rock argentino, algo tuvo García que pudo masificar tanto su música al punto de que Sui Géneris fue la primera agrupación local que pudo llenar el mítico Luna Park.

Perdón, no hay nada que me salga bien
"Charly inventó el rock. Y, ojalá que falte mucho, pero cuando se muera va a ser el Gardel del rock. Lo tengo asumido desde hace 15 años", dice Juan Guaranta, de 31 años, con su brazalete 'Say no more', como se denomina la última época de Charly. "Para mí es la música, la cual me acompañó desde la niñez, la juventud y seguro me seguirá hasta la vejez", acota Marisa González.

Carlos Alberto García Moreno, de 56 años, marcó el corazón de dos o tres generaciones de argentinos, sobre todo aquellas que conocieron los rigores de la dictadura. "Por eso también fue un adelantado -añade Contemponi- supo bajar línea sin que los censores militares entendieran nada, cuando todos entendían lo que quería decir, como en Canción de Alicia en el País". Voy a hacer algo que sea artístico y que sea rock and roll Fue un adelantado musical.

La ingenuidad modernista de Sui Géneris ya le era insuficiente y tras un paso por Porsuigieco, fundó La Máquina de Hacer Pájaros y en 1978 junto a David Lebón, Pedro Aznar y Óscar Moro, considerada la mejor banda de todos los tiempos de Argentina: Seru Giran. Devenido en solista desde 1982, Charly creó temas que serán reconocidos por siempre como los más emblemáticos de los ochenta y noventa, como Los dinosaurios, Yendo de la cama al living o su versión extraordinaria del himno argentino son apenas un pequeñísimo botón de su carrera musical.

Él mismo se define como una estrella del rock and roll y el maestro del escándalo. Adicto a las drogas y al alcohol, hasta los ecuatorianos conocen lo que es ir a un recital suyo y saber que no lo termina. O bajarse de los pantalones, cual Jim Morrison, en un show, tirarse del noveno piso de un hotel a la piscina. Varias internaciones psiquiátricas.

También sus palabras remueven, como cuando dijo que "la patria es la casa del alma", o cuando desafió a Bruce Springsteen en el concierto de Amnistía Internacional: "In Argentina, I am the boss" (en Argentina yo soy el jefe). Y cuando quiere, como en el Quilmes Rock del 2005, durante dos horas bajo la tempestad, ofrecer recitales inolvidables. "Él dice las cosas que uno está sintiendo. Es así de simple, así de genio", sentencia Sara Flores, del barrio de Caseros.

Los excesos mermaron su condición física. Para los argentinos no es novedad que sus ídolos vivan la desmesura. Pasó con Maradona y Aníbal Troilo o Roberto Goyeneche con el tango. "Es un genio. Hay que estar en su frecuencia para entenderlo. Pero él es nuestro Mozart y no merece tener un final así", dice Jorge Terruni, otro de los argentinos que, esta vez, "rezan por vos", Charly.

Sus recaídas
El ídolo está internado en un clínica para desintoxicarse desde hace tres meses.

Por tratarse de un tema de drogas, pocas personas son habilitadas por la Justicia para visitarlo: Nito Mestre, su hijo Miguel, León Gieco, Palito Ortega y su abogada.

Son varias internaciones las que ha tenido Charly García, quien se ha burlado de ellas. En 1991, en el concierto de Despedida del año, ingresó al escenario en una ambulancia. Luego de otro ingreso, en 1994, escribió uno de sus discos más completos, 'La hija de la lágrima', una especie de ópera rock.

Fuente: El comercio (Ecuador)

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