viernes, mayo 25, 2012

El totalitarista del rock and roll se impuso nuevamente

Casi dos horas duró el recital en Chile de la gira “60 x 60” de Charly García, artista argentino que a estas alturas ya tiene estampa de leyenda continental y solamente cosecha el cariño que irradia hacia su persona.

En la presentación del jueves ante unas siete mil personas en el Movistar Arena, el argentino cumplió con su sueño de tener una pequeña orquesta que lo secundara mientras él pasaba la mayor parte del tiempo en el piano.

A su tradicional banda soporte The Prostitution, que le provee de bajo, guitarras, batería, ahora el show cuenta además con corista, teclados, bandoneón, percusiones de apoyo, xilófono y tres instrumentos de cuerda en un concierto cuya carta de presentación es sinfónica, pero que esencialmente es rock and roll con nuevos “juguetes”.

Este repaso por su carrera solista y por bandas como Sui Generis y Serú Girán comenzó al ritmo de “Fanky”, aunque precedida por imágenes, extractos sonoros, portadas y carátulas en los que el músico enrostra de buena manera sobre quien está ahí, en el escenario.

Su vestimenta “de guerra” vuelve a ser la de antaño, un sobretodo con un brazalete que se mofa del nazismo y que en lugar de la esvástica tiene el símbolo del “Say no More”, uno de los tantos conceptos que impuso en el arte.



Pero lejos de generar odiosidad, este emperador musical del bigote bicolor sólo gatilla simpatía y propugna el “paz y amor”. Incluso el público hasta le perdona –sin ninguna pifia de por medio- un “Hola Mendoza” que lanza, mientras canta el primer tema de la veintena de la jornada.

En ese momento a nadie le queda claro si es un nuevo atrevimiento de los muchos que tiene en su largo prontuario o bien se trata de un simple desliz, pero el público sigue disfrutando del show como si nada hubiese pasado. Más tarde, tras un break, el mismo Charly pediría perdón por pensar que estaba en Mendoza y no en Santiago, “adoro esta ciudad, de verdad”, diría lamentándose entre risas.

“Rezo por vos” es el momento perfecto para que se proyecten imágenes del fallecido Luis Alberto Spinetta y si bien falta ecualización para darle mayor preponderancia o la debida a los instrumentos de cuerda en un momento emotivo como ese, nadie se molesta. Lejos de eso, la gente se congratula con poder estar nuevamente con una leyenda que en un momento creímos perdida para siempre en el mundo de los excesos.

Su voz rasgada también le va tomando el tono a la noche y a punta de preguntas se cerciora que “está todo bien”.

No conforme con estar al piano también se da espacio para cantar de pie y mover sus delgadísimas piernas. Su sonrisa da cuenta de que en realidad está todo bien y él puede tomar el camino que quiera en la velada de recorrido musical, porque aquí y en muchas partes del continente simplemente juega de local.

“Piano Bar”, “Yendo de la Cama al Living”, “Me Siento Mucho Mejor”, “Canción de 2×3”, “Demoliendo Hoteles” y “Los Dinosaurios” es parte de lo que sonó en el Movistar Arena. Ésta última canción acompañada de una sucinta anécdota sobre los tramites para pasar de un país a otro –“cada vez es más complicado entrar y salir, ni que uno fuera un delincuente” diría- antes de dedicar el tema que habla sobre las dictaduras y “la gente horrible que tuvimos nosotros y ustedes” en décadas pasadas.

“Nos Siguen Pegando Abajo”, “Hablando a Tu Corazón”, “Popotitos” y “Canción Para Mi Muerte” marcan su despedida en la que la gente lo despide entre aplausos pero con el deseo de seguir disfrutando de los muchos clásicos a los que puede echar mano y que les “quedó debiendo” como dirían algunos, mientras emprendían el camino a casa.

Por Gonzalo Rodríguez Torres.
Fuente: Recital.cl

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