El acústico fue para León como un ensayo abierto con su banda local y un testeo en directo de cómo sonarán en el futuro esas doce canciones que grabó en los estudios Ocean Way de Los Angeles (originalmente United Western Recorders, donde grabaron sus discos Frank Sinatra, Beach Boys y The Mamas & The Papas, entre otros) junto a una banda de los sueños compuesta por Jim Keltner (batería), Jimmy Johnson (bajo), Dean Parks y Mark Goldenberg (guitarras).
A punto de cumplir 60 años, León Gieco encuentra en su nueva producción la forma de reinventarse en sus canciones sin eludir la belleza y la tragedia. Acompañado en la composición por su ladero musical Luis Gurevich, el cantautor de Cañada Rosquín vuelve a ser el relator en primera persona de los tiempos frágiles de estos días.
León encuentra argumentos poéticos y estéticos en el eco sonoro de su origen en los inicios del rock nacional haciendo citas explícitas a PorSuiGieco, en su vida en los caminos como un beatnik, en las contemplaciones introspectivas sobre el amor y en las respuestas que están soplando en el viento, que lo definen como un sobreviviente. "Soy como fui siempre, solitario, como las liebres escondiéndose de los perros, que huelen a sangre y muestran sus dientes", canta en "Fachos", uno de los temas que presenta como adelanto.
De las otras canciones nuevas que el santafecino eligió mostrar al público con su banda aparecen temas como "8 de octubre" (compuesta y cantada con Spinetta en homenaje a los estudiantes de la tragedia de Ecos); la canción rutera "Latidos del corazón"; la cruda y rocanrolera "El argentinito" (una suerte de continuadora de "El imbécil"); la contagiosa "Hoy bailaré", y el relato autorreferencial de "Las canciones": "Están las que sin palabras lo dicen todo. Las siempre presentes y las inadvertidas, las que son como armas y están prohibidas", canta con un leve peso de densidad Gieco. Más vulnerable, intimista y poéticamente desnudo se ofrece en la balada "Ella", dedicado a su madre tras su muerte. "Viendo fotos viejas me dio por llorar, fue niña un día y yo no lo sabía, tanto elemento para un solo viaje, un minuto en sus brazos cuánto daría. Ya no lloro, ella es parte del camino..."
En el final regala dos clásicos: "En el país de la libertad" y "La mamá de Jimmy", y quedan fuera del listado piezas de potente belleza que completan su nueva obra: "Las cruces de Belén" (con arreglos de cuerdas de Jacques Morelenbaum), "Bicentenario" (donde reúne simbólicamente a la superbanda PorSuiGieco), "Mi estrella" y "A los mineros de Bolivia" (sobre un texto del Che Guevara).
Pero quizá la canción que mejor sintetiza el espíritu de su nuevo álbum sea "El desembarco", que estrena con público. Montado sobre un riff acústico, in crescendo y épico, está escondido uno de esos grandes himnos a lo Gieco, que lo definen por completo. "Somos los menos, nunca fuimos los primeros, no matamos ni morimos por ganar, más bien estamos vivos por andar, esperando una piel nueva de este sol. No pretendemos ver el cambio, sólo haber dejado algo sobre el camino andado que pasó."
EL ARGENTINO
Fragmento de la nueva letra de León Gieco con música de Luis Gurevich
Ese pequeño argentinito que llevamos / Va colgado como gajo de la mano/Bien peinado con corbata y mocasín/Va gritando sólo para hacerse ver/Saca la lengua mientras vamos caminando/Y se revuelca entre lo que descarté/Se persigna con el agua de cunetas/De la lluvia de ayer
Ese pequeño argentinito que llevamos/ Va colgado como gajo de la mano/Odia a piquetes y a los pobres de la esquina/Guay si la que maneja el auto es una mina/Junta las ramas con espinas de los parques/Y te las clava en la espalda hasta sangrar/Naturalmente es fracasado y te hace ver/Que aún perdiendo es ganador.
Fuente: La Nación
No hay comentarios. :
Publicar un comentario