domingo, noviembre 15, 2009

El aguante de llevar el nombre Charly García

Es posible que Juan Carlos Vergara y Verónica Garcés no se conozcan. Pero hay algo que, sin proponérselo, los une: una anécdota con Charly García.
El primero, músico, filmó ("sin querer queriendo", como diría el Chavo) para su ídolo en un concierto hace siete años en el Ágora de la Casa de la Cultura, en Quito.

La segunda es una periodista que residió durante dos años en Buenos Aires. Y, por supuesto, como buena fanática se dio un tiempo para conocer al genio argentino en persona, en su departamento (en Santa Fe y Pueyrredón), el sitio al que muchos 'aliados' han acudido durante los últimos años con la esperanza de ver a Charly. ¿El secreto de ella para acceder? Depende del humor de Charly.

Acceder a la intimidad del reciente ganador del Grammy Latino a la excelencia musical ha sido, durante años, una cuestión de suerte. De elegidos. Dependía del estado de ánimo del anterior Charly, uno inmerso en drogas y escándalos que estaban sepultando su virtuosismo.

El Charly de ahora es otro. Es uno que viste saco con camisa y jeans. Uno que luce cabello corto y ordenado, no un 'raro peinado nuevo'. Uno que ahora permanece tranquilo y posa sin problema con sus admiradores, tal como sucedió con René Pérez (Residente), de Calle 13.

Ahora Charly no se pelea con nadie, quizás porque los 15 meses de rehabilitación que tuvo entre clínicas y la finca en Luján de su ahora amigo, Palito Ortega, le permitieron asimilar mejor el hecho de que "mientras mira las nuevas olas, él es ya parte del mar", tal como sugiere una de sus emblemáticas canciones de la era del grupo Serú Girán (nombre que tomó de los fonemas que él inventó para simular la letra de una canción: la homónima).

Y hace rato es parte del mar porque detrás de él han surgido (o más bien catapultaron sus carreras) artistas como Fito Páez y Andrés Calamaro. Hace rato había visto ver romper guitarras y otros arrebatos, que luego él mismo protagonizó. Quizás eso explique por qué posó la semana pasada con Calle 13 (para unos, reggaetoneros. Para otros, música urbana).

"Si publicaran más sobre los discos que saco en lugar de mis escándalos, ahora sería millonario"
Dueño de expresiones controversiales como "Si alguien es famoso es porque se esforzó más o porque estudió más. Y no debería ser un peso. El peso debería pagarlo el público...", o "Soy un profesional del escándalo. Si tienen un trasfondo de peso, de ideología, los escándalos pueden ser muy buenos", su historia empezó el 23 de octubre de 1951 en Buenos Aires, en el hogar de Carlos García y Carmen Moreno. Tomó forma cuatro años después. A esa edad Charly recibía clases de piano en el conservatorio Thibaud Piazzini y las terminó a los 12 años con un título de concertista clásico (interpretaba a Mozart, Chopin, Bach y otros).

A los ocho ya distinguía notas sin tener una referencia previa (lo que se conoce como oído absoluto), un don que posee uno entre diez mil personas, según dijo Nito Mestre, su socio en Sui Géneris, durante su visita a Guayaquil en octubre de 2008).

Y quizás aquel "regalo de Dios" justifique (en parte) la irascible personalidad de Charly, especialmente cuando ha roto equipos de sonido, tras detectar que estos no suenan como él quiere. Ese oído absoluto que posee le permite descubrir desafinamientos en los instrumentos aunque estos parezcan estar bien.

Los expertos coinciden en que el problema de quienes tienen ese don es convivir con un carácter irritable. En el caso de Charly, ese temperamento ha sido forjado también por los posibles resentimientos de su infancia cuando sus padres se fueron a Europa y lo dejaron solo, más la época de dictaduras militares que vivió en la década del 70 y, claro, la ingesta de drogas y alcohol.

El 'bicolor' (por el vitiligo que padece en su bigote) no estuvo de acuerdo siquiera con el servicio militar e hizo todo lo posible para que lo expulsaran. Durante esa época surgió Canción para mi muerte, su primer gran éxito con Sui Géneris y de su carrera en general, una en la que se ha codeado con los grandes como Bruce Springsteen, Sting, Peter Gabriel, Tracy Chapman y otros. Fue el 15 de octubre de 1988 en Buenos Aires para el Amnesty International (un festival que clamó por los derechos humanos en 50 países).

El mensaje "The Boss is García" desató la polémica esa vez. Se refería al apodo de Springsteen, a quien Charly admiró en su disco Born in the USA, del que el argentino confesó fue su influencia para Piano Bar (1984).

El Grammy que ganó es un reconocimiento (quizás algo tardío) de su trayectoria en la que ha convertido en leyenda a Sui Géneris, Porsuigieco (que integraba María Rosa Yorio, la madre de Migue García, su único hijo), La máquina de hacer pájaros y Serú Girán. Aquí coqueteó con el rock folk, lo progresivo, jazz, blues y pop, pero al estilo García.

Esa música es el reflejo de la influencia que The Beatles, The Who, The Rolling Stones y otros ejercieron sobre Charly y le permitieron formar To Walk Spanish, la banda colegial de Caballito (su barrio natal). Ahí tocaba covers anglosajones y gestó luego Sui Géneris con Nito Mestre y Carlos Piégari, los líderes de The Century Indignation.

Charly es de esos ídolos queridos que, pese a cualquier exabrupto, llena cualquier recinto y vende millones de copias de sus 33 discos como solista (sin mencionar los de sus bandas).

Con Sui Géneris convocó a 30 mil personas en septiembre de 1975 para Adiós Sui Géneris; luego arrastró a otras 30 mil al estadio de Ferrocarril Oeste para su debut como solista, el 26 de diciembre de 1982. En 1991 volvió a llenar Ferro, tras su primera internación, de la que incluso se mofó llegando al escenario en una ambulancia.

Llamar "Cocacolombia" a Colombia, desnudarse en escenarios, saltar de un noveno piso hacia la piscina de un hotel (el Aconcagua de Mendoza en 2000), romper equipos de sonido (entre ellos los del coliseo Rumiñahui quiteño, el 27 de diciembre de 2002) son algunos de sus innumerables escándalos (o más bien "parte de la religión") que han agigantado su figura. "Si publicaran más sobre los discos que saco en vez de los escándalos, sería millonario", dijo una vez ese loco genial que ha enganchado a tantos aliados con el lema "Say no more", creado por Charly.

Por Rafael Veintimilla

Fuente El Telégrafo (Ecuador)

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