martes, septiembre 15, 2009

Hebe contra Apocalypse Now de Charly

"Vos no podés montar vuelos de la muerte ni en broma", le dijo Hebe de Bonafini a Charly García. "Vos no entendés, Hebe. Mi dolor también vale", respondió García, promoviendo su idea de que helicópteros arrojen al río muñecos de trapo recordando el asesinato de los desaparecidos.

Por Esteban Pintos

La idea de Charly García de utilizar su recital del 27 de febrero en Puerto Madero para rendir un homenaje a los desaparecidos con un concierto que comenzaría con unos helicópteros volando sobre el río para dejar caer muñecos sobre el agua se encontró ayer con un escollo de magnitud: la terminante negativa a participar de las Madres de Plaza de Mayo. La presidente de la entidad, Hebe de Bonafini, le imputó al músico intentar "utilizar la memoria de los desaparecidos para concretar un show".
El punto central de la discordia fue la idea de García de que los helicópteros arrojen muñecos de tela simulando cuerpos de secuestrados, como una forma de recordar al público que asistirá al show gratuito los crímenes de la dictadura militar.
García fue contratado por el Gobierno de la Ciudad para cerrar el sábado 27 el ciclo gratuito Buenos Aires Vivo III, y apenas visitó el escenario ubicado en la zona de Puerto Madero imaginó la idea de utilizarlo para recrear los "vuelos de la muerte" durante la dictadura, ya que el lugar da su espalda al Río de la Plata. García afirmó que el espectáculo que planea tendría que tener algo de la impronta visual de la película Apocalypse Now, de Francis Ford Coppola, con una orquesta tocando arriba de un barco fondeado en el dock de Puerto Madero y helicópteros sobrevolando la multitud. Esa idea, dijo la dirigente a Página/12 luego de su conversación con el músico, "es una cosa de locos". Esa parte del diálogo fue así:
–Charly, vos no podés usar la muerte para un show: ya bastante hemos sufrido con esos vuelos para que vos los recreés.
–Vos no entendés, Hebe. Mi dolor también vale.
–Sí que entiendo, Charly. Pero te repito, el dolor de las desapariciones no puede ser bastardeado. Vos no podés montar vuelos de la muerte ni en broma.
–Pero vos estuviste con Bono y con Sting y a mí me decís que no...
–Estás equivocado: ellos fueron respetuosos. Vos, en cambio, estás usando a los desaparecidos para un hacer un show.
Horas después, todavía molesta por la situación, Hebe descartó ante Página/12 cualquier posibilidad de una mediación en el conflicto. "Que quede claro: nosotras no vamos a participar de eso", anunció, y dijo estar extrañada porque en esta ocasión García no se comunicó personalmente con ella. "Yo siempre hablo con él, lo llamo para saber cómo está. He ido varias veces a su casa. Por eso mi sorpresa. No es que me tenga que consultar para cualquier cosa, pero me parece que en este tema algo tengo que ver, ¿no?"
El recuerdo de García y Bonafini sobre Sting se remonta a diciembre de 1987. "Muchos se ofendieron, pero hasta Sting nadie había invitado a las Madres a subir a un escenario. No sé, hasta entonces para los músicos de acá trabajar con nosotros era algo así como mezclar las cosas. Después, se dieron cuenta de que nuestra lucha es importante", dijo Bonafini. Después comparó la actitud de Charly con la de otros. "Bersuit Vergarabat, Todos Tus Muertos, La Renga y León Gieco –que siempre nos dio una mano y va a estar siempre, ya es como parte de nosotras–, apoyan incondicionalmente nuestro trabajo, pero a ellos no se les ocurren disparates. Los chicos de La Renga, que son muy humildes y muy buenos con nosotros, nos ofrecen su sonido, lo consiguen y lo llevan adonde sea. Los quiero muchísimo, y estoy segura de que a ninguno se le podría ocurrir un delirio así."
La polémica empezó a gestarse el miércoles pasado, cuando la producción de Buenos Aires Vivo se contactó con el músico para conversar sobre la puesta en escena y las condiciones de este concierto, que imaginan como un gran cierre de la serie. En principio, García quería hacerlo en el Obelisco; bajo la certeza personal de que él también es un símbolo de la ciudad. Una vez que lo llevaron a recorrer el lugar en donde se viene desarrollando el ciclo, en lo que sería la prolongación sur de Puerto Madero (justo cuando se junta con el barrio de la Boca), el rocker dio suconsentimiento, marchó atrás con el plan Obelisco y comenzó a imaginar una puesta grandilocuente y efectista. Esa misma noche, García confirmó su participación en el ciclo durante el recital que el grupo que integra su hijo Miguel, el guitarrista Fernando Kabusacki y el baterista Fernando Samalea dio en el Club del Vino del barrio de Palermo, aunque nada dijo de su plan de registrar un disco en vivo. Allí se despachó con sus sueños de orquestas, barcos y helicópteros, preanuncio del inicio del set musical con su versión del Himno Nacional Argentino.
En ese marco, y por ese medio, lanzó una invitación a las Madres de Plaza de Mayo para que subieran al escenario. Con las cosas como están, es difícil que la acepten.

Una película en la cabeza. Por Iván Noble

El campo estético tiene una libertad inconmensurable. Me parece que cada artista puede representar lo que se le ocurra y de la manera que se le ocurra. Pero mi opinión, en este caso, es que desde cierto lugar esa representación artística puede ser vecina a un golpe bajo. No creo que esa sea la intención de Charly; sospecho que él tiene su película armada en la cabeza. Pero para él es una película que dura diez minutos en medio de una performance artística, y para las Madres eso significa muchos años de dolor y de lucha. Por eso entiendo que se indignen. De cualquier manera, hay que pensar de dónde viene la idea, de alguien que hizo "Los dinosaurios" y que seguramente no tiene la más mínima intención de dar un golpe bajo, aunque se acerque peligrosamente a eso. Más allá de lo estético, las Madres tienen una autoridad ética. Hebe tiene razón al decir que no tienen por qué pedirles permiso, pero al mismo tiempo ellas no tienen por qué callarse si no les gusta. Sería importante que Charly pudiera hacer su homenaje con el consenso de las Madres, y que finalmente pudieran llegar a un acuerdo.

Por qué el cortocircuito. Por Carlos Polimeni

"Cada cual tiene un trip en el bocho, difícil que lleguemos a ponernos de acuerdo" Charly García "Promesas sobre el bidet" (1985)

La idea de Charly García no es descabellada, como parecería al ser contrastada con la certeza de las convicciones de Hebe de Bonafini. Lo que es descabellada, en todo caso, es su realización. Charly no se equivoca cuando siente que está autorizado, por trayectoria, a concretar un homenaje a los desaparecidos, ni cuando se cree lo suficientemente adulto para no pasar por aduanas. Se equivoca, cosa rara en un artista, en el gusto y el perfil de su homenaje, que seguramente ahora cambiará de rumbo, pero existirá. Ese es el valor de la aparición, como un Júpiter tronante, de la presidenta de Madres de Plaza de Mayo: fijar un límite, marcando un territorio. Decirle al músico: "Ojo, con eso no se juega". Charly no está acostumbrado a los límites. Y menos a que se los fijen de afuera.
Se trata, sí, de un choque entre dos pesos pesado, entre las posturas de dos huesos difíciles, si no imposibles, de roer. Entre personajes públicos que, tal vez, no merecerían figurar enfrentados. El choque, en todo caso, exhibe una problemática típicamente argentina: que los que deberían tirar del mismo carro conceptual se enrosquen por cuestiones que podrían solucionar juntos. Charly se propuso varias veces en los últimos años hacer "algo con Las Madres", pero una a una fue dilapidando las oportunidades, ante todo por la tendencia de su ánimo al zapping. Hebe le había tendido un puente de oro, hace más de dos años, al visitarlo en su bunker de Palermo Viejo en un momento en que su nombre aparecía más en las páginas de policiales que en las de espectáculos. La dirigente fue al pie, como una madre dispuesta a ofrecer contención a un hijo en problemas, y se retiró con la certeza del deber cumplido. García no devolvió el gesto hasta ahora, y si su forma era la de este recital, puede suponerse que equivocó el método y erró en la comunicación.
Charly es en alguna medida un prócer justamente por sus aportes a la conciencia de la sociedad sobre las atrocidades del genocidio, realizados cuando nadie, o casi nadie, hablaba de ellos, y usufructuando al máximo un juego de complicidades múltiples. Siguiendo su carrera pueden encontrarse, firmes, como mojones inexorables, sus pinceladas de lo que iba pasando, cuando la mayoría de los artistas que permanecían en la Argentina callaban y otorgaban. Haber grabado y cantado en vivo en 1980 "Alicia en el país" ("Un río de cabezas aplastadas por el mismo pie juegan cricket bajo la luna. Estamos en la tierra de todos, pero es mía. Los inocentes son los culpables, dice su señoría, el rey de espadas. No cuentes lo que viste en los jardines, no tendrás poder, ni abogados, ni testigos") hablaría suficientemente sobre su lucidez y coraje al respecto.
Pero, además, están canciones como "Películas" e "Hipercandombe", de La Máquina de Hacer Pájaros, entre 1976 y 1977 –aún no se habían nucleado Las Madres– y "Autos, jets, aviones, barcos", "José Mercado", "La grasa de las capitales", "Viernes 3 AM", "Los sobrevivientes" y "No llores por mí, Argentina", de Seru Giran, entre 1978 y 1982, certificando una capacidad para hablar de los años de plomo, durante los años de plomo, que ningún otro artista argentino tuvo. "Los dinosaurios" –"los que están en la calle pueden desaparecer, la persona que amas puede desaparecer, los amigos del barrio pueden desaparecer"– fue registrada en 1984 pero seguramente es la mejor canción argentina posible sobre un tema que parte la historia cívica en dos.
Un llamado por teléfono a tiempo, un gesto apenas, hubiese ahorrado este momento. Es extraño que dos grandes comunicadores de la Argentina de los últimos veinte años hayan sufrido un cortocircuito que no quisieron. Aunque a Charly le guste la sensación de los dedos en el enchufe, bueno sería que diese el próximo paso, que reconociera que se fue de mambo. Haría su homenaje a los desaparecidos ante una multitud, una idea potente y bien intencionada, sin colisionar con la abanderada de la lucha por los derechos humanos. A esta altura, una cosa es concreta: no podrá tirar muñecos ni maniquíes al río. La idea se ha convertido en intolerable.

Fuente: Página 12 - Martes 16.02.99

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