viernes, noviembre 14, 2008

La indiferencia, ajena a mi naturaleza


El cantautor argentino Charly García propone formar una ideología propia, a partir de lo que cada quien piensa. Dice que no puede ser indiferente ante los acontecimientos y define la política como inteligencia, no como promesas imposibles a gente que tiene necesidades.

Luego de que hizo temblar a quienes asistieron al Zócalo, el compositor nos recibió en su habitación, en el hotel Fiesta Americana, donde lo encontramos acostado en la cama, junto con su guitarra, una cámara de video, una mochila y cacahuates desparramados por toda la sábana. Vestido con una camisa blanca, pantalones oscuros y unos zapatos grafiteados, cuando inicia la conversación mister García se pone más activo: mira para todos lados, fuma, le da tragos a su whisky, se pone perfume y busca frenéticamente algún objeto que nunca encuentra.

Tiene una mirada penetrante. Cruzarse con ella causa escalofríos, pero cuando sonríe deja ver una personalidad cálida y hasta inocente.

Ciertamente no puede ser indiferente. Detrás de su actitud hiperactiva, que en momentos puede parecer distraída, está perfectamente conectado con lo que está pasando.

­Luego de 10 años de no ofrecer conciertos en el país, ¿cómo sentiste al público mexicano?

­Bastante igual para mí... Me pareció, desde mi punto de vista, que siempre es el de alguien que está en tránsito... ¿Tenés fuego?... Como te decía, para mí México es Parte de la religión (1987), o sea, se ve que habré conectado o que la gente conectó o hubo una conexión más fuerte, que es el recuerdo de esa época, y traté de conectarme, en vez de sentirlo como que por ahí no estaban tan "avispados" de lo que estaba haciendo ahora, pero eso es un problema ya de compañías grabadoras y de discos que no salen. Pero igualmente, cuando vi banderines (de Say no more) y esas cosas me di cuenta de que hay cosas que pasan las compañías grabadoras. De hecho Say no more es una compañía grabadora y me dio como mucha ilusión, me puso muy bien que hubiera llegado acá y hubiera prendido así en esa forma, como que hubiera prendido la ideología, más allá de los discos. Y como para mí Say no more es muy ideológico, en el sentido de que se basa en ideas, no de izquierda ni de derecha ni ideologías conocidas, sino en todo caso formar una ideología a partir de lo que cada uno piensa... Me dio mucho gusto.

­¿Qué más significa Say no more?

­En realidad Say no more es una pared que pongo antes de una cosa monstruosa, tipo The Wall. Soy una persona que no veo esa pared, no la veo. Bueno en la película también se usa la pared como una metáfora, ¿no? La pared es la que tenemos adentro y que si estamos paranoicos, deprimidos, efusivos, borrachos... nos vamos de centro y se nos hace una pared que nos inhibe y no se puede comunicar uno. Más difícil es cuando la persona que está del otro lado tiene una particularidad especial, como puede ser: ser defectuoso, ser famoso, ser ciego, ser esto, ser lo otro.

"Entonces eso hace que la persona que supuestamente es normal se sienta confundida y no sepa qué hacer... Y en el caso mío, esa pared es... es que no existe, porque veo que la otra persona la ve, porque por ahí me dice "te amo" y le digo "bueno", "nada"... qué sé yo. Luego me dice "Te amo" o "dame un autógrafo..." y estoy en una día en que digo que no, porque a veces digo que no para ejercer el derecho a "no", y te dicen "hijo de puta" y qué sé yo, o sea, del amor pasa al odio."

"Pero esto no lo digo por la gente en general... son casos aislados, pero uno se da cuenta también cuando un fan es un fan y cuando se deslumbran por el hecho de que sea famoso, no importa lo que haga, quieren referencias mías de aquí y de allá. Así pasa también cuando la gente me quiere decir algo que odia de, probablemente, sí mismos. Entonces yo uso mi sentido común como para zafar por ahí con humor o a veces me da rabia, pero nunca indiferencia. No puedo ser indiferente. Está en mi naturaleza interesarme mucho por todo lo que pasa, aprovechar mucho la vida, así que... Bueno, no sé si habré respondido a tu pregunta..."

­En tu último disco en vivo, Demasiado ego, incluyes la canción Música de fondo para cualquier fiesta animada (1974), cuya letra fue censurada. ¿Por qué no aprovechaste esa oportunidad para cantar la letra original?

­Me parece que hay que dejarla así... ¡Ahora no vale! No están los militares, y ya meterse en política, en un partido, me parece demasiado bajo para un artista. O sea, generalmente un artista se puede aprovechar de la política y viceversa, y eso es entrar en una política, pero no una política como yo la veo, como una cosa piola, inteligente, sino política de sindicatos, y en definitiva prometer cosas imposibles a gente que tiene problemas...

­¿Qué tanto participan tus músicos en la parte creativa de tus discos?

charly y pareja ­En el caso de Say no more, por ejemplo, la banda no estaba formada y hay músicos de todo el mundo, por donde yo iba grababa. Incluso metí de mendigos a no sé, a primeros violines de sinfónica y esas cosas. Bueno, ahí no les di ningún tipo de instrucción, o sea, les di instrucciones totalmente oblicuas. Jamás un tono, jamás una base, sino que tenían que tocar en, digamos, relativos. Tenía un cassette, que finalmente llegó al disco, que era la música de una película, que al final no fue la música de una película, y de ahí salió todo el asunto de hacer algo con eso y se hizo.

­Tom Wais dijo hace poco que los estudios de grabación están construidos para aislarte del mundo exterior y que él a veces prefiere grabar en el jardín. ¿Compartes esa idea?

­Soy así. Grabo con esto por ejemplo (señala su cámara de video), con cualquier cosa y con lo que hay ahora se puede (se refiere a lo que hay en el cuarto). Say no more es un estudio de grabación que puede estar en un estudio de grabación, pero también Say no more es donde va Say no more. Es una forma de grabar... Generalmente no hacemos nada que no sea más que tocar y borrar, tocar y borrar, así frenéticamente. Se graba como si se compone directamente sobre la tela, la tela es la cinta, o lo que sea ahora moderno. Sobre lo que preguntaste al principio, ahora que ya nos llevamos bien y nos conocemos (con sus músicos), tienen bastante, pueden hacer cosas que se les ocurran y si me gusta a mí estamos siempre de acuerdo. Lo más importante es que se dejan dirigir espectacularmente bien, o sea, siempre me están mirando la mano, entonces no hace falta tanto ensayo porque si yo decido alargar una canción, puedo y todo eso. Siempre es esta mano (levanta la mano derecha) y la otra es para el público, para distraer. Me tengo que ir parece... (al aeropuerto).

Al terminar las preguntas se levanta y revisa apurado el cuarto para no olvidar nada. Casi corriendo llegamos al elevador y bajamos. Fue divertido caminar por el lobby del hotel y observar las caras de los huéspedes (en su mayoría "hombres de negocios") que veían estupefactos a un sonriente personaje de casi dos metros, despeinado, con un saco lleno de manchas multicolores, lentes rojos y bigote bicolor. Charly se subió al Grand Marquis en el que comenzaría su viaje de regreso, y desde el cual mandaba besos de despedida y filmaba con su cámara.

Alexis Bag, publicado el 02/08/1999,
Fuente: La Jornada

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