sábado, enero 31, 2015

Charlie Garcia tete a tete con el Ratón (1976)


Cuando le dije que lo buscaba porque sería la próxima larga interviú de El Ratón me dijo: “Mato”. No esperaba menos de la principal figura del rock argentino, el mayor vendedor de discos de su compañía, un artista capaz de llenar el Luna Park, de bote a bote, como Maia Plisétskaya o Locche. García, Carlos Alberto-Charlie-ídolo de los jóvenes. ¿Cómo sería una veloz ficha de Charlie García? Argentino 24 años. Que si escribe ( canciones casi periodísticas, una nueva forma de música urbana, tangos de hoy) y lee más música que libros. Estudiante, pero no mucho: bachiller y profesor de piano desde antes de la adolescencia. Modesto mundi cultural visiblemente compensado por una gran pericia y sensibilidad musical.

Rasgos particulares visibles: un extraño lunar de pelo blanco en la mitad derecha de su barba, del que casi todos pensaron alguna vez era teñido. Miope y astigmático, no sufre caspa, aunque sí caries. Tiene aspecto raro pero no desagradable; balance; gracioso, mezcla de despistado con algún toque de aniñamiento. Parece nada que ver pero tiene muchísimo que ver.

Empieza respondiendo casi siempre con la muletilla “No se”, tanto que llega a fatigar: en la transcripción de la entrevista el hecho fue obviado para ahorrar fatiga al lector. (De nada). Pa nuestro gusto, también demasiadas veces “a nivel” aunque, afortunadamente no diga “vistes”, ¿Viste?.

Ultimamente -ahora que luego de siete años de éxitos ya no tiene más a su conjunto Sui Generis- realizó una serie de presentaciones en un café concert. El espectáculo se llamaba -creemos que permiso mediante- igual que una conocida historieta del cordobés Crist: García y la máquina de hacer pájaros. ¿Qué es eso?: “Es como una máquina de sonidos posibles e imposibles, un provocador de emociones. Y García es cualquiera, es Pérez y la máquina es es lo que García o Pérez tienen también como máquina de hacer pájaros propia, la gran posibilidad que tenemos todos de crear, que sólo hay que descubrirla para ponerla en marcha”, explica.

García, el de la guía pero también el de la cabeza vibrante, desequilibrado, melancólico, el de las bellas canciones, un muchacho como él, canta su verdad en este reportaje-recital.

El Ratón: ¿La música de rock podría ser, para los jóvenes de hoy, como el tango para la muchachada de 30-40 años atrás?
Charlie García: Pienso que sí, porque los dos empezaron siendo una cosa prohibida, de marginados, todo ese ambiente. Después fue copando y pienso que las cosas que vienen, así, de abajo, terminan prendiendo con mucha raiz. Aunque no se si el rock, que es más internacional, ha sido o será tan fuerte u original como fue el tango. Lo que veo es que tuvieron un origen bastante similar, pero no sé si el rock se va a desarrollar tanto como el tango ni siquiera si va a llegar a ser tan representativo del pueblo.

ER: ¿Cuál fue el primer tango que escuchaste en tu vida?
CG: Los que cantaba papá con la guitarra, no me acuerdo los títulos. Los que me gustaban mucho eran los de Gardel.

ER: ¿Tu papá y tu mamá bailaban el tango, juntos?
CG: Nunca los he visto. Me acuerdo que unos tíos lo bailaban muy bien. Pero te voy a decir que a mi el tango no me gusta. No me gusta sentir la música de tangos en clubes, en la radio...

ER: ¿Por qué?
CG: Porque tiene muy mal sonido. Lo veo como una música que se difunda latosa y fea, sin amplitud de sonido, siempre los discos me parecen grabados en baños. Así y todo, muchas cosas de Gardel me gustan, incluso la letra. Pero el tango me pone triste, me deprime. Y me parece que es una tristeza siempre sin salida, sin movilización, casi todo lo que los autores quisieron decir son pálidas terribles.

ER: Qué terrible venir a enterarse ahora que también los tangos tiraban pálidas!
CG: Aunque parezca raro, en los arrabales del centro, pero yo no conocí esa época. La fuerza del rock la hicieron los de siempre, un grupo integrado por los locos de la época, los adelantados a su tiempo, las chicas raritas y, por supuesto, músicos.

ER: Vos, de chico, estudiaste el piano.
CG: Sí, desde los 3 hasta los 12 y allí me recibí. Estudié en el conservatorio Thiabut-Piassini, por aquí, en el centro.

ER: Al piano ¿Te lo impusieron tus padres o fue una elección?
CG: No, desde chico tocaba pianos inexistentes, jugaba todo el tiempo con la vitrola. Asi que estuvo bien que me mandaran a estudiar, fue lo mejor que pudieron hacer. Por ese hecho concreto les estoy muy agradecido. Por ejemplo, si hubieran querido que fuera futbolista, me hubieran embromado la vida.

ER: ¿Podrías haber sido futbolista?
CG: Creo que sí

ER: ¿En que puesto?
CG: De número nueve

ER: ¿Has probado últimamente?
CG: No, juego pésimo al fútbol, pero digo que me hubiera gustado saber jugar bien.

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Te lo bato pa que entiendas en esta jerga rockera…
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ER: ¿Por qué los rockeros utilizan tanto la palabra “loco”?
CG: Porque es una moda sin importancia, una cosa medio snobista. Al final se te pega y terminás diciendo “loco” cada dos palabras pronunciadas, pero se te pegan esos clichés de los rockeros. En el principio, sin ser el más “loco” de todos es como ser el más representativo. Pero “loco” se dijo siempre y no sólo en el ambiente del rock.

ER: ¿Qué palabras te gustan más de la ya abundante jerga rockera?
CG: Bueno, por ejemplo aquello de “la pálida” se me ocurre que ya es algo más sofisticado. Pero te digo que a mi me gusta jugar con las palabras que suenen bien, sean o no de la jerga rockera. No creas que le encuentro demasiado significado a esa jerga. Me divierten: ahora dicen por ejemplo: “Mató mil, con el IVA” ó “Mató diez ley, loco”. Hay gente que se encarga de alimentar todo este mundo y de renovar el código; el que más al día está con el código, más pertenece.

ER: ¿Y quienes serían esos creadores?
CG: No sé, gente allegada a los conjuntos, pero no los propios músicos. Gente más bien desocupada.

ER: ¿Por qué dicen tanto “matar”?
CG: Quiere decir que está bien, que está legal… pero me gustaría que no me sigas preguntando de estos temas, porque no sé mucho y me siento demasiado exigido.

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Cantares
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ER: De acuerdo ¿Qué es lo más raro que viste últimamente?
CG: ¿Lindo o feo?

ER: Raro
CG: Lo más raro fue una foto que me mostró un amigo. Se veía a uno de esos tipos a los que le faltan las piernas, con el carrito cosido abajo, pidiendo limosna. El sacó la foto cuando el tipo estiró la mano hacia él. Ultimamente no veo muchas cosas raras.

ER: ¿Jugás al PRODE?
CG: No me gusta. Me veo lejos de acertar y no me gustaría ganar plata de ese modo. Lo hago por otro principio.

ER: ¿Querrías hacer un retrato de un chico de tu generación?
CG: Es muy difícil tipificar a uno ya que conozco a muchos. Como primera medida, pienso que son bastante rápidos, tienen mucha velocidad mental y un sentido de lo estético, de la belleza altamente desarrollados. Como defecto, me parecen demasiado narcisistas y también pienso que les gusta mucho la música y que entienden lo que escuchan. Pero atención, que no me dejo embaucar con el mito de los jóvenes; a los jóvenes les perdono menos, justamente por esa condición. A un tipo de 60 se le puede perdonar un toco de cosas, pero a otro de 20 que ya no venga bien, a ese hay que decirle que no está en la realidad. A esta altura no disculpo a los jóvenes de 20 años que sólo piensan en ir a bailar o en las pilchitas. Eso es un anacronismo.

ER: ¿A vos no te gusta vivir bien?
CG: Totalmente. Pero me refería a esos que hacen todo lo que hay que hacer para estar en la onda pero sólo aprovechan lo superficial. No hay que ser bueno, hay que tener buena ubicacion. Tener posiciones tomadas frente a la vida, el cosmos, no pensar que uno esta vivo porque si. En una palabra: no ser un petardo. ¡Hay tantos petardos sueltos que dicen: “Uy Charlie, mató el recital”, pero en realidad, no entienden nada, no sienten nada!

ER: ¿Qué es lo que más te interesa en este momento?
CG: Poder haciendo la música que yo más quiero.

ER: ¿Qué tipo de música sería?
CG: Una música que llegara a la gente, de una forma super directa, emocionalmente directa, aunque las partituras fueran técnicamente complicadas. Poder pasar por alto las dificultades de entender un arreglo, pero tener la posibilidad de llegar directo al corazón.

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Guitarreando
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ER: ¿Qué músicos clásicos tuvieron, sin saberlo, que ver con el rock?
CG: Parece que Liszt fue uno, según parece, fue la primera estrella pop que hubo

ER: ¿Y es cierto eso?
CG: No sé, yo me enteré ahora por esa película que filmó Ken Russel. Aunque cuando estudiaba piano me di cuenta, por cosas que leía, que fue uno de los pocos que disfrutó en vida de su propia producción, ya que era un virtuoso del piano que unía a un gran carisma personal. Solía transmitir sus estados de ánimo a la gente o, al reves, captaba los estados de ánimo de la gente y se los devolvía musicalmente. En ese sentido - ya que sabía que la gente tenía que participar de los recitales- era bastante rockero: sabía que un concierto era como una cosa de tribu. Chopin era bastante romántico y por lo tanto tenía mucho que ver con el rock. Bach me parece que no, pero Beethoven si, porque compuso cosas con una energía impresionante. Si viviera ahora sería un rockero de gran polenta.

ER: ¿En qué se fundamenta, de donde sale tu energía?
CG: Sale del amor; del amor que yo tengo para hacer tal o cual cosa. Y del amor que le tengo a la vida. Se canaliza en la música y en lo que soy yo como persona, se alimenta de las cosas que me gratifican: cosas concretas que ayudan a poner bien a la gente. Que mañana sea un lindo día, que el sueldo alcance para todos ese mes, que gane River también me pone contento, no te voy a decir que me llena de alegría mística pero me alegra, que haya recitales. O cosas íntimas: escribir un tema que me guste, encontrar un amigo que piense igual que yo, sentir una vibración alta.

ER: ¿Te abrumó mucho aquella definición de música “el arte de combinar los sonidos”?
CG: Para nada. Para mí la música es eso: el arte de combinar los sonidos. Lo que me persiguió un poco fueron las reglas que indican cómo combinar esos sonidos.

ER: ¿Hay una violencia natural en el rock?
CG: En algunos tipos de rock más que en otros. Es difícil de determinarlo, ya que a esta altura el rock es tal cantidad de música toda junta, pero por lo menos en mí, hay una cierta violencia, no destructiva sino de energía. Volvemos a un tema de antes, el fútbol, que también es un deporte violento. El rock es un tipo de música que da la posibilidad, al interpretar, de mover el cuerpo y sentir que cuando uno mete una buena nota está metiendo un gol.

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Mucho que ver
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ER: ¿Cómo explicás lo que ocurre con vos, actualmente, en materia de popularidad?
CG: A mi me parece que me han elegido para asumir la representación de algo.

ER: ¿Si? ¿Te parece?
CG: Sí, como que reúno las condiciones para ser una especie de modelo señalado, un cliché...

ER: Pero ¿Quién te habrá elegido? ¿La gente? ¿Las grabadoras? ¿Quién?
CG: Las revistas y todos los que regimentan el éxito organizado; creo yo que hacen una mezcla y yo resulto algo así como catalizador.

ER: ¿Cómo explicás que buena cantidad de melodías de Palito Ortega sean (a pesar de no ser de gran calidad) coreadas por hinchadas de futbol?
CG: Es porque la gente conoce eso como medida de lo popular. ¿Todavía ocurre eso?

ER: Todavía ocurre ¿Creés que alguna vez una hinchada de fútbol va a corear un tema tuyo?
CG: Puede ser que algún día haga un tema que tenga una parte como para que sea cantada por una hinchada de fútbol. Pero no lo creo, mis temas son demasiado íntimos.

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Gran angular
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ER: ¿Te perturba hablar por teléfono?
CG: Mucho, le tengo mucho miedo.

ER: ¿Miedo?
CG: Me abatato, incluso hasta hace tres o cuatro años no podía hablar con alguien sin mirarlo a la cara.

ER: ¿Cuál es tu rasgo neurótico principal?
CG: La paranoia. Ahora no tanto, desde que soy algo más conocido, la vida en la calle me resulta menos angustiante y me siento menos despreciado por usar el pelo largo.

ER: ¿Solés llamar a la gente “Don”?
CG: A veces, en chiste.

ER: ¿Qué opinás del fenómeno de la nostalgia?
CG: Me parece más bobo que comer bombones; algo lindo pero no va para adelante. Es lo que pasó. Estéticamente, me parece que tiene cosas rescatables, pero los que hacen de eso un culto, no se bancan vivir ahora.

ER: ¿Pensaste últimamente formas nuevas, que no sea a través del disco, de comunicarte con el público?
CG: Siempre estoy pensando. Ahora, justamente, el proyecto que tengo es copar el país.

ER: ¿Copar el país?
CG: Sí, me gustaría dejar de centralizar toda la polenta en Buenos Aires; irme a Córdoba y hacer en tres mese todos los clubes de la provincia, de punta a punta, de pueblo a pueblo. Como nuevo forma de comunicación me gustaría tocar en vivo en la radio, como antes tocaban las orquestas de tango.

ER: Hablando de radio, hace poco escuché un reportaje que te hizo Carrizo que me pareció bárbaro. Un ejemplo de aperturam de respetuo mutuo, de calidez.
CG: Es cierto. Yo a Carrizo no lo conocía. Llegué allá y empezó a hacerme preguntas muy locas y sentí que se interesaba realmente por lo que yo hacía. Yo estoy muy prevenido en contra de muchos que hacen radio y TV. Un día fuimos a hacer un recital en TV, el locutor anunciaba que nuestra música era como un libro abierto y cuando empezamos a tocar se iba del estudio, ni nos escuchaba.

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¿Como puede ser?
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ER: ¿Se te pasó por la cabeza formar una familia propia?
CG: Se me pasa, bastante seguido. La forma gitana de vivir de los músicos me tiene un poco gastado y supongo que tener una familia es un colchón. Más que una familia, una casa, porque también una familia puede ser un amigo, un piano que hace cuatro años que no tengo.

ER: ¿La gente se gasta?
CG: Yo creo que sí. Yo me gasto y cada tanto necesito reponer energías. Y no me refiero tanto a mi desgaste físico, sino al de ideas, al de aburrirme, no poder componer. A veces, viendo una buena películo te volvés a cargar.

ER: ¿Estás agrandado?
CG: Sí, sí, pero en el sentido de que si en todo este tiempo no hubiera pasado nada me sentiría achicado. Se ahora que lo que hago no es un delirio. Pero me parece que sigo siendo humilde, aunque a veces debo ponerme insoportable. Uno no siempre puede tener la cabeza tan clara, además, cuando sos conocido, mucha gente se te acerca para preguntarte cualquier estupidez y entonces uno parece un agrandado.

ER: ¿Cuál es la pregunta más común que te hace la gente?
CG: ¿Por qué me separé de Sui Generis? ¿Cuando se estrena la película de Sui Generis? ¿Cuando voy a dar otro recital? ¿Como está Nito?

ER: ¿Pensás que ya no sos un ídolo?
CG: Y, por ahí, sí. O un idolito, mejor.

ER: ¿Tuviste algún ídolo?
CG: Los Beatles. Me volvieron loco, pegué fotos de ellos en las paredes, coleccioné sus cosas.

ER: ¿Qué ídolos argentinos reconocés?
CG: Gente que quiere la gente, Bonavena, Gardel, Fangio.

ER: ¿Te apenó la muerte de Bonavena?
CG: Totalmente, y más de lo que hubiera supuesto. Me parecía un tipo que venía bien, no sé si era como decían las revistas, pero seguramente tendría bastantes puntos de contacto con esa imagen.

ER: ¿Qué pasaría (Dios no lo quiera) si vos te morís trágicamente?
CG: Y, sería muy triste. A mi no me gustaría que me velaran: me gustaría que mi muerte convocara a muchos pero en una fiesta. Parecerá la letra de una chacarera, pero es lo que siento. Una fiesta con altoparlantes y música.

ER: ¿Sos estudioso?
CG: Estoy todo el día metido en la música, pero en este momento carezco de un método. Justamente busco un profesor para que me ayude a practicar el piano.  Me pasa que me pongo a tocar el piano y automaticamente me sale una composición. Es terrible.

ER: ¿A qué atribuís el éxito de la novela “el principito”?
CG: A su simpleza, que le llega a bastante gente. Tiene mucho gancho y aunque no muchos la entiendan en esencia, se puede hablar de él sin temor a equivocarse.

ER: ¿Podrías ser un modelo de la juventud argentina 1976?
CG: ¿Si puedo o si quiero?

ER: Las dos cosas
CG: En realidad no quiero ser modelo de nada, porque al fin los modelos no pueden cambiar nada. Mucha gente me toma como modelo, que le voy a hacer, yo ni la conozco.

ER: ¿Qué pasaría ahora si te cortaras el pelo?
CG: Cambiaría un poco la imagen, pero nada grave. Yo lo uso largo simplemente porque me parece que me queda bien.

ER: ¿Creés en el refranero popular? ¿Utilizás esos refranes?
CG: No mucho, aunque si los oigo me causan gracia. Por ejemplo: sobre el refrán “en el país de los ciegos el tuerto es rey” hice una canción que se llama “El tuerto y los ciegos”.

ER: ¿Vos pensás que en el país de los ciegos el tuerto es rey?
CG: Creo que en el país de los ciegos el ciego es rey y que, a lo sumo, los tuertos serían pintores o juglares.

ER: ¿Por qué razón casi nunca se entienden las letras de los que cantan rock argentino?
CG: Es embromado hacer rock en castellano, si uno además quiere lograr sonidos lindos. Cuando se lo canta, se ve que el castellano es un idioma demasiado meloso, con sonidos láguidos y graves, y esta música requiere no te digo estridencias, pero si fraseos más sincopados. A veces, entonces, buscando una linea musical más homogénea, las palabras se juntan demasiado o se altera una acentuación y eso deforma. Creo que es una cuestión de costumbre: cuando te acostumbrás a que el sonido reemplaza al texto, empezás a entender. Muchas veces, por ésta razón, aparecen las letras en la tapa de los discos, para que se pueda seguir la canción.

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Siga el baile
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ER: ¿Podrías hacer este mismo análisis técnico musical, pero con respecto a las ciudad y sus sonidos?
CG: Principalmente, me parece el sonido del apocalipsis. No me gusta el sonido de la ciudad, de los taxis, de los colectivos, me resulta imposible traducirlos. Eso lo hace genialmente Astor Piazzolla.

ER: ¿Vos vendés? ¿Vendés discos, arratrás gente a recitales?
CG: Sí

ER: En ese sentido ¿Podrías decirnos, por favor, cuántos ejemplares de El Ratón vamos a vender esta semana anunciando tu reportaje en la tapa?
CG: Y, si lo hacen bien, van a vender muchos, porque la compra gente jóven. La van a comprar para decir: ¿Qué dirá éste loco? Muchos nos subestiman, piensan que somos los roñosos del rock.

ER: ¿Vos sos roñoso?
CG: No, para nada.

ER: ¿Cuántas veces te bañás por semana?
CG: Depende

ER: ¿De qué?
CG: De las ganas que tenga de bañarme

ER: ¿Y esta semana cuantas veces te bañaste?
CG: Varias veces, cuanto más caliente esté el agua más me baño. En verano me baño muchísimo.

ER: En el amor, ¿Qué es más importante? ¿La parte física o el ratón?
CG: Voy a caer en lo que te contesta casi todo el mundo: las dos cosas. Aunque, pensándolo bien, más el ratón que el físico.

Fuente: Revista El Ratón de Ocidente (1976)

por Carlos Ulanovsky
PH: Gianni Mestichelli

El blog de Charly Garcia (hecho por DIOS)

2 comentarios :

Anónimo dijo...

No creo que podamos cumplirle el deseo para cuando ya no esté..
ER: ¿Qué pasaría (Dios no lo quiera) si vos te morís trágicamente?
CG: Y, sería muy triste. A mi no me gustaría que me velaran: me gustaría que mi muerte convocara a muchos pero en una fiesta. Parecerá la letra de una chacarera, pero es lo que siento. Una fiesta con altoparlantes y música.

Ese dia decididamente va a ser uno de los dias mas triste de mi vida...

Edu dijo...

Es increible la coherencia que ha mantenido siempre Charly, si se lee una entrevista actual no difiere mucho de ésta de hace casi 40 años.
En cuanto a su relación con la muerte, Charly la viene analizando desde su primer hit (canción para mi muerte), a esta altura creo que nos va a enterrar a todos.