lunes, mayo 07, 2012

Hombres de hierro

El domingo, Crosby, Stills y Nash brindaron un show memorable en el Luna Park, y era una obligación moral asistir.

Que prácticamente todos los padres fundadores del rock nacional hayan dado el presente para ver a Crosby,Stills & Nash no es casualidad. Charly García, León Gieco, Nito Mestre, Raúl Porcheto. Bueno, salvando las diferencias, ¿Porsuigieco no es una especia de Crosby, Stills, Nash & Young? Mejor dejémoslo ahí. Lo cierto es que CSN es una banda vital para la formación musical de este país; los tres juntos o con sus proyectos por separado: The Byrds, The Hollies y Buffalo Springfield.

El chiste de ir a ver a un par de señores mayores tocando unas acústicas desaparece al sonar “Carry On”, la primera canción. Esta gente vino a rockear y se lo toma en serio. Más allá del profesionalismo, nunca deja de estar la sensación de estar viendo a un par de amigos juntándose a cantar. Graham Nash dice que uno nunca da suficiente reconocimiento al amor que le tiene a la música. Quédense tranquilos que esto está muy cerca de estarlo; el mejor tributo a su obra es la ejecución perfecta de su repertorio. Lejos de evocar a melancolía de tiempos hippies, la banda suena muy pesada, llegando a cuatro guitarras eléctricas a la vez, siendo la de Stephen Stills la que más se destaca. El ex Buffalo Springfield está más cerca de esos años de distorsión y zapadas que del fogón. De los tres, Stills tal vez es el que vocalmente más tambalea, pero nada para preocuparse realmente. Lo compensa aportando tal vez las composiciones más atractivas como “Bluebird”, “For what it’s worth” o la increíble “Southern Cross”.

Graham Nash es el que mejor se mantiene, tanto física como vocalmente. Su enfoque es un tanto más pop y es el que más lleva las enseñanzas hippies, por así decirlo. Canciones nuevas como “In your name” o “Jesus of Rio” todavía plantean las cuestiones que hacen andar mal al mundo. Como plantea Crosby, podrían venir y hacer un par de hits e irse. Por suerte todavía hay cosas que los mueven, simplemente porque todavía hay cosas que no han sido resueltas. También Nash es el responsable de las canciones más hiteras o de las que participa el público, tales los casos de “Our House” y “Teach Your Children”. No hay líder en la banda, pero sin duda su trabajo recae en la comunicación con el público. Si la banda tiene un frontman, es él.

David Crosby es el mismo de siempre; esa eterna melena blanca con sus bigotes, esa panza de buen tipo. Ese vozarrón que no muestra deterioro sin importar cuánto humo hayan tragado sus pulmones. Ya sabemos de lo que hablamos. A veces con la acústica, otras con la eléctrica y a veces sin nada. Estén enchufados o acústicos te vuelan la cabeza. Tres tipos completamente diferentes para cantar, pero que armonizan de una manera asombrosa al juntarse. Todo es armónico; la energía, las voces, las guitarras. Para “Almost Cut My Hair” es precisa la nitidez que a veces el Luna Park no consigue, pero esta vez funciona. Los dioses de la música están con nosotros hoy.

Transcurrida más de hora y media de show, Nash anuncia un intervalo. Parece que los señores tienen energía para rato. El intervalo comienza con un segmento acústico que se inicia con “Helplessly Hoping”. Acá se ve la verdad: despojados de toda electricidad muestran de lo que son capaces. La versión de Bob Dylan de “Girl From The North Country” hiela la sangre. “Cathedral” también, prácticamente desnuda. Lo mejor de ese momento es ver como los tres aún se admiran entre ellos. Cuando Stills hace los solos, Crosby y Nash aún lo observan. Cuando Nash o Crosby cantan, Stills sale del escenario pero se lo puede ver a un costado observándolos y cantando las canciones por lo bajo. Ninguno pide aplausos para sí, pide aplausos para los otros. De todas maneras no es necesario. Pocas veces la gente dio tantas ovaciones de pie. Crosby presenta “So Begins The Task”, canción de Stills, como una de las mejores. Y maldita sea, tiene razón. Si Crosby no estuviera parado cantando, se pararía de su asiento a aplaudir.


Tal es el nivel de humildad que la banda de apoyo aporta sus canciones. Hay temas de los tecladistas Todd Caldwell y James Raymond. Nada de egos o protagonismo acá. Lo mejor es la base rítmica que tienen, unos pequeños monstruos: Steve Distanislao, baterista de David Gilmour, Kevin Mccormick, bajista de Jackson Browne, Shane Fontayne, guitarrista de Bruce Springsteen. Básicamente estamos en presencia de una enciclopedia de rock americano.

Después de tres horas (sí, tres) la banda vuelve para un último bis con la extensa “Judy Blues Eyes”. Ellos tres solos, uno al lado del otro cantando mientras la gente ya había abandonado sus ubicaciones para mandarse todos al frente. Bordeando los setenta años les dieron una lección a todos. ¿Hay algo más para aportar después de casi cincuenta años de carrera? David Crosby, Graham Nash y Stephen Stills te pueden decir que hay para rato. Ahora solo les pedimos que llamen a viejo Neil y le avisen que se dé una vuelta por acá. Si es con Crazy Horse no nos enojamos.

Por Facundo Llano
Fuente: El Acople

1 comentario :

Anónimo dijo...

Gran blog :) te sigo, un beso!!