martes, agosto 11, 2009

Deberías saber porqué

Los críticos se ganan la vida aplicando la misma inteligencia y la misma sensibilidad para comentar las novedades de esta temporada de Videomatch o la presentación de Los auténticos decadentes en el Luna Park. Su escalafón va desde el suplemento joven hasta la sección espectáculos y de ahí al suplemento cultural del fin de semana. Cada diciembre votan en encuestas que consagran a Kill Bill 2 como la peli del año y en el rubro rock sus preferencias se dividen en partes iguales entre Dárgelos y el pelado Cordera. Esta constelación sostiene al crítico de un diario que en 1996 calificó el disco Say no more con un “regular”. Definitivamente, en esta época en que el significado de la industria cultural se procesa en los medios masivos, Charly no ha tenido quien lo pensara.

El párrafo anterior lo escribí en el invierno de 2004 y lo publiqué en La otra n° 6, pero, si me permiten, lo vuelvo a escribir tal cual, porque me encuentro a mí mismo en la misma posición exactamente, con los puntos y las comas. Se puede constatar por la mediocridad que mostraron una vez más los críticos con el lanzamiento del nuevo tema de Charly el viernes pasado. En 2004 decía yo también esto que recupero para el día de hoy:

Hay quien ha dicho, a propósito de estas actuaciones del invierno de 2004, que Charly canta mal, que desafina, que su desempeño escénico es “desprolijo”. Son los mismos que semanas después destacan el profesionalismo del show de los Babasónicos. Son los críticos. ¿Cómo es la vida de los críticos? ¿Qué tienen los críticos en el bocho? ¿Qué les gustaría estar haciendo cuando los mandan a “cubrir” un show de Charly, para al día siguiente escribir: “Más que la interpretación, la performance escénica de García o la elección del repertorio, se impuso la emoción. (...) Echar mano de ese prodigioso manual de canciones le basta para provocar respeto, admiración, ovaciones y fanatismo. Toque como toque, se mueva como se mueva.”? (Cristian Vitale, Esteban Pintos y Roque Casciero, “Fin de semana en el planeta Say No More PAGINA 12, 12-7-04). Una idiotez que goza de consenso entre los críticos: Charly ha compuesto en algún momento del pasado unas cuantas buenas canciones y desde hace años vive del crédito que le han otorgado esas canciones entre “su” público.

Y si este párrafo tiene para mí recuperada vigencia es porque estoy leyendo el oscurecido desempeño profesional de uno de los mentados en Página 12 de ayer. El párrafo más apagado:

"Está muy bien ilusionarse con el regreso del ídolo, pero habría que pisar un poco el freno antes de imaginar que va a cantar como en la época de Clics modernos o componer como en sus mejores años. Nadie debería pedirle tanto, aunque tampoco es cuestión de decir “¡qué recuperado está!” sólo porque se lo ve con más kilos, como en su miniconcierto en Luján. El cariño que Charly supo ganarse con sus canciones y con sus actitudes –aunque muchas de ésas provocaron que muchos amigos se alejaran de él– genera que los fans sueñen con el pasado: por algo se insiste tanto en que García prepara un concierto con canciones de su período cumbre (’81-’87), previo a la saynomorización, el constant concept y todos los artilugios que, siempre inteligente, inventó para disimular que sus temas ya no estaban a la altura de lo que había hecho antes. Ni el más sacado de sus fanáticos se atrevería a comparar lo mejor que hizo García de los ’90 para acá con “Desarma y sangra”, “Viernes 3 AM”, “Yendo de la cama al living” o “Demoliendo hoteles”.

¿Qué tiene Roque Casciero en el bocho? No sé con quién está discutiendo al hablar de la ilusión de que Charly va a cantar "como en la época de Clics Modernos", o cuando con cinismo cita la frase “¡qué recuperado está!” porque se lo ve con más kilos. Lo que nunca se sabrá es cuáles fueron los mejores años de Casciero, que por lo visto ha perdido un lustro entero sin mostrar una mínima evolución en su deslucida obra. Es improbable encontrar en alguna nota suya un concepto musical. Es más fácil que el tipo saque patente de listo (entre gente aún más sorda y ciega que él) hablando de la operación de marketing que involucra este "regreso" de Charly.

Un músico popular como García, cuya obra toca íntimamente a varias generaciones de oyentes, es noticia porque luego de atravesar un delicadísimo período de vida vuelve a componer, a grabar y a tocar. Eso sólo es una buena nueva para cualquiera que no sea un miserable, porque los creadores de canciones como Charly dejan en el pueblo una huella profunda que es incomparable con la que pueden dejar otras personas que, presuntamente, gozan de más poder. El poder de la canción cala hondo y se extiende en el tiempo. Una canción de Charly compuesta en 1974 se escucha hoy como recién compuesta, una nota de Casciero de ayer hoy está envolviendo una docena de huevos. ¿Lo ves? No es que los críticos especializados tengan que ser forzosamente mediocres para ganarse un amargo salario, lo que pasa es que son mediocres con el orgullo de mostrar la insanable alienación de su empleo remunerado. A un tipo que afirma minucias maledicentes como las que citamos en el párrafo anterior, ¿le interesará la música? ¿estará embolado en su laburo? ¿no puede escribir algo mejor que una sarta de bajezas? ¿marca tarjeta? ¿tiene que pagar la boleta del gas con gran aumento y por eso muestra amargura en su empañada prosa? ¿hace falta que envenene el aire con ideas abyectas? ¿es capaz de decir algo sobre la música, de Charly o de cualquier otro, música, digo, no sobre el vestuario ni sobre el horario del comienzo ni sobre el brazalete en el Obelisco ni sobre los kilos de Charly? ¿se habrá planteado al menos la posibilidad de hablar alguna vez en su ya demasiado prolongada carrera acerca de la música?

El crítico malpensado tiene, ante el lanzamiento de Deberías saber por qué, la posibilidad de pretenderse agudo refiriéndose a la operación de marketing que acompañó a la canción. Es bien fácil. Un tipo como Víctor Pintos, desde su página, gana espacio en los medios a la sombra de esta canción: "denuncia", al mejor estilo Paparazzi "el lado oscuro del regreso de Charly". A la altura de un Luis Ventura "descubre" que la canción no es nueva, porque aparecen grabaciones en vivo de Charly cantándola meses antes de su internación. De esta manera, el lado botón de todo periodista cumple con su función vocacional: botonear. Lástima que la hazaña de Pintos sea tan insignificante. Si Charly la cantó en febrero del 2008 y fue internado unos meses después, si anduvo realmente mal y ahora anda mejor, si pensamos que nunca más iba a cantar y ahora está cantando, si en los meses de internación Charly completó esa canción con algunas estrofas nuevas, si la grabó en plena rehabilitación en la quinta de Palito, si podemos escuchar la voz que ahora tiene Charly (que no es la que tenía en los 80 ni en los 90 ni en el 2008, sino la que tiene ahora mismo), si la mezcla del tema se hizo la semana pasada y fue registrado en SADAIC hace pocos días, si a partir de este proceso Deberías saber por qué pasa a formar parte del corpus más sólido y perdurable que pueda exhibir algún músico argentino vivo, ¿qué importancia tendrá si el tema se hizo 6 meses antes o 6 meses después? ¿No es empeñar una energía laboral inútil dedicarse a "investigar" un dato tan irrelevante como para ser olvidado enseguida, mientras la vida de la canción podrá medirse en décadas? ¿Por cuánto tiempo, a cuántas personas les importará si la canción Charly la hizo en enero de 2008 o en enero de 2009, ahora que ya podemos escucharla?

Es alta la pretensión de dialogar con la obra de un músico como Charly, puede sonar a ambición desmesurada para un escriba que cobra tantos pesos por cada 100 caracteres. Pero si uno no es un imbécil sin remedio tiene que proponerse decir algo que esté a la altura no ya del don del artista, sino al menos de su generosidad. A veces esto mismo es mucho pedir, pero Pintos perdió otra oportunidad de aportar algo interesante, aunque su botoneada le sirve para aparecer en América Noticias y en alguna radio. Pintos y Casciero son circunspectos fiscales de la Verdad y Charly es el Sospechoso, el Examinado.

Alguien, avezado, desliza "no sé hasta qué punto Charly decidirá sobre estas cuestiones". Hacé una cosita, cosita, escuchá el tema, justo ahí donde Charly empieza diciendo

Che, si en verdad me tomás en serio,
deberías saber por qué.
En el fondo no es un misterio,
deberías saber por qué te vas
ahí nomás,
todos van hasta ahí nomás...




Escuchalo y hacé de cuenta que ese "che" con el que empieza la canción se dirige a vos, medite con tamaña voz que se dirige a vos directamente, meditalo, tratá de pensar si te habla a vos esa voz, si acaso vos no sos el que te quedás ahí nomás en el mismo instante en que escribís "no sé hasta qué punto Charly decidirá sobre estas cuestiones". Te lo está diciendo alguien que hizo tal canción y tal otra y llegó hasta tal punto y no se quedó precisamente ahí nomás. Pensá si acaso vos, en tu vida, tenés un control sobre tus decisiones mayor que el autor de esa frase. No te lo pregunto para mí, no sé quién sos y la verdad es que no me importa. Pero escuchá esa voz que te pregunta si te quedás ahí nomás.

En la tarde del sábado tuve la suerte de hablar de la canción con dos tipazos que para colmo de bienes son músicos, tejedores de canciones ellos también: Pablo Dacal y Gonzalo Aloras. Ellos, que por su oficio podrían sacar a relucir cuestiones técnicas para ponerse en evaluadores (con más fundamento que los Pintos y los Cascieros de este mundo), no hicieron nada de eso. Contaron que el viernes a la noche, junto con otros músicos, estuvieron escuchando el tema de Charly varias veces, que lo sacaron y lo tocaron, que lo pensaron y lo discutieron. Dacal dice que escuchó con mucha antención la letra, porque Charly tiene esa capacidad de decir cosas profundas con frases muy simples, que se te abren paso en seguida y te hacen pensar. Dice que lograr una de esas frases con palabras sencillas es un algo difícil. No se le ocurre a Dacal, ni se le pasa por la cabeza, entrar a considerar si el tema Charly lo hizo en su etapa Say no more o en su estadía en la clínica. Habla de lo que a través de la canción Charly le está diciendo a él.

Después habla Gonzalo Aloras y me vuelve a soprender con su inteligencia. Dice que escuchó el tema muchas veces, que analizó la secuencia de acordes, la estructura clásica de la canción, que lejos de las apariencias de facilidad las canciones de estructura clásica son difíciles de hacer. Pero dice algo más: pensó dónde estaba el meollo del tema y cree haberlo descubierto después de varias oídas. Señala que le llamó la atención que, entre tantas cosas que se publicaron en las primeras 24 horas del lanzamiento del tema, nadie hubiera reparado en el auténtico acontecimiento, una cuestión que no tiene que ver con la técnica musical ni con el marketing, sino con el pensamiento de la música: Charly pone, después de la primera exposición del tema, a los 50 segundos aproximadamente, un silencio que dura 5 segundos. Esos 5 segundos son música, en el sentido más preciso de la palabra. La primera vez que lo escucha, Aloras cree que se cortó la trasmisión, le pega un golpecito a la radio para ver si se reanuda, pero el segundo "che" de Charly aparece sólo 5 segundos después. Dice Aloras: es el más reconocible arte de Charly, ese que te descoloca, que te lleva a probar si algo no ha fallado, para hacerte oir, al tiempo, que no, que no hay falla o que la falla es parte del acierto. Ese silencio en medio de un tema popular puede ser el silencio que hizo Charly durante estos meses o puede ser el silencio que está haciendo ahora para que vos habites en él, para que pienses, después de que Charly te dice que si en verdad lo tomás en serio deberías saber por qué te quedás ahí nomás. Dice además Aloras que ese silencio es rarísimo en la música popular, que habría que ponerse a buscar un silencio así de largo -y de denso en significados- en otras canciones y que se tardará bastante en encontrar otro ejemplo similar. Dice también Gonzalo que hacer semejante silencio en una ejecución en vivo de este tema será muy difícil, porque es altamente probable que los músicos que están tocando no puedan entrar todos al mismo tiempo. Y dice que ese silencio es música, que Charly se da el lujo de recordarle a todos el valor musical del silencio.

Pensemos una cosa que quizá se les haya escapado a Pintos, Casciero y a otros tan listos como ellos: si el viernes a las 12 había cientos de miles de personas escuchando la canción a lo largo de Argentina y otros países de habla hispana, de pronto, en todos esos oidos se hizo silencio durante 5 segundos. ¡Silencio! terminaba rogando Federico Fellini en la última escena de su última película, La voce della luna, en un mundo aturdido por el ruido. Charly, dice Gonzalo, está diciendo de un modo renovado, de un modo específicamente musical, para ver si tenemos oídos para escucharlo una vez más por primera vez: say no more. Y en estos meses parece que encontró una forma superior de volver a decirlo.

fuente: La Otra

4 comentarios :

David dijo...

Que buen post!
que buen post!
felicitaciones...

Si ese roque es un tarado...
aguante SNM!

Germán Torrè dijo...

Amén. Simplemente gracias por este post.

Anónimo dijo...

Muy buen post.

Evidentemente el "periodista" de Página12 no tiene mucha idea de música ni músicos.

Hay muchos músicos que tienen melodías y letras dando vuelta por la cabeza años...
Y las prueban, y las cambian y no les convenven y siguen y pasan años y sigue ahí... hasta que un día sale... y es canción.

Lo dicho, totalmente de acuerdo con el post, el periodistucho ése no vale el tiempo que le dedicamos.

Anónimo dijo...

brillante, gracias por este post! es un oasis en medio de tanta grasada que se lee y se escucha por ahi!