miércoles, diciembre 31, 2008

Charly García reaparecería la última semana de enero

El poderoso productor musical marplatense Pablo Baldini inició tratativas con los apoderados de Charly García para convencer al artista, recluído para recuperarse de sus adicciones en la estancia de Palito Ortega en Luján, para que reaparezca en la ciuda feliz .El empresario intenta que sea la última semana de enero, la denominada culminante de la temporada,para que Charly reinicie su carrera artística con un espectacular show en el Polideportivo de Mar del Plata.La gente de García está haciendo consultas médicas sobnre el tema.

Fuente: Reporter del espectáculo

lunes, diciembre 29, 2008

Ademas de enfermero, fui maestro de escuela


En los últimos tiempos, un poco porque la promoción de "Lo que vendrá" te acercó a medios algo extraños, y otro poco por el recuerdo de las bajadas de lompas, muchas de las entrevistas dejan de lado el interés por lo musical (o actoral) para obligarte a un enrosque algo fatal en otros temas, no habituales en tus declaraciones de siempre; el sexo, por ejemplo. ¿Te sentías cómodo en ese papel de "vocero sexual"?

Eso pasó hace poco en lo de Badía: Mario Mactas, no sé... hacía el papel del preguntador inteligente y agudo y penetrante e incisivo, y el sexo es una cosa que cuando te lo preguntan, a veces logran ponerte nervioso, que supongo que era un poco lo que él quería. Y además pienso que si alguien me pregunta sobre eso, debe ser porque a otros se les ocurre lo mismo... No sé, creo que para mucha gente soy más famoso por haberme bajado los pantalones un par de veces, que por la música; la gente debe pensar que soy gay, y cada tanto me sacan unas fotos con mi grupo de amiguetes y esas cosas. Después Mactas me preguntó si yo era normal, algo bastante estúpido porque ¿qué es ser normal? Qué sé yo qué es ser normal... Lo que él quería saber era si yo hacía fiesta, orgías...

En una encuesta de otra publicación te preguntaron qué es la vagina. Y contestaste: "Es algo que tienen los mujeres y que los tipos no se bancan". ¿Zafaste de la respuesta o qué?

No, a veces eso me pasa a mí también. Tengo que tener una relación como muy íntima para bancármelo; si no, es como que miro los ojos, otras partes, pero esa parte (se ríe) me da un poco de impresión.

¿No es cansador que te sigan llamando de medios frívolos para hacerte hablar de la psicología de tus pantalones caídos?

es cansador, siempre se menciona el tema. Pero cada vez, viste, pasa más tiempo, cada vez es como que yo contesto cualquier cosa, no me pongo nervioso ni nada. Mirtheo.

¿Mir qué?

Mirtheo, del verbo mirthear de Mirtha Legrand. Viste que Mirtha Legrand está en un restaurante y se le acerca todo el mundo y ella ja-ja-ja-já, ju-ju-ju-jú, viste, cómo te va, no escucha naaaaada... Bueno, a veces Mirtheo (risas). Pero, en serio, el sexo es como básico para mí, regula totalmente mi estado de humor. Puede que pase tiempo sin tener deseo sexual cotidiano, pero digamos que de ahí me parece que viene la música y de ahí vienen un montón de cosas. Vida, eso. Chau. El sexo para mí es vida.

¿Y no te preocupa mirthear, en el sentido de que la gente pueda pensar cualquier cosa?

¡Es que es mejor que eso! Yo creo que es bueno que la gente piense cualquier cosa. ¿Qué puede pasar? En esas revistas, ¡Por ejemplo, que vos las leés y las leés así, ¿no? (hace como que hojeo rápido), entonces cuando contestás, contestás así (se encoge de hombros). A mí me parece que la gente inteligente se da cuenta de, las cosas, y la gilada, si piensa cualquier cosa, mejor.

¿Y a la gilada no hay que darle data?

Sí, pero si vos vas dando datas como, qué sé yo, qué es ser normal, ya es un camino demasiado largo. Digamos que yo maestro de escuela ya fui bastante.

¿Te parece, tanto?

Y, no sé, desde Sui Generis que estoy tirando data y data y data. Y a veces me hacen preguntas sobre las que no tengo ningún tipo de respuestas, como el otro día que por teléfono me preguntaron qué me parecía la Mona Jiménez, y yo no tenía idea de quién era. Después me enteré qúe es una especie de Prince cordobés (risas) que se llena de mosca y canta "no voy en tren, voy en avión"... ¡ Si leés esto, Mona, pasame la planilla que necesito unos pesos!

Piano Bar pareció haber sido menos popular que Parte de la Religión, pero algunos creen que ese dato es inversamente proporcional a la conmoción que provocó en las cabezas cada uno de esos discos...

No sé qué disco puede ser mejor, y a vos te gustó mas Piano Bar, pero pasa que Piano me lanzado cuando me pelee con Grínbank, pasó a Aprile y ya fue una cosa mal parida, no se le dio difusión, no tuvo continuidad. Y éste salió con una buena campaña, una compañía un tanto más poderosa, y vendió mucho más Aunque yo creo que Piano Bar vendió mucho, lo que pasa es que no deben haber declarado todo lo que ganaron... risas). No, lo digo por lo que veo en los recitales, la gente se sabe todos los temas de memoria; un tema como "Promesas sobre el bidet" es hit, y no es facilísimo ni rápido...

¿La diferencia. entre "Piano Bar" y "Parte de la Religión" se debe exclusivamente a un estado de ánimo?

No sé, creo que tiene que ver con eso. Piano era más agreta y Parte tardó más en salir, salió de a poco, como disco es más cuidado, tiene muchos editings...

Es tan compacto que a veces uno siente como que le hace falta una...

...una arenga, sí. Ojo, Parte de la Religión es arengador pero en el sentido bueno, entendés, como Piano Bar era arengador pero agreta. Traté —por ahí un poco conscientemente— de hacer de Parte un disco poderoso pero suave, sin agredir...

¿Por qué?

Porque es para mí, porque cantaba "Demoliendo hoteles" y me volvía loco, me revivía todo eso... Entonces traté de hacer un set de canciones que cuando las cantara no me agarrara la catarsis... risas). Yo pasé un año muy negro, fue todo el asunto de la gira con Piano, la gira fue con líos, pasó lo de Córdoba, y yo dentro del caos tengo cierto control pero llega un momento en que te quedé vacío, como que al final te peleaste con todo el mundo y no sirve mucho. Piano fue más introspectivo, más de cosas íntimas que me pasaban a mí, y en Religión traté de hacer el esfuerzo de hablar más para todo el mundo y no ponerme yo en el medio.

¿Cuál es más fácil de las dos, si hay alguna?

Ninguna es más fácil, pero ¿sabés lo que no quería hacer? No quería hacer un disco que cuando lo escucharas te pusieras triste. A mí me pasa medio al revés de lo que dicen, que cuando estás triste o medio mal te salen las mejores canciones. A mí si estoy mal no me sale nada, tengo que estar bien, contento de la vida y ahí sí tengo paciencia. Digamos que dentro de una depresión, lo último que me salió fue Piano Bar. Ahora no sería lo que yo tengo ganas de escuchar y no me gustaría alquilar a la gente con mis tocos; hay un momento en el que vas logrando que la pintura que hacés la entienda más gente y que sea más separada de vos. Que tenga lo tuyo y todo, pero en vez de hacer un drama hacés una comedia. Con Ron Wood, con los Stones (risas), vos sos un nene, por mi no te hagas problemas porque me banco todo. Y todos aquellos discos fueron muy arengados, y Parte de la Religión fue como que yo estaba tranquilo y me dijo: ¿Qué te pasa, Charly, no estás contento? Es tu mejor disco. Le digo: ¿te parece? Si, loco, no hay contra, no lo pienses más. Así que yo no sé...

Tenés 36 años. A esta edad ¿se va perdiendo la intensidad o cada vez pedís más, más cosas que te rompan la cabeza, y todo te queda corto?

A veces te pasa que no escuchás nada que te rompa la cabeza y te aburrís y no escuchás música y te viene a hablar de un grupo y no tenés la menor idea de quiénes son, ¿no? (risas). Si, esas cosas pasan, a mí me pasan también. Pero hago todo un esfuerzo para salir de eso; biológicamente, uno día a día no cambia, qué se yo, te deteriorás la célula y un día te morís, pero creo que podes disfrutar mucho.

¿Bajando el nivel de exigencia?

No, no bajando el nivel de exigencia; cambiando el nivel de exigencia, y no depositando una exigencia tan idílica en cosas que de repente no te dan eso. Como la droga o la política: cuando tenías 25 años te arengabas en aras de no sé qué, y después a los 35 para que te arengue algo, viste, no sé, tiene que bajar directamente Perón, que venga acá y te arengue, ¿no? Antes todo parecía más fácil, antes te hacías amigo de cualquiera, ibas por la calle y chau, loco, maaatóoo (risas) y después hubo un corte. El año pasado, por ejemplo, yo tenía esa onda. Nada me hacía nada.

Uno baja y se convierte en una chancleta.

Yo creo que se puede zafar. Nada es...

Nada es perfecto. Pero vos también decías eso de "vivir en éxtasis"...

Es que yo por momentos vivo en éxtasis.

Pero cantás que "todo el tiempo" vivís en éxtasis...

No, un rato. Ya con que te pases tres horas por día en éxtasis, lo demás qué importa (risas).

¿Y el resto del día qué se hace?

El resto tratás —yo trato— de ordenar, porque me ponen mal las cosas cuando se me desordenan, el descontrol, y si la banda, y si la gira, y si mi manager me caga, y todas esas cosas me deprimen terriblemente y bueno. El éxtasis, una zona de éxtasis y el resto es controlar que todo siga más o menos estando ahí.

Ahora te vas de gira, Brasil y después... Toda Latinoamérica fue invadida por argentinos: Soda, Mateos, los Enanos. ¿Qué se siente ser parte de esa "invasión" cultural?

Lo de Brasil es un cope mío y es la dificil, porque es dificil convencer a los brasileños (se ríe). Ellos están acostumbrados a escuchar su música, no escuchan otra, sólo los hits que vienen de afuera... Pero un grupo argentino, hummm... Después están los otros países, y yo espero encontrar mucha separación, que es lo que hay en Latinoamérica; no es como acá que vos salís a la calle y el verdulero es más o menos igual a vos, habla así, qué sé yo: de la cabeza no hay tanta diferencia entre la gente. En Perú, por ejemplo, la gente que tiene un poco de nivel es como un ghetto y todo lo demás no existe, entonces es un lugar raro donde te invitan a casas y a mansiones lujosas después salís y ves una villa miseria y no entendés mucho qué pasa, estas siempre medio cuidado.

¿Es cierto que te agujerearon a piedrazos en el recital del colegio San Agustín, de Lima?

No, lo que pasó es que en un momento se me ocurrió invitar a tocar a Miki González en "No voy en tren", y le empezaron a tira chicles, porque auspiciaba Bubblicious. Yo pensaba que Miki en Perú era un ídolo; parece que en el San Agustín no cayó bien (se ríe). En Perú la primera banda de rock que tocó fue la mía; acá el asunto del rock empezó hace 20 años, pero allá anteayer y entonces corremos con una ventaja tremenda... Siempre va a haber una resistenciá pero es un poco lo que pasó en Estados Unidos cuando vinieron Los Beatles a venderles el rock: se resistieron diez segundos hasta que vieron que venían con una lata que ellos no tenían y dijeron: bueno, muchachos, toquen. Y gustó. Ahora viene la colonización, y espero hacerla bien porque estar en esos lugares es medio denso; o te aburrís mucho o te divertís demasiado. Y después está en mi cabeza hacer un disco nuevo, pero recién-recién lo estoy empezando, así que todavía no sé para dónde ir. Vuelvo de acá dos meses, y para volver a tocar tendría que tener un disco nuevo....

¿Estás viejo ya para ser maestro de escuela?

No, los maestros de escuela son viejos.


Nota Publicada el día 8 Junio 1988.-

viernes, diciembre 19, 2008

Charly (en) Vivo








Mientras los amigos lo esperan en el quincho, Charly García pasea por el sendero que lleva a la capilla de la familia Ortega. Es un camino de piedras rodeado de robles y eucaliptus, ideal para una peregrinación. Y aunque García no viene de rezar, la imagen igual es milagrosa. Con pantaloncito corto y zapatillas sin cordones, el máximo símbolo del rock nacional que hace seis meses demolió un hotel en Mendoza, padeció dos internaciones psiquiátricas y otra por una neumonía, apura el paso a pedido de su personal trainner. Tito lo ayuda con una rutina de ejercicios físicos que incluyen caminatas por el campo y elongaciones en la pileta.

El objetivo es desentumecer los músculos anestesiados por los medicamentos que le dieron para combatir la abstinencia. “Primero te desintoxican y ahora me estoy desintoxicando de la intoxicación y es más difícil, porque te deja lento, te deja gordo, te deja tonto”, dice García, sentado en un sillón blanco en el living del campo que Ramón Ortega tiene en Luján y donde Charly vive desde hace dos meses supervisado por una jueza, un psiquiatra, enfermeras y asistentes terapéuticos.

Es verdad que aumentó diez kilos a base de asados, torta y helados. También es cierto que mejora cada semana la flexibilidad de sus extremidades para puntear la guitarra y el bajo (por ahora canta y toca el piano). Pero lo que es evidente es que García, lejos de “quedar tonto”, conserva su particular lucidez. En la primera entrevista que concede desde su internación del 11 de junio, Carlos García Moreno repasó con Newsweek esta nueva etapa de su vida. Extractos:

- Newsweek: ¿Cómo está?

- García: Siento que tuve suerte de encontrar a Palito y a un montón de gente que realmente se preocupó por mí. Sin ningún un interés, hicieron como una coalición y ahora es un situación privilegiada estar acá.

- ¿Cómo vive la recuperación?

- Es muy rara esta industria de la recuperación. Tiene muchas fallas y el que sufre realmente es el paciente. Yo la pasé muy mal. A veces los tratamientos, si es que existen, encierran a veinte personas, para darle pastillas y sedarlos. Y eso te va reduciendo a una planta.

- ¿Qué fue lo más difícil?

- Las internaciones. No tendrían que existir estos lugares, siento mucho por los que todavía están ahí. Lo peor yo ya me lo banqué. Se pasaron meses evaluando si era neurótico, esquizofrénico, psicótico, personalidad dual o qué se yo. Y cada grupo de médicos me daba o me sacaba pastillas. Y me hicieron muy mal…

- ¿Qué piensa cuando revive estos últimos seis meses?

- Después de todo lo que paso, toda la locura, las internaciones, la neumonía, pienso que podría estar en una granja haciendo zanjas. Si Palito no aparecía, yo la estaría pasando muy mal, me estaría cortando las venas, qué se yo.

- ¿Con qué sufrió más?

- Lo más desagradable es que te aten. Que te aten a la cama.

- ¿A qué le tenía más miedo?

- Lo que más miedo me daba, era quedar un poco lisiado del corazón de sufrir tanto. Hay momentos en que la angustia aprieta y estas ahí y no te queda otra que aguantar. Hay que tener aguante. Eso me va hacer bien. Después de estar seis meses casi sin hacer nada, el cuerpo, los músculos y los dedos hay que moverlos de nuevo. Hay que tener paciencia y todas esas cosas.

- Ahora, en perspectiva, de todos los obstáculos que tuvo en su vida, ¿cuál fue el más difícil de superar?

- La muerte de mi papá y de mi hermano Enrique. Ese fue un gran obstáculo. A veces veo la diferencia que había entre el accionar de mi papá y del mundo. Era una buena persona, educada, inteligente y no era vendida.

-¿Pensó mucho en su padre durante las peores noches de encierro y de crisis?

- Sí, siempre pienso en él, lo quería mucho. Y cada vez que quiero suicidarme, fumo mucho. Es un chiste. (Su padre murió de un enfisema pulmonar, Charly hoy fuma entre cincuenta y sesenta mentolados diarios y pese a la preocupación de sus amigos, los últimos estudios mostraron que sus pulmones están limpios).

- ¿Qué recuerda especialmente de su padre?

- Me acuerdo de su estoicismo, que le pasen cosas y bancar y hacer que no parezca nada.

- ¿Y de su hijo Migue? ¿Tiene ganas de verlo?

- (Pausa de veinte segundos). No, está bien…por ahí nos vemos pronto.

- ¿Que tiene de diferente esta crisis, esta caída a otras que sufrió?

- Que esta vez alguien se hizo cargo. No es común. Y tampoco éramos tan, tan grandes amigos con Palito como para poder decir algo. Pero cuando tuve algún problema vine para acá, volví a la clínica y volví para acá, donde me siento en mi casa, la paso bomba. Y bueno, en algún momento dirán: “ya está, podés hacer lo que quieras”.

- ¿Cómo imagina ese día?

- Y… lo que yo llamaría normal.

- ¿Cómo es la vida normal de Charly García?

- Es muy diferente. Si veinte o treinta años vivís de una manera... Y ahora esto, que tiene lo suyo también. El cambio que se ve es muy grande, es lo que se ve: en lugar de una pared, veo árboles.

- ¿Qué prefiere?

- Me gusta la combinación de los dos paisajes. Los loros, la pileta, el parque gigante, el estudio que es super hi tech, o incluso este ambiente blanco y moderno. Además hay un microclima especial, mucha paz, en serio. Este es un lugar donde a uno le gustaría estar todo el día de visita.


En el último reportaje antes de su crisis a la revista Rolling Stone, Charly estaba furioso y dark, acuartelado dentro de su departamento en Barrio Norte, con el teléfono cortado por falta de pago y al borde del caos. “Vivía encerrado en su habitación”, recuerda la música Marianela Pelzmajer, ex pareja de Charly, de quien se había alejado en el 2005. “Ahora está mucho mejor, caminamos, charlamos en las comidas”, dice. El reencuentro se dio ni bien Charly la invitó a su cumpleaños 57, el 23 de octubre. Hoy ella lo acompaña cuatro o cinco días a la semana. “¡Alabada sea Marianela!”, festeja Fabián “Zorrito” Von Quintiero, otro de los habitués.

Pero la furia de la era “Say No More” ahora parece más aplacada, tal vez por el efecto de los sedantes. Tal vez sólo sea una manera de actuar. Incluso cuando desliza algunas quejas, no se lo escucha enojado. “Es cierto”, reconoce. “Lo que pasa es que acá estoy muy bien, Palito es un santo, su familia es divina y la verdad que no tengo tiempo para la bronca”. En una de las fotos, eligió vestirse de blanco. Sus amigos le decían que parecía un gurú oriental, un budista zen. Él responde: “¿Zen? No. Estoy más realista”.

García se ríe cuando se le pregunta qué extraña de la vista a la pared. Y, más pragmático que nunca, asegura: “Lo otro, la otra vida, no es el demonio que te pintan, pero tampoco es un lecho de rosas. El problema es complejo”.

Sus amigos lo saben y tratan de alentarlo. En una de sus charlas nocturnas, “Palito” le preguntó: “¿Charly, vos crees que consumiste más que Keith Richard? Si los Rolling Stones pudieron convertirse en los dueños de sí mismos, vos también”, le dijo. El grupo más allegado le recuerda la recuperación de Diego Maradona, con quien habló por teléfono en octubre e intercambiaron saludos de cumpleaños.”Lo que pasa es que Diego es muy grosso”, se atajó Charly. El aliento de su grupo más cercano es permanente. Su manager y amigo, Fernando Szereszevsky organiza todos los movimientos: las visitas de rutina a la Ciudad, las comidas con amigos y los avances del tratamiento. “Palito”, que antes sólo iba a su campo de 150 hectáreas los fines de semana, ahora se mudó a tiempo completo para acompañar a Charly en su recuperación. “Es como si hubiera sido mi hermano, nuestro origen, lo similar de la relación con nuestros padres nos acercó mucho”, dice Ortega, que prepara los asados y lo acompaña durante las noches viendo documentales de vikingos o asteroides.

Ni bien salió de la primera clínica psiquiátrica, Charly pidió ir a Luján, pero fue muy difícil. Todavía no se había estabilizado y la crisis de ansiedad era muy fuerte. Se rehusaba a tomar la medicación. Dos policías de la custodia se acercaron a la habitación y dijeron: “García, si no toma la medicación tenemos que llevar detenido a Ortega ya que usted lo designó como uno de sus tutores”. García interrumpió su ataque y susurró: “Palito, yo te voy a salvar” y se embuchó un cóctel de pastillas como si fueran caramelos tic tac. Ahora, en esta nueva estadía, las noches son diáfanas, sin ataques ni policías. A Ortega le preguntaron si no tenía miedo que Charly destrozara los equipos del estudio. “Si se rompen los equipos se compran, si se rompe Chaly, no hay reemplazo posible”, respondió.

En el campo hay un clima familiar, inusitado para el mundo García. La semana pasada alzó al hijo de su manager. No recordaba cuántas décadas habían pasado desde la última vez que tenía un chico en brazos.

En los asados hay mesas y juegos para grandes y chicos. Por el jardín corre Benito Noble, el hijo de Julieta Ortega. O los hijos de los amigos músicos de Charly que van a visitarlo y tocar en el estudio

En el medio de su crisis, García grabó cinco temas impactantes junto a Fabián Von Quintiero, Carlos “Negro” García López, Fernando Samalea, e intervenciones de Pedro Aznar, León Greco y Nito Mestre. “Charly volvió al sonido prolijo, con canciones limpias, sin grabaciones recargadas”, dice Von Quintiero, tecladista y bajista histórico de García. Cuatro de los cinco temas se fueron regrabando mientras Charly esclarecía su voz. Pero uno de ellos, conserva el sonido original de un García recién llegado de la clínica, angustiado y bajo los efectos de un cóctel de sedantes. “Che, si de verdad me tomás en serio/deberías saber por qué”.

García dice que los temas los tiene en la cabeza durante meses.

“Algunos son de cuando decían que estaba loco y otros de acá”, asegura y canta otro tema completo con una estrofa que parece una plegaria: “Y si no pierdo la esperanza/a veces con vivir no alcanza/voy a tomar un poquitito más/de aquella medicina del doctor”.

El repertorio de este disco en marcha se completa con “Rock & Roll Star”; “¡Oh, tía!” (donde reproduce máximas de una tía leídas por Palito y Evangelina, como por ejemplo, “Si hay un hueco en tu vida, llénalo de amor”) y “Yo ya sé”: “A la vez somos todos neuróticos/ todos somos narcóticos/ pero no sé por qué”.

En otro pasaje de la entrevista, se le preguntó a Charly García, de todas las cosas que había hecho en su vida, de cuál se sentía más orgulloso. Se quedó casi un minuto en silencio, pensando, hasta que respondió: "Click Modernos". Para los músicos que lo acompañan, sus nuevos temas van en esa dirección. Mientras tanto, cuando habla de música, cuando chequea los nuevos arreglos, a García se le ilumina la mirada: “Estoy en un trance, me siento en un trance, y me excitan las buenas posibilidades de este trance”

- ¿Sus nuevas canciones reflejan este trance?

- Sí, hablan de lo que me está pasando. Muchas veces es la misma canción. No estoy más loco antes que ahora…Pero las canciones juegan con el estar bien. “Y yo ya sé que no sos un hipócrita/que no sos un psicópata/ pero no sé por que”. O si no, “Freud te ha dejado solo como Internet”. Son frases de cuando vos vas a mil y terminás en la banquina y tenés que empezar todo de nuevo. Lo que digo es que a los músicos de mi generación por algunas causas nos pasa esto. Un alma fatigada y después, el renacimiento. No sé, me dieron por muerto, imagináte.

- ¿Y se sintió muerto?

- Yo veía en la televisión que estaba muerto y me sentía más vivo que nunca. Ahora cuando tu cuerpo expulsa todas las cosas, si después podés sobrevivir a todas las otras drogas que te pone el sistema y podes seguir tocando y de alguna manera rejuveneces, bueno no está mal. Está muy bueno.

- ¿Cómo vivió el período de abstinencia?

- Es mas fácil dejar de fumar marihuana que dejar de tomar una pastilla, bah, no estoy seguro. Yo hace casi un año que no tomo nada. Ahora estoy haciendo gimnasia en todo sentido, mental, físico, tengo que recuperar muy bien las formas para tocar el piano, la guitarra, cantar estoy cantando muy bien, no me estoy apurando.

- ¿Cómo imagina su primer recital?

- Lo veo como algo muy claro, con un gran sonido y muy simple, como este momento. Pero no voy a hacer canciones antidrogas. Ahora, si yo leo las fojas, o como se llamen, de mi causa, las leí el otro día… Las cosas que dicen de mí: pareciera que soy un asesino, un vicioso, un drogadicto de la peor calaña y no es tan así. Esa es la parte hinchapelotas de todo esto.

- ¿Y cuál es la parte positiva?

- Lo más importante es tener bolas para bancar, estar encerrado, es como estar preso, tenés que bancarte eso. Estoy más curioso por saber que va a pasar ahora que por lo que pasó. Lo otro es tan pesado, tan… Pero no sé. En esta casa, estoy rejuveneciendo. Me entusiasma el cambio, hay que ver qué pasa.

- ¿Realmente lo entusiasma el cambio?

- Estoy abierto a las posibilidades. Hay muchas personas que se interesan en mí. Y no tengo apuro, me quiero curar. Pienso que dejarse curar o cuidar es bueno también… igualmente pienso brindar con champan.

- ¿Le cuesta dejarse cuidar?

- Yo estoy hablando que te cuiden desde que no se vean botellas de vino hasta un asado, la comida rica que como, la pileta, el estudio, para estar dentro del artículo 152 del código penal, que se yo, no está tan mal…

- ¿Cómo se imagina en el 2009?

- Tengo que seguir trabajando para estar al cien por ciento. Me da mucha curiosidad pensar en todo lo que puede venir. Ya voy pasando el examen, me falta la guinda. Y lo que seguirá no sé. Que sea “Charly de lujo”. ¿Está bien eso, no?

Por Alex Milberg

Fuente: El Argentino / Newsweek

Si se calla el cantor


La historia de la censura a la música popular en la Argentina se remonta sugestivamente al primer golpe militar de 1930 y se prolonga hasta la caída de la última dictadura. De las listas negras que llegaban anónimanente a las radios y las reescrituras de letras para combatir el lunfardo (esa “jerga de delincuentes a extirpar del lenguaje”), a la prohibición a través de organismos estatales de folkloristas de “peligrosa ideología”, rockeros que irradiaban “malas representaciones de la juventud” y hasta cantantes melódicos absurdamente inesperados, el recorrido delata el permanente acecho y persecusión a toda forma de expresión masiva y popular. La edición de dos libros (No toquen y La prohibición del lunfardo) ofrece la posibilidad de reconstruir esa historia y entender cómo funcionó la maquinaria de la censura, a la vez que despliegan un anecdotario insólito de episodios de todo tipo.

En un conmovedor final cinematográfico un tipo que regresa a su pueblo natal ve, solo y de un agridulce tirón, todas las escenas con tetas, piquitos y besos que habían sido censuradas durante su niñez. Salvando las obvias diferencias, la actitud por momentos asombrada, por momentos lúcida y por momentos imbécil de Salvatore en aquella escena de Cinema Paradiso podría parecerse al reencuentro plagado de emociones encontradas que hoy, a 25 años de recuperada la democracia, podemos tener con las obras y pedazos de obras que, alguna vez, estuvieron sin estar. Entre la risa, la tristeza, la admiración, la burla y el anacrónico cinismo que genera el paso del tiempo. Porque la gran incógnita es saber qué le pasa exactamente al que vuelve a esas obras tijereteadas que, si bien quisieron tirar al tacho de basura de la historia, paradójicamente terminan estando más pegadas que nunca a su tiempo, aun aquellas que no hablan específicamente de su época y todavía no se entiende bien por qué fueron censuradas. Una pregunta sería, entonces, si es posible verlas de manera independiente a la censura que sufrieron o si, por el contrario, ya quedaron inexorablemente ligadas a la prohibición y, entonces, ya no hay escapatoria ni a la sobrevaloración ni a la subestimación.

Esas preguntas, entre muchísimas otras reflexiones, despierta la aparición de dos valiosos libros que, aun con sus diferencias en análisis y estilo (uno más académico, el otro más periodístico), aproximan en su conjunto una historia de la censura de la música popular argentina, la historia del único ruido que se inventó, abominablemente, no para ser oído sino para impedir oír, el ruido que, aunque ya no lo veamos, dejó sus siniestros ecos y, por eso mismo, todavía sigue sonando.

La prohibición del lunfardo en la radiodifusión argentina 1933-1953 de Enrique Fraga (Ed. Lajouane) y No toquen. Músicos populares, gobierno y sociedad; utopía, persecución y listas negras en la Argentina 1960-1983 de M. Darío Marchini (Ed. Catálogos) confluyen, entonces, para documentar y explicar un período histórico cuya densidad resuena hasta en las cifras de los años que atraviesa: de la presidencia de Agustín P. Justo, luego del golpe de Uriburu en 1930, hasta la recuperación de la democracia en 1983, aunque sin el paréntesis que va de 1953 a 1960 (los dos últimos años del primer Perón, la llamada Revolución Libertadora y los gobiernos de facto de Lonardi, Aramburu y José María Guido). Es decir, casi medio siglo de censuras a la música argentina que van desde la Década Infame hasta la última dictadura pasando por el Onganiato y la efímera primavera camporista; desde el “no se canta” con que algunas obras llegaban a los estudios de transmisión durante el gobierno de Ortiz hasta el más implícito y siniestro slogan que caracterizó la dictadura de Videla: “silencio es salud”. Un complicado nudo entre censuras “esperables” a artistas reconocidamente comprometidos como Gieco, Mercedes Sosa y Víctor Heredia y censuras insólitas como la de Cacho Castaña, cuya canción “Si te agarro con otro te mato” (“te doy una paliza y después me escapo” repetía incansable) fue censurada por su alto contenido de violencia. O Palito Ortega, a quien le censuraron “Loco por tu culpa” (“Me estoy volviendo ‘colo’ por tu culpa/ te llamo a tu ‘saca’ y no estás/ te busco por la ‘yeca’ y no te encuentro/ decime, por la ‘cheno’ ¿dónde vas?”) por ir demasiado lejos con el lenguaje, es decir, por “contener su letra incorrecciones en el uso del idioma y ofrecer una concepción errónea de los intereses e inquietudes que sustenta la juventud”. O quien, tal vez, sea el más inesperado de todos: Camilo Sesto, a quien en 1976 el Comfer le prohibió la difusión de “Jamás” (“Jamás, jamás, he dejado de ser tuyo/ lo digo con orgullo: tuyo nada más/ Jamás, jamás, mis manos han sentido/ más piel que tu piel/ porque hasta en sueños te he sido fiel”) por “exaltar exclusivamente la forma corporal en una relación de pareja, en desmedro de aspectos espirituales que son la base misma y definitiva de la familia”.
De los bárbaros inmigrantes a los ingleses de mierda

El paradójico espacio relativo que se le abrió al rock nacional con la Guerra de Malvinas debido a la prohibición de la difusión de la música en inglés fue, entonces, el corolario imprevisto de una extensísima cadena de censuras que allá por la Década Infame tuvieron que sufrir especialmente los sucesores de “Mi noche triste”, es decir, los tangos con expresiones en lunfardo, esa “jerga de delincuentes a extirpar del lenguaje” según militares, políticos y civiles popufóbicos pero también académicos y gramáticos como Ricardo Monner Sans o Amado Alonso, exponentes todos de una ideología nacionalista fuertemente orientada hacia lo hispánico, a tal punto que, bien explica Fraga: “la concepción depuradora del lenguaje trascendía la cuestión idiomática y se entrelazaba con temas como el orden político, la cultura y la educación”.

La obsesión por eliminar cualquier rasgo del lunfardo y convertir, por ejemplo, “amurado” en “abandonado” o “bulín” en “cuartito” (ver recuadro Dónde dice...) constituyó un transformador de canciones auténticas en versiones tan anodinas como cervezas calientes sin alcohol o cafés fríos descafeinados (ver recuadro Las siniestras diferencias). Aunque, cabe destacar, la censura se extendió también a los relatos de fútbol, radioteatros, publicidades y sketchs humorísticos. Es que esa región poco estudiada de la prohibición radial del lunfardo que, según Fraga, muchos limitan al período 1943-1949, en realidad nace “a nivel legal” a partir de 1933 con el Reglamento de Radiocomunicaciones que, en su edición de 1935, prohibía tanto el uso de “modismos que bastardeen al idioma” como “la comicidad de bajo tono que se respalda en remedos de otros idiomas, equívocos, exclamaciones airadas, voces destempladas, etc”. Aun así, todo parece indicar que en el período 1943-1949 ese tipo de disposiciones fueron sistemáticamente puestas en práctica. Y en 1949, si bien no termina de manera inmediata, la veda tiene un final progresivo a partir de un notable encuentro entre un grupo de músicos populares designado por Sadaic –entre los cuales estaban Canaro, Homero Manzi, Mariano Mores y Discépolo– y el presidente Juan Domingo Perón, ferviente admirador del tango que, durante su cargo en la Secretaría de Trabajo, ya había entablado relación con varios de esos artistas. La anécdota imperdible que recupera Fraga es que, durante el encuentro acontecido ese mismo año y con la prohibición todavía latente de algunos tangos en lunfardo, Perón se le acercó a Alberto Vacarezza para soltarle un inesperado: “Don Alberto, me enteré que los otros días lo afanaron en el bondi”, lo cual además de generar la incontrolable carcajada de los oyentes le dio al lunfardo un oportuno reconocimiento y a su prohibición un tácito golpe de gracia. De hecho, pocos años después, en 1953, la promulgación de la ley de radiodifusión ya no proscribía el lenguaje popular, al mismo tiempo que empezaban a salir libros que le dedicaban al lunfardo análisis más serios y menos prejuiciosos.

Ya en el Onganiato algunas de esas prácticas de censura vuelven a brotar aunque, por entonces, el abanico de la música popular era mucho más amplio y la prohibición se extendía así al folklore, los cantantes melódicos y el incipiente rock nacional, con una intensidad y “oficialización” creciente que terminaría por desbordarlo todo a partir de los secuestros y asesinatos de la triple A y la última dictadura militar, es decir, cuando la sangre llega al río y los músicos no sólo son callados sino también desaparecidos.

Es por eso que esta aproximada historia de la censura de la música popular argentina, está como marcada a fuego, paradójicamente, por la mirada argentina hacia afuera, es decir, hacia los extranjeros: empieza con la fobia nacionalista hacia el habla turbia de los inmigrantes europeos y termina (o, mejor dicho, empieza a terminar) con la declaración de guerra a los ingleses por las Islas Malvinas.
La mecánica de la censura

Aunque muchos aspectos (decisiones y vueltas) de la censura todavía no quedan del todo esclarecidos, podríamos distinguir algunas razones por las cuales se acallaba a determinado “cantable” (tal era el eufemismo utilizado para decir “canción” y nótese, ya que estamos, la perversidad de darle ese nombre a algo que se quiere silenciar): 1) motivaciones políticas, 2) motivaciones lingüísticas, 3) motivaciones paranoicas y 4) motivaciones ridículas. En el primer grupo entraría el caso prototípico de las letras de Sui Generis. En el segundo grupo, los tangos con lunfardismos estudiados por Fraga, con la aclaración de que censurar ciertos vocablos como “bulín”, “malevo” y “milonga” significaba tachar directamente emblemas y cosmovisiones populares. El tercer y cuarto grupo están ejemplificados en estas páginas en el recuadro “Pequeñas anécdotas sobre las instituciones”.

Por otro lado, son varios los documentos que permiten entender no sólo el recurso cuasilegal que sustentaba la censura sino también los contradictorios efectos generados en los artistas y la sociedad en general, en gran parte cómplice y agente de las prohibiciones. En cuanto a lo primero, en mayo de 1946 el presidente de facto Edelmiro Farrell saca por decreto el altisonante Manual de Instrucciones para las Estaciones de Radiodifusión, una suerte de compilación de las disposiciones redactadas entre 1933 y 1946 que, además de traspasar las facultades que antes tenía la Dirección General de Correos y Telégrafos a la Subsecretaría de Informaciones, volvía a poner en jaque, tal vez con mayor maña, cualquier contaminación del idioma.

En el otro extremo de tiempo, a fines de 1977, la SIDE (dependiente de la Presidencia de la Nación) redactó para sus mandamases los “Antecedentes Ideológicos de Artistas Nacionales y Extranjeros que Desarrollan Actividades en la República Argentina”, un documento secreto que agrupaba antecedentes y fichas de compositores e intérpretes de dudosa ideología (Nacha Guevara, Víctor Heredia, Huerque Mapu y Pedro y Pablo, entre otros), y que alimentaban, día a día, botones propios y botones ajenos. En ese documento se ostentaban saberes recién incorporados: “La musicoterapia ha demostrado la incidencia de la música en la conducta de los individuos como consecuencia de la existencia de componentes sugestivos, persuasivos y obligantes en la misma”. Y también algunas teorías que, más allá de lo solemnes que suenan, desmienten la no siempre acertada idea del censor ignorante: “Para concientizar a amplios sectores de la población, la subversión inició una tarea tendiente a lograr transformar en COMUNICADORES LLAVE, esto es, personas de popularidad relativa en los medios artísticos, cuyo accionar -–siguiendo la concepción soviética del rol de escritores y artistas–- es el de verdaderos ‘ingenieros del alma’”.

Por otro lado, las listas de músicos prohibidos que confeccionaba la Secretaría de Información Pública, tal como indica Marchini, nunca llevaban membrete oficial y eran guardadas bajo llave.

Esos artilugios que empezaron siendo en el período 1933-1953 listas “caídas del cielo” y luego se fueron “institucionalizando” y organizando cada vez más, generaron confusiones de signo incluso opuesto ya que mientras en la Década Infame los compositores e intérpretes creían muchas veces que la censura se debía a la mala predisposición de ciertas emisoras, en la última dictadura empezó a suceder justamente lo inverso: cuando a los medios les llegaban las listas prohibidas, algunos productores que ya le iban tomando gusto a la situación, aprovechaban para agregar en la nómina algún que otro nombre que no les cayera del todo bien; es decir que, en cierta forma, las listas sufrían variantes de acuerdo a los distintos medios.

A propósito, un verdadero hito surgió el 23 de octubre de 1981, cuando el diario Clarín informó acerca de una lista de canciones y autores prohibidos aunque, obviamente, no en esos términos y, mucho menos, aclarando que las circulares provenían del Comfer. Algo similar había ocurrido el día anterior, aunque en un diario de menor tirada: Convicción de Massera no sólo denunciaba una “sugerencia” por parte del Comfer para dejar de pasar “Cambalache” por su “enorme escepticismo” sino que incluso le pegaba a Videla al conjeturar que “el gobierno se apresta a prohibir la desesperanza, la falta de fe y el escepticismo en cualquiera de sus formas, aun la de un tango clásico integrante, sin duda alguna, de la cultura nacional, ‘creación de todos’”. Notable convicción.

Ese tipo de confusiones terminaron convirtiéndose para los artistas en una insoportable esquizofrenia. El máximo ejemplo que puede darse al respecto es lo que sucede a partir de Malvinas. No sólo porque muchas canciones pasaron, en cuestión de días, de estar prohibidas a ser recomendables para difundir en radio, sino sobre todo porque mientras algunas canciones de determinado artista se mantuvieron prohibidas, otras fueron transformadas en emblema bélico, aun cuando la canción pretendiera a las claras lo contrario. Eso es lo que sucedió, por ejemplo, con “Sólo le pido a Dios” de León Gieco: en el oficialista semanario Somos sacaron una foto del Festival de Solidaridad Latinoamericana, superpuesta a la figura de un soldado y el siguiente texto: “Sólo le pido a Dios que la guerra no me sea indiferente/ León Gieco”. Una guachada por donde se lo mire, incluso reconociendo que el primer verso (en especial por la palabra “indiferente”) de aquel éxito de Gieco puede sonar muy raro, es decir, se puede sacar muy fácil de contexto.
El otro cambio, los que se fueron

Una riesgosa manera de leer No toquen de Marchini es encandilarse con las innumerables anécdotas que va soltando a lo ancho del libro. Otra vez, aquello del reencuentro con las obras censuradas y el entrecruzamiento de la lucidez y la necedad. Algunos episodios generan incluso fuertes sensaciones de simpatías y antipatías ante los músicos censurados de las que no es fácil abstraerse. Entre las simpatías, el que indudablemente está a la cabeza es Charly García, incluso en el contexto de desprestigio que él mismo fomentó antes de su internación. Días antes de los shows despedida en el Luna Park, Sui Generis se presentó en Montevideo donde también había bastante represión, por lo menos la suficiente para que, luego de que cantaran “Botas locas”, la policía se llevara en sus camiones celulares a gran parte del entusiasmado público. Cuando el grupo llegó al hotel los esperaba una comisión militar para interrogarlos. Para hacerla corta, Charly no sólo se hizo cargo absolutamente de la situación, diciendo que sus compañeros no conocían las letras de las canciones sino que incluso terminó convenciendo a un oficial de que no había cantado “si ellos son la patria yo soy extranjero” sino “si ellos son la patria yo me juego entero”. Otro que despierta mucha simpatía, aunque para los menores de treinta años es, en el mejor de los casos, un desconocido de siempre, es Piero. Entre muchas otras cosas por haberlo hecho llorar al mismísimo Caetano Veloso como invitado durante un recital del astro brasilero sobre el escenario de Obras en 1981, y luego de cantar “Carnaval del estar bien” de Miguel Cantilo.

Otras anécdotas generan, por su parte, una profunda sensación de límite existencial: huidas y giros ante amenazas de muerte que terminaron bien pero dan la sensación de haber podido cambiar considerablemente la historia. Así, por ejemplo, la “advertencia” que la Triple A les dio, por marxistas, a Nacha Guevara, Luis Brandoni y Horacio Guarany desembocó, al menos como lo cuenta Marchini, en un cinematográfico escape en el cual Norman Brisky y su esposa, por llegar tarde a Ezeiza, tuvieron que implorar para poder subirse en el avión de las 19:00 con destino a Lima. Otra gran salvada tuvo otra vez como protagonista a Piero, también intimidado por la Triple A aunque, en este caso, el aviso lo recibió luego de salir corriendo de la cama, por intermedio de su hermana Gabriela, a la que un ex novio le acababa de tirar el dato de que estaban a punto de matarlo. Sin sacarse siquiera las lagañas y con lo primero que encontró a mano, el músico y su hermana se refugiaron en casa de sus vecinos Arturo Puig y Selva Alemán, desde cuyo balcón vieron dos ansiosos Falcon sin patente. Algo parecido le sucedió a Moris quien, junto a su esposa y el por entonces niño Antonio Birabent escaparon con lo justo a España dos días después de que, a fines de 1975, incendiaran La Rueda Cuadrada, el pub de San Telmo donde, por ese entonces, tocaba uno de los próceres del rock nacional. Otro que se salvó casi de milagro fue Marcelo Moura, gracias a esa despolitización que, en determinado momento, solían asumir algunos músicos: parece que el futuro tecladista de Virus era delegado en su curso en el Colegio Nacional de La Plata a comienzos de 1976, aunque pronto se pudrió y abandonó el cargo, zafando del secuestro de los siete delegados que luchaban por el boleto estudiantil, de los cuales únicamente sobrevivió Pablo Díaz. Moura no sólo se salvó “milagrosamente” de las consecuencias de La Noche de los Lápices sino que, un año después, su hermano Jorge (el mayor de los Moura) pasaría a engrosar la lista de desaparecidos durante la última dictadura.

Todos episodios de borde existencial que, unidos a aquellas otras anécdotas hilarantes sobre canciones ayer censuradas, hoy ingenuas, tras medio siglo argentino, desembocan nuevamente en las emociones encontradas con que se mira, entre la perplejidad y el reconocimiento, una historia donde la inocencia y el terror aún conviven.
Pequeñas anécdotas sobre las instituciones
Si bien la risa ante las supuestas incapacidades de los militares para detectar material subversivo muchas veces impide analizar a fondo su organización, es indudable que algunas de las prohibiciones fueron risibles y, a veces, telenovelescas, como el cachetazo que un policía le propinó a Emilio Del Guercio, luego de que el integrante de Almendra le sacara la lengua. A continuación algunos de esos momentos:

Recién llegada al país, en febrero de 1982, Mercedes Sosa se atrevió a cantar durante uno de los recitales que compartió junto a José Luis Castiñeira de Dios, Omar Espinosa y Domingo Cura una de sus canciones prohibidas, “La Carta”, gesto que creó una atmósfera de euforia y confusión: como ninguno de los músicos se atrevía a largar, ella tuvo que empezar sola pero acompañada por su bombo hasta que los demás se fueron acoplando.

Joan Baez vino dos veces a la Argentina (en 1974 y 1981). En la primera lo absurdo fueron las preguntas de algunos periodistas apenas llegó (si conocía la carne pampeana o le gustaría acostarse con un argentino). La cuestión es que tiempo después el Comfer prohibió difundir los temas “Esquinazo del guerrillero”, “Las madres cansadas” y “No nos moverán”, todas atribuidas a su autoría aunque la última formaba parte del cancionero popular español. En la segunda visita de Baez la censura fue implícita: invitada a nuestro país nada menos que por Pérez Esquivel, la cantante norteamericana no pudo volver a tocar en ningún lado aun cuando propuso hacerse cargo de todos los gastos.

En el año ’74 León Gieco sufrió un pedido de arresto al día siguiente de que canal 7 emitiera imágenes grabadas suyas cantando “John, el cowboy”, cuya letra decía en una parte: “Un día en un caballo muy viejo/ enterró al sheriff de ese lugar;/ sobre su tumba puso un dólar y una placa/ diciendo ladrón./ En pocos días/ mató a los ayudantes/ y ahorcó al señor juez,/ tiró tres tiros al aire y dijo/ que el pueblo estaba en libertad”. La razón era que, días antes, Montoneros había matado al comisario y jerarca de la Triple A, Alberto Villar. El concierto en cuestión había sido grabado días antes del atentado.

En el año 1972, en su programa radial El son progresivo , Miguel Grinberg pasaba temas instrumentales aunque con nombres castellanizados para zafar de las restricciones a la música extranjera. Así, por ejemplo, los oyentes podían escuchar distintos temas de Francisco Zappa. En abril de ese año, Federico Rivanera Carlés reportó un serio inconveniente en una emisión de ese programa. “El último sábado, alrededor de las 18:10 hs., por espacio de 70 segundos se escucharon cantos de pajaritos superpuestos con una banda musical. Tal manifestación podría ser un mensaje en clave para una organización insurgente subversiva”. La canción en cuestión era “Varias especies de pequeños animales de piel reunidos en una cueva haciendo amistad con un picto” de Pink Floyd.

Alrededor de 1978 el Comfer vetó una emisión de Dulces y pomelos, ciclo de rock de Radio Belgrano, por incluir la canción “Credulidad” de Luis Alberto Spinetta e interpretada por Pescado Rabioso. El problema era la frase “las uvas viejas de un amor”, que fue entendida como una imagen que hacía referencia a los testículos del macho de la especie humana...

A comienzos de la década del ‘40 Vicente Crisera, un ex cantor de tango al servicio de la Dirección de Radiocomunicaciones, le censura al letrista Leopoldo Díaz Vélez la canción “Club de barrio”, que ya había sido editada por Fermata. El motivo era que Hansen, el lugar al que hacía referencia la canción, era un prostíbulo.

En 1980 prohibieron otra canción de Gieco, “Canción de amor para Francisca”, aunque la llamaron “Canción de amor para Francisca y su hijita”. En este caso el problema fue que el oficial a cargo del operativo estaba celoso de Gieco porque su fanática novia no paraba de hablarle del santafesino.

Donde dice debe decir...
Algunos lunfardismos censurados en la circular N° 136 publicada en el Boletín de Correos y Telégrafos N° 3207, el 18 de junio de 1943 y firmada por el interventor de Radiocomunicaciones Humberto Farías: Gayola: prisión
Enfarolarse: vestirse elegante
Un liendre: vivo/listo
Estufo: aburrido/cansado
Comisería: comisaría
Darse dique: alabarse
Grupo: mentira
Leones: pantalones
Tololo: tonto
Grévano: italiano

Las siniestras diferencias
Paradójicamente, y no tanto, hoy muchas versiones de tangos reescritos postcensura o cuesta mucho conseguir o resultan directamente inhallables. A continuación la reescritura de un célebre tango censurado por su alto contenido lunfardo y las alusiones al alcohol, sexo, y mujeres.

Los mareados (1942)
Letra de Enrique Cadícamo
Música de Juan Carlos Cobián

Rara...
como encendida
te hallé bebiendo
linda y fatal...

Bebías
y en el fragor del champán,
loca, reías por no llorar...

Pena
Me dio encontrarte
pues al mirarte
yo vi brillar
tus ojos
con un eléctrico ardor,
tus bellos ojos que tanto adoré...

Esta noche, amiga mía,
el alcohol nos ha embriagado...
¡Qué importa que se rían
y nos llamen los mareados!
Cada cual tiene sus penas
y nosotros las tenemos...
Esta noche beberemos
porque ya no volveremos
a vernos más...

Hoy vas a entrar en mi pasado,
en el pasado de mi vida...
Tres cosas lleva mi alma herida:
amor... pesar... dolor...
Hoy vas a entrar en mi pasado
y hoy nuevas sendas tomaremos...
¡Qué grande ha sido nuestro amor!...
Y, sin embargo, ¡ay!,
mirá lo que quedó...

En mi pasado (1943)
Letra de Enrique Cadícamo
Música de Juan Carlos Cobián

Separémonos sin llanto
y esta escena no alarguemos...
Es preciso que cortemos...
Mas te quiero tanto y tanto...

Nuestras almas se entendían
y ahora ¿adónde, adónde iremos?
Donde quiera sufriremos
porque ya no volveremos
a vernos más...

Hoy vas a entrar en mi pasado,
en el pasado de mi vida...
Tres cosas lleva mi alma herida:
amor, pesar, dolor.

Hoy vas a entrar en mi pasado
y hoy nuevas sendas tomaremos.
Qué grande ha sido nuestro amor
y, sin embargo, ay,
mirá lo que quedó.

Sufriremos algún tiempo
y después vendrá el olvido.
Tu serás la que antes fuiste,
yo seré el que antes he sido.
Han de hablarte mis amigos
y al contarme que me nombras,
con el alma envuelta en sombra,
¿Cómo está mi amor de entonces?
preguntaré.


Por Juan Pablo Bertazza, Publicado el 14 de Diciembre de 2008

Fuente: Página 12

Indio Solari: "Charly y las drogas"

"¿Qué puedo agregar sobre el hombre de la salud de hierro? En definitiva, deseo lo mismo que todo el mundo, que esté bien. Lo que no sé es el estado en el que él se siente bien. Si bien no creo en el artista existencial, en aquel que tiene una vida desesperada, que se pincha y se corta y se tira para crear algo, en lo personal no sé cuál es el estado ideal para una vida. Sobre todo en un país donde hay una teoría de la drogodependencia que pone el punto más en el objeto sustancia que en el sujeto persona. En definitiva, hay que ver cómo lo ayudan, porque acá hay una tradición del tratamiento de la drogodependencia con discriminaciones de tipo legales y policiales. Se cree que a la gente se le puede ordenar curarse y mezclan a todos en un mismo paquete."

Fuente: La Nación

jueves, diciembre 18, 2008

Del infierno a la felicidad

El músico mendocino Tito Dávila y los productores de su último show en la provincia (el anterior a su caída) visitaron a García en la estancia de Palito Ortega, donde Charly reside y compone. Impresiones de un nuevo resurgir.

Tenían una misión. Así lo sentían los productores del último show de Charly García en Mendoza (sí, el recital que terminaría en el escándalo más sonado en la no menos escandalosa historia del talentoso rockstar).

Ellos, los dueños del pub Cacano (Alejandro Galeano y Alejandro Cabanillas), habían guardado los instrumentos grafiteados y las pertenencias del artista mientras estuvo internado. “Ahora era el mejor momento para devolverlos”, asegura Galeano en comunicación telefónica desde Capital Federal. Se refiere, claro, a estos días idílicos que vive Charly, quien ya está componiendo, repuesto de su colección de adicciones, en la estancia que Palito Ortega tiene en Luján, Buenos Aires.

Así fue como, invitados por su propietario, los empresarios mendocinos y el músico local Tito Dávila (parte del staff de Andrés Calamaro) pasaron el martes toda una tarde en el campo-estudio de grabación de los Ortega.

“Charly está fantástico -completa Galeano-. ¡Está gordito! Con buen semblante, muy metido en su laburo. Nos recibió detrás de la consola de grabación, donde está creando. Nos agradeció muchísimo que le hayamos llevado hasta allá sus instrumentos”.

Tan feliz como Charly está Palito -otro músico que ha vuelto al oficio, de hecho los detalles del reencuentro lo pactaron en una visita que Ortega realizó a Mendoza para presentarse en una fiesta privada-. “Palito nos comentó que Charly está bien, contenido. Palito hace esto porque lo siente, no hay otro tipo de interés; nada más que excelente onda”, cierra Galeano.

El músico mendocino Tito Dávila, ex Enanitos Verdes, y actual tecladista de la banda de Andrés Calamaro, fue parte de la “delegación mendocina” que visitó al del bigote bicolor.

“Lo vi muy tranquilo, recuperándose, bien cuidado. Esa fue la impresión. Con Charly nos conocíamos, ya que en España habíamos grabado algunas cosas. Más allá del personaje que es, me alegra que alguien que pasó lo que él tuvo que pasar se recupere”.

El propio Ortega difundió hace poco una carta abierta donde festejaba la recuperación de su amigo: “Estoy escribiendo esta carta mientras vos, contra todos los pronósticos, estás tocando el piano en el estudio, le pedís al ingeniero de sonido que te grabe y, con una voz más clara que nunca, cantás, cantás una y otra vez, la bellísima melodía que escribiste anoche. Una frase de esta nueva canción queda revoloteando por todo el estudio: ‘Aunque no pierda la esperanza, a veces con vivir no alcanza’. No te apures, amigo. Ya estás nuevamente de pie”

Fuente: Diario Los Andes

Charly García: mucho más fuerte


Quién te ha visto y quién te ve. Hace seis meses, el rockero más popular de la Argentina parecía estar deshauciado por los medios. Hoy las fotos publicadas, las primeras después de mucho tiempo, dan cuenta de una asombrosa resurrección.
Las fotos dan cuenta del milagro. Se ve a un Charly García con mirada cristalina, pelo con corte moderno y prolijo, bigote pulcro y recortado, vestido de traje, y si bien la foto no lo muestra, debajo de la comisura de sus labios hay una sonrisa casi perfecta (afortunadamente sus arreglos odontológicos son sutiles y no dan idea del dracu-dracu). Ha recuperado peso, unos diez kilos aproximadamente. Está pintón, y nadie le daría 57 años de no ser porque es público que nació en 1951.

Sin embargo, seis meses atrás no se podía decir lo mismo, cuando lucía desbordado, en una camilla, trasladado a la fuerza de un hotel mendocino a un hospital, en un derrotero que lo llevó primero a una clínica cuyana, después a la habitación reservada a los presidentes en el Hospital Argerich de Buenos Aires, al día siguiente a la clínica Dharma, dos meses más tarde al campo de Palito Ortega en Luján, en cinco días al sanatorio Güemes, en 48 horas a la clínica Abril, y después, ya cercano a su cumpleaños, pudo ser dado de alta y establecerse con propiedad nuevamente en el campo de Luján.

¿Quién hubiese resistido tanto cambio en tan poco tiempo? Quizás sea difícil imaginarse la magnitud del infierno por el cual atravesó Charly García. Cambiar de clínica no es como mudarse de habitación de hotel. Es volver a empezar un circuito, a tener nuevos tratamientos, nuevos medicamentos, nuevas opiniones, explicar todo de vuelta. Es desgastante.

Sin embargo, henos aquí, hoy 18 de diciembre de 2008, hablando de él. Y hablando bien. Ya no es la misma retahila de quejas por escándalos, violencia y desilusiones. No, esto tiene otro color. Uno puede imaginarse un 2009 mejor para García, aunque más no sea porque ningún año podría ser peor que el 2008 para él. Pero tampoco es eso.

Uno puede ilusionarse con que, por fin, Charly García pueda encontrar su propia felicidad. Más allá de que vuelva a los escenarios, porque a los estudios ya ha vuelto, y hay cinco canciones grabadas a las que le faltan solo puntadas finales. García despertó mucha irritación con sus desplantes eternos durante casi dos décadas. Pero también es un artista que se ganó el cariño de todo el público, y salvo los moralistas de siempre, el que no lo quiere al menos respeta sus galardones musicales, que los tiene en abundancia y en toda regla.

A estas alturas, uno se conformaría con que el hombre que está detrás del artista sea feliz. Porque eso es lo principal para que las cosas prosperen. No hay que apurar conciertos, discos ni compromisos públicos. Él sabrá cuando se siente fuerte y al ciento por ciento, y cuando eso suceda, las cosas se darán naturalmente.

Pero para que la esperanza fuera algo más concreto que una expresión de deseos hacía falta una prueba tangible, y las fotos publicadas por la revista Gente, son esa prueba que tanto esperábamos, de que el queridísimo Charly García está recuperándose bien de un año que casi nos priva de él.

Sergio Marchi

Fuente: 10 Musica

miércoles, diciembre 17, 2008

Así será el nuevo disco de Charly García

Como se sabe, Charly García pasa sus días entre la piscina y el estudio de grabación de "Mi negrita", la quinta de Palito Ortega en Luján. Por estos días, Fernando Samalea, baterista, pianista y amigo personal del músico, adelantó como será el nuevo disco. “Hay canciones hermosas, melodías bajadas del olimpo. ´Deberías saber por qué´ es una canción que va camino al inconsciente colectivo. La compuso mientras estaba internado y la grabó después, mayormente con Pedro Aznar". / Continúa.
Otros tema que estarán en su nueva placa, como ´Yo ya sé´ y ´Aquella Medicina´ tienen destino popular” aseguró. Samalea explicó a la revita Rolling Stone que aún no saben si el resultado de estas grabaciones será un disco nuevo o un ´demo deluxe´.

Tampoco descartó que todo este trabajo sea tan solo una distracción terapéutica que de lugar a otro disco a futuro Aún así, el músico, que participa del disco junto a otros invitados como Zorrito Quintiero, Nito Mestre y hasta el mismo Palito, aseguró que este material “no se compara con nada que Charly hayla hecho antes”.
“La instrumentación es minimalista y contundente; un teclado, guitarra eléctrica, bajo, batería acústica y tres voces” adelantó para terminar reflexionando: “hay buena estrella y mucha esperanza…”

Fuente: Puro Show

lunes, diciembre 15, 2008

Charly García, lo podrido, la verdad y la polución

Si bombardearan Buenos Aires, ¿quién tendría la culpa?

La gente debería ser responsable de sus actos. Y antes de hacer algo que pueda acarrear mal a muchas personas, habría que preguntarles a esas personas qué precio están dispuestas a pagar. Es una cosa que yo practico: tratar de ver qué alcance tiene lo que hago, y si haciéndolo hiero a alguien...

¿Es que nunca quisiste herir a nadie?

No. Conscientemente, no. Creo que es mejor convencer que agredir. Sin embargo, me parece que siempre hay más gente que está a favor que en contra, aunque no lo hago de una forma racional. Todos se meten en sus trabajos, en la política, los militares con los militares... Son mundos "cerrados" y cada cual tiene su código. Pero creo que siempre la verdad triunfa, de alguna manera. El mal puede durar cien años o doscientos, pero si uno mismo está bien... La libertad está dentro de uno, y por más que los de enfrente no quieran que nosotros seamos libres, podemos igual.

A veces no es tan fácil como lo pintás...

No, no es fácil. Por eso te digo que uno tiene que hacer algo bueno, algo que sea útil para los demás. Por lo menos algo que no tire polución. Sé que mi próximo disco va a ser escuchado por miles y miles de personas, y a partir de ese convencimiento, mi trabajo es no dar información "rara" ni poluir el ambiente. Prefiero no decir nada, a decir algo que me "convenga personalmente", y con eso deformar a alguien.

Escuché "Pena en mi corazón" (o mejor dicho, "Yo no quiero volverme tan loco", el nuevo título) en diciembre, en el Coliseo. En casi un año cambiaron algunas cosas. ¿O no? ¿Tiene más o menos vigencia?

Tiene la vigencia del momento en que la compuse, y sigue siendo lo que pienso ahora. Era un rock muy acelerado y terminó convirtiéndose en un rock a "mitad de tiempo". Le bajé la velocidad. Porque lo que pretendo decir es "basta", que yo no quiero volverme tan loco. No, dejó de ser un rock’n’roll. No es muy alegre...

En este tema está todo lo que "no querés"...

Sí, está todo lo que no quiero. Mirá, yo solo me las arreglo bastante bien, así que por lo menos quiero que no me jodan en las cosas básicas, como dejarme ir a comprar el pan. De alguna manera es “egoísta”, pero creo que todos necesitan esas cosas, trabajar tranquilo, que te dejen vivir en paz. Después, cada uno verá en qué quiere andar, pero creo que la mínima libertad de una sociedad civilizada es que dejen a la gente tranquila.

Puede interpretarse como una obviedad, pero realmente ¿no estamos acostumbrados a no estar tranquilos?

Sí, creo que sí. A la vez este lugar tiene polenta. Podría ser un país impresionante, no está tan podrido. Está podrido porque hay un sector de gente repodrido que se resiste a largar el estofado, pero se les va a caer solo. Va a llegar un momento en que la verdad se va a imponer. No te digo que va a venir Dios a arreglar todo; te hablo de "la verdad", de que dos y dos son cuatro. Este país en el fondo tiene tantos tocos; tiene tocos de represión mental, tendría que producirse un "destape". Todos se descontrolarían un poco y después se quedarían tranquilos, como tiene que ser. Hay mucha gente impresionante acá, la vibración es buena a pesar de todo.

Y las dificultades a veces ayudan a crear...

Cuando pasó lo de las Malvinas y empezó la guerra, el 2 de abril, empecé a grabar la música de "Pubis angelical". Me encerré en un estudio un mes, y de la guerra me enteraba cuando iba al bar de al lado... Un día me acuerdo que pasaron un "comunicado", y todo el mundo en el bar se calló —un bar de la avenida Santa Fe, todo pituco. Me hacía acordar al "Huevo de la Serpiente"-. Una locura. Entonces rogué que no bombardearan Buenos Aires y seguí haciendo mi trabajo, aunque se cayera el mundo a pedazos al lado mío. Porque es lo único que me interesa hacer, y lo único que me salva. Si me enganchara con lo que pasa afuera, me volvería loco.

Más de uno dirá que sos un escapista...

¿Pero por ejemplo? ¿A qué le vas a dar más bola? ¿A la guerra o al amor? Es así. Ya sabemos que hay guerra. Pero a nosotros no nos preguntaron acerca de la guerra. Yo les hubiera dicho que no, si me hubieran preguntado. Porque cuando nosotros empezamos a tocar rock, los tipos estaban con toda la tecno, y no se puede ir con un Geloso a tratar de ganarle a un MCI de 24 canales digital. Entonces, por lógica, no. Y como la situación no es muy lógica, es absurda, trato de conectarme de alguna manera con la verdad. Y para mí la verdad en este momento es hacer buena música. Los pibes que escuchan rock creo que siempre estuvieron así, medio colgaditos, tratando de atender otra cosa. Porque de otra forma es masoquismo puro. Es horrible ser un pibe y que te llamen para ir a pelear; a ellos no les preguntaron nunca. A nosotros nos llamaron para hacer un Festival de la Solidaridad e hicimos un festival por la paz; y nuestro mensaje fue paz, algo de paz, ¡No nos maten más, loco! Yo no necesito padres, ni líderes, ni nada. No me importa; ni quisiera saber quién es el Presidente. Realmente no me interesa para nada, con tal de que pueda comer y pagar mis facturas. Que los de arriba se ocupen de eso, de que uno pueda vivir más o menos bien y chau. Porque, total, ¿cuál es? Es ésa, vivir en ésa. Comer, mirar el sol, componer, trabajar, tener una mujer, criar un hijo. Mucho más que eso no es. Entonces por lo menos que nos dejen hacer eso.

Para eso habrá que votar...

Sí, más bien. Va a haber que votar...

Para vos será fácil, porque ya votaste alguna vez. Para mí es una perspectiva medio infernal...

(Risas) Yo voté una vez y voté cualquier cosa. Y otra en Sadaic, por Gieco, pero perdió. Pero, ¿cuál es el problema? Vos te vas a dar cuenta de cuál viene más o menos bien, y vas a votar al menos malo. Porque uno que piensa como vos, seguro que no va a haber.

Y yo que me hacía ilusiones...

No hay ninguno que piense como vos; la gente no tiene que pensar toda igual... Lo interesante es que cada uno piense como piense, pero que siempre se respete el lema de no reventar al vecino; eso es fundamental. Que los de arriba sepan que los beneficiarios o víctimas de una ley son las personas... Mientras piensen así, mientras lo sepan... Pero la política es una cosa totalmente corrupta. Hay gente buena, todo lo que quieras, pero hay que guiarse más por los pensamientos políticos o filosóficos que por las personas en sí. No sé los partidos qué pueden inventar ahora. De izquierda con tres toques a la derecha, "pero que sí que no...". No sé. Yo pienso votar al tipo que me parezca más inteligente y más normal. Si sale un hippie enloquecido que quiere cambiar todo, seguro que tipo que pueda hacer durar una situación normal diez años para que toda la gente se compre su casita y trate de vivir un poco en paz. Y después preocupémonos por si la Argentina tiene que ser socialista cristiana o marxista psicodélica. Eso que venga después.

¿ No te parece terrible que un movimiento pacifista como el rock se empiece a escuchar masivamente a causa de la guerra?

El otro día en una radio me querían hacer decir que gracias a las Malvinas todo se mejoró. Creo que ese concepto es horrible, que es lo menos. A la vez los argentinos tenemos esa forma de pensar que decías hace un rato, que nos bancamos cualquier cosa, que marcamos cuatro y seguimos. Yo no me voy a olvidar de esto, de quiénes hicieron esto y por qué lo hicieron. No me voy a olvidar. Por eso te digo que vivo un poco de la cama al living, o dentro del estudio. Porque no quiero planificar mi vida al compás de la realidad absurda que me rodea. "Hoy es el día de la guerra, mañana es el día del Mundial, pasado viene el Papa...". Y estamos todo el tiempo mirando eso, algo que no entendemos, que no sabemos por qué... Las cosas importantes son otras. Las cosas que van a durar años serán las canciones, los libros, la gente, las familias. El Papa vino acá, mató, lo vi por televisión, pero era lo mismo que cuando fue a Inglaterra o al Africa. Por ahí cuando vino acá estaba un poco más triste, me pareció.

¿Y la gente siempre está lista para mirarlo todo?

La gente está, siempre está. Viene el Papa y van millones de jóvenes... Pero no hay nadie cuando los pibes quieren hacer lo que quieran hacer. Para ir a hacer de claque, fenómeno... Pero yo no soy claque de nadie. Está bien que haya ido gente a verlo, tal vez yo también hubiera ido. Pero mataría que hubiera sido otra cosa, que lo hubiéramos llamado nosotros para que nos conociera. Vino por una causa rara que la gente no entiende. Con lo de las Malvinas me agarró un miedo terrible. El patriotismo y todo eso también lo tuve, salió afuera, lógico... Pero nunca dejé de pensar que era una locura. Siempre me sentí argentino. No necesito que me digan “estamos en guerra, sea argentino”. Soy argentino porque lo soy, porque nací en Buenos Aires. Mezclar las cosas no tiene nada que ver.

Y al rock argentino parece que ahora todo le va mejor, de alguna manera. ¿O nos equivocamos?

No, parece que sí. Me alegra mucho escuchar rock por la radio, prender la radio escuchar de todo. Me parece bárbaro, me despego del tocadiscos. Es totalmente positivo, no como decía la gorda ésa...

¿María Martha Serra Lima?

Sí, dijo en un reportaje que el rock era un asco, que no se podía difundir por radio. No sé bien qué se cree, pero canta horrible. Me hace acordar a hoteles alojamiento. Yo prefiero escuchar música que me ponga un poco nervioso, antes que escuchar "música de pizzería". No digo que no haga lo que hace, que haga lo que quiera, pero que no hable.

De vos hace mucho tiempo que nadie habla mal. ¿Cómo te caen los periodistas de rock?

Los periodistas se empiezan a poner sosos cuando se dan cuenta de que no tienen poder para manejar al artista y dirigir su carrera. Por ejemplo, todos menos vos masacraron el disco de Pedro (Aznar) en las revistas, y el disco de Pedro vende mucho más que cualquier grupo ya establecido. .. En "Pelo" dijeron que era aburrido, y en el "Expreso" hicieron una crítica que me pareció muy divertida, o en lugar de tres estrellas merecía cinco. Hay que resaltar la música más allá de quien la hace; tal vez esos tipos conocen a Pedro y tienen una idea equivocada de él. Pedro no es aburrido; como dice "Pelo". A mí me resulta más aburrida "Pelo". La gente ya no le da bola al chusmerío, ¿sabés? "Pelo" escribió que yo estoy "mezquinando mi talento en pos de una reunión de Serú Girán" (risas) y yo me olvidé de Serú Girán y estoy grabando como un loco... Ellos en vez de preocuparse en llamarme y que yo les cuente, con buena onda, esperan que vos —como sos una estrella— tengas un equipo de informaciones y los invites a tomar el té al Plaza. Y eso es una deformidad. No es que tenga algo en contra; me parece divertido que "Pelo" se ocupe de las estupideces que hacemos nosotros. Parece "El Gráfico", pero para esos chiquititos a los que les gusta "Kiss" y los posters ésos, pero no.

A veces se dan cuenta de que no pasan de ahí y les falta nivel, y entonces atacan lo que tiene nivel. A mí me decían "antiguo". ¿Antiguo? ¿Quién es más antiguo? Yo no me siento antiguo porque haga un tango o un chamamé en lugar de new-wave pop-jazz-funk- neo-gay. Yo me siento capaz de hacer todo eso, si tengo nivel.

¿No te hartan tantas divisiones y especificaciones musicales? Que si hacés new romantic, que si hacés pop o pep...

En un reportaje de esos grandes de Humor leí a un tipo que decía que "no hay que escuchar a Chick Corea antes de haber escuchado a Gershwin". Se dicen tantas estupideces en este país... Como acá no se permite la locura, y no se permite la chispa, entonces si querés ser músico tenés que "aprovechar los silencios", o "no mezclar...". ¡Má sí! ¡Mezclá el tango con el folklore, con el rock, hacé lo que quieras! ¿Por qué no, loco? ¡Si no le estás haciendo mal a nadie! Hay que dejar de abrir escuelas para que vayan tarados y se anoten a aprender cómo se debe tocar la música argentina. No existe, que la hagan de frente. Y si no quieren imitar a nadie, mejor.
Pero de esos maestros, de esos profesores de música... basta. No hay nivel acá para eso. No hay tipos que tengan nivel, no hay Chick Coreas. Y si te encontrás a un tipo como Corea, nunca te va a dar una clase de música, porque se caga en todo eso, en el Berklee-System. Tenemos que ser grandes, pero grandes al nivel de acá, a nivel traperos, aprovechar las ondas que tenemos e ir para adelante y bien...

¿Qué es lo que quisieras?

Quisiera que toda la gente estuviera contenta, así yo no me sentiría tan culpable de estar contento.

Fuente: Revista Humor, publicado el 18 Septiembre 1982

martes, diciembre 02, 2008

Charly hoy: escribe Palito Ortega


La hondura de la persona es misteriosa, inefable e inescrutable, incluso para la propia persona, cuando intenta, por introspección, aplicar la autodefinición. Por lo tanto, considero inútil intentar en esta carta dimensionar la hondura de tu persona.

Cierta vez un hombre recorrió un largo camino para visitar a un viejo Maestro. Cuando le preguntaron si se había tomado toda esa molestia para recibir las enseñanzas del Maestro, respondió: "No. Sólo quería ver cómo se ata los zapatos".

Vos y yo también recorrimos un largo camino. Vos y yo ya sabemos dónde nos aprietan y cómo duelen los porrazos cuando nos pisamos los cordones. Ya sabemos que, cuando uno conoce y reconoce que la realidad del hombre encierra dentro de sí tanto lo mejor como lo peor, se está volviendo hombre.

En nuestra vida natural, la vida ocurre, es un ocurrir; la vida nos sucede. La vida es sólo vida vivida. Sabemos que, cuando se hace lo mínimo posible, puede uno mantenerse "perfecto". Hacer mucho representa el peligro de cometer errores. Entonces, como es natural, el hombre real es más rico: comete muchos errores porque siempre se embarca en nuevas aventuras.

Los intachables nunca se equivocan, pero tampoco son originales ni creativos, porque para serlo hay que intentar cosas. Lo mínimo te lleva a la perfección y éste no fue ni será tu caso. En definitiva, para algunos, la conformidad es una virtud: siguen el ritmo que les marcan otros, aunque sean inferiores a ellos. Toda su virtud, su moralidad, se basa en que los demás tengan una buena opinión de ellos, y éste tampoco es tu caso.

Por muchos años transitamos caminos diferentes, hasta que una noche comíamos con mis hijos Julieta y Luis cuando llegaste y te abrazaste con ellos. Luego me miraste y con una sonrisa de niño que acaba de hacer una travesura me dijiste: "Palito, no nos peleemos más". Ese compromiso quedó sellado con un abrazo tan largo que parecía una necesidad de recuperar el tiempo perdido.

No creo en la casualidad porque todo acontecimiento está determinado por acontecimientos anteriores y puede, teóricamente, hasta ser predicho. Por algo estoy escribiendo esta carta mientras vos, contra todos los pronósticos, estás tocando el piano en el estudio, le pedís al ingeniero de sonido que te grabe y, con una voz más clara que nunca, cantás, cantás una y otra vez, la bellísima melodía que escribiste anoche. Una frase de esta nueva canción queda revoloteando por todo el estudio: Aunque no pierda la esperanza, a veces con vivir no alcanza.

No te apures, amigo. Ya estás nuevamente de pie. Ya estás escribiendo canciones tan bellas como aquellas que un día te permitieron entrar al Cielo de los elegidos para siempre. Recorrimos un largo camino, ya sabemos que en la virtud nada es excesivo y que en el placer lo excesivo es perjudicial; ya sabemos cómo duelen los porrazos cuando nos pisamos los cordones mal atados. Por lo tanto, querido amigo, no debemos permitir que el pasado retrase un solo paso hacia el futuro y, sobre todo, que ninguno de los dos perturbe un solo segundo de este luminoso presente.

Un abrazo, Ramón

Posdata: Perdón. ¡Qué alguien les avise, porque me fui del estudio y no les dije a Charly, a León, a Nito, al Zorrito, a Samalea, al Negrito García López, a Pedrito Aznar, a Fernando y a Kabusacki que dejen un momento los instrumentos y que vengan al quincho porque el asado está listo!

22 de noviembre de 2008.

Fuente Rolling Stone

Yo tengo algunos amigos, no entorno


En quince dias sale a la calle su nueva producción "El Aguante".
En un reportaje exclusivo para "LA RAZON", el artista habla de su música, de las traiciones y de los que lo quieren matar.

Está sentado en un cómodo sofá y juega con sus anteojos una y otra vez, como un niño. El mismo tipo que alguna vez cantó "tendré los ojos muy lejos y un cigarrillo en la boca", esta pensando en nada y acaba ensayar para un show que dárá en apenas minutos.

La imagen de García se aproxima a la que todos sus seguidores quieren ver: está enchufado para tocar en vivo los temas de su próximo disco (El Aguante, que sale en quince días), se lo ve más tranquilo y goza de buena onda Stop. Habla, como es su costumbre, entre paréntesis, frases profundas, tal vez
inentendibles en un principio pero con mucha lucidez, "Tengo sentimientos encontrados con el disco nuevo" remarca en un comienzo. Porque si te hablan muy bien del disco... (Se toma unos segundos para su idea) Me parece una tanda comercial.

Está hecho con el concepto Say No More (Nota: denominación que se puede traducir como "No digas más nada" o "Está todo dicho" y que es el nombre de un
disco suyo y de su productora).

"Es más entendible... qué sé yo... a mí me encanta. No tengo hijos preferidos, todos me gustan y este también."

Es un estilo de vanguardia por el cual no está dispuesto a volver atrás...

(Piensa) Es como convertira una persona en dos. Dejar de ser Charly Garcia aunque Say No More es lo mas Charly que hay. En un momento dije "Estoy podrido de terminar discos y escucharlos llorando solo", Charly García ya no vale, dejó de ser un sello para la Ley de Propiedad Intelectual.

-¿Vender diez mil o cien mil CD es lo mismo?

—No (ríe). Claro que no es lo mismo.

Uno tiene conciencia de lo que hace. Yo sé cuándo voy a vender mucho y sé cuándo voy a vender menos, No es casualidad. La compañia grabadora no tiene ninguna injerencia sobre lo que hago.

Es como Luis (Spinetta): él sabe que va a vender quince o veinte mil discos. También se da sus gustos. Hay otros que para vender cien mil tienen que hacer concesiones. Este disco, El Aguante, va a vender... tal vez haciendo una inducción al suicidio en cadena... doscientos mil.

—Cómo fue su aguante en todo este tiempo?

—Yo aguanté y gané: uno a cero. Cosquín, por ejemplo (hace mención al festival del año pasado cuando muchos se resistían a que estuviera como invitado y luego fue aclamado por la multitud). Suenan sus primeros acordes sobre el escenario.

"Este es el aguante, hasta yo lo vi.
Este es el aguante, decímelo a mí...
!Aguante, aguante, aguante, aguante!!!"

En su nuevo disco también incluirá un viejo tema que compuso en la etapa de Sui Géneris llamado "Pedro trabaja en el cine" así como Kill my mother. El público delira. Luego viene Tu arma en el sur, que fue interpretado en la primera producción de Fabiana Cantilo. "Fui tanto tiempo cargando esa cruz...", canta entusiasmado.

—¿Cuánto de esa letra tiene que ver con "el aguante"?

—La cruz... El karma se paga acá. Ese tema lo hice porque me metí adentro de Fabi. Igual que Amo lo extraño o Los detectives.

—Hizo transformaciones permanentes en su etapa solista: Clics modernos, Piano Bar, después La hija de la lágrima... ¿Siempre está "cerca de la revolución”?

—(Interrumpe) Mirá... (Duda)... por ahí dicen "la canción de Sui Generis o La Máquina" Yo hice todo eso, son mis canciones. Pero "constant concecept" quiere decir siempre lo mismo, siempre lo mismo.

—¿Eso no lo aburre?

No, porque me gustó

- A propósito ¿se mira al espejo?

—No. El espejo te pone autoconsciente. Eso me pasó cuando salí de la clínica. No sóloque no me curaron de nada porque no tenía nada, sino que salí todo gordo; todo mal, feo espantoso. Me sentía un monstruo y me hicieron adicto a una serie de pastillas que me trajeron una serie de problemas como lo de Villa Gesell y todo eso (se refiere, entre otras cosas, a un show decadente que dio en esa ciudad en enero de 1996). Fue "heavy". Mi madre me mandó ahí.

¿Por qué?

No sé, porque está loca o por lo que sea y yo no le hablo hace años. Yo no quiero que nadie mate a mi madre pero creo realmente que la madre tiene que morir antes que el hijo.

—¿Se siente un poco paranoico?

—No. ¿Yo? Si tu vieja te intema todo el tiempo en clínicas porque sos más inteligente o porque tiene complejos sexuales o cosas extrañas, no es paranoia, loco. El karma de ella es no me va dar más. Encima yo pagué la clínica (larga una carcajada) ¡Qué piola que es!

-Tampoco debe ser bueno que lo rodeen todo el tiempo con la intención supuesta de cuidarlo...

—(Vuelve a interrumpir) Es que no me cuidan, me atacan. Es conspiración. Yo soy paranoico como todo el mundo, tengo un sentido razonable del peligro y todo eso.

—¿Se siente en armonía?

—Sí. La encuentro en mi casa, en cualquier persona. Generalmente la encuentro en dos personas, en tres ya el acorde se me hace complicado.

—¿Eso son sus cables a tierra?

—(Piensa unos segundos) Yo soy la tierra.

—¿ Y los cables?

—(Contesta sin respiro) Pelados.

—¿Mercedes Sosa es su gran madre?

—No, es una buena novia (ríe). La madre de Mercedes, en todo caso. Yo cuido a la gente. Tengo una misión que ya me tiene podrido: salvar la vida a mucha gente. Y hay algunos que lo único que les importa es matarme. No es una idea, es una realidad. Yo tengo amigos, no tengo entorno. Los que están, están. Los que no están es porque me traicionaron o algo así.

¿Para que?

Para quedarse con mi plata y todo lo que tengo.

—Que piensa de esta uniónmusical de Fito Páez y Joaquín Sabina, que hace poco, incluso, festejaron en su casa la salida del disco?

—Me parece que Fito y Sabina matan. Yo tengo la llave dela casa de Sabina, seguramente Fito no me las da por alguna razón. El vivió en casa y todo eso y... me parece bien. El sistema trata que no se junte la gente.

—¿Tiene momentos de nostalgia y se pone a escuchar viejos discos suyos o ni se le ocurre esa idea como le pasaba en otras épocas?

—Tengo un tocadiscos, tengo una amiga muy joven que tiene un padre más joven que yo y me da los discos de La Máquina. Pero no tiro los discos. Los compacts sí. Pero, ¿cómo no voy a escuchar mis discos, loco?, ¿qué voy a escuchar si no? ¿Vos conocés otros discos mejores que los míos?

Alejandro Czerwacki



Frases que matan

-"Por favor, si se pueden sentar mataría. No tiene nada que ver con nada, pero es así la cosa. Ustedes saben, yo soy como una especie de Judas Iscariote." (Adiós Sui Generis, setiembre 1975, Luna Park).-

-"Vivir en el mismo edificio que Miguel (su hijo) es como tener cerca a un angelito." (Julio de 1994).-

-"Yo no estoy loco y me parece que nunca lo estuve. A todo el mundo le puede pasar algo, un derrame o lo que sea." (Enero de 1995).-

-"Me siento acorralado por la prensa. Lo de Gesell fue un recital de rock y nada más. Se sorprenden porque tiré mi guitarra y eso lo vengo haciendo desde la época de Sui Generis. No sé de qué se asustan. ¿O es que nunca vieron un recital de los Rolling." (Enero de 1996).-

-"Todo el que dice no, es un enemigo. Ma que sol sin droga, droga sin sol, déjenme de romper." (Recital en Villa Gesell, enero de 1996).-

-"Con Say No More me divertí. Y el que no la pesca, que salga del camino porque molesta. Estoy librando una guerra contra la nada." (Enero de 1997).-

-"Yo nací para mirar lo que pocos quieren ver." (Enero de 1997).-

-"Estoy casi seguro de que alguna vez seré un hombre piano bar. Pianista de lobby de hotel, por ejemplo. Me encanta tocar y que la gente hable mientras toco." (Abril de 1997).-

-"Hay algunos que lo único que les importa es matarme." (Mayo de 1998).-

-"Yo no quiero que nadie mate a mi madre pero creo realmente que la madre tiene que morir antes que el hijo." (Mayo de 1998).-

Publicado en el diario La Razón, 28 de Mayo 1998.-